el hilito rojo
«Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano».
(Friedrich von Schiller)
"Somos una raza humillada; vivimos para el culto de cualquier cosa."
Eduardo Quincoso
Alberto Mendez
La critica literaria se ha desenfocado en una práctica distorsionada en la confusión entre géneros literarios y géneros sexuados y/o identitarios y políticos, luego que la tal confusión ---sea deliberadamente política con todo propósito ya sea woke o maga-- de géneros literarios a géneros sexuados relativiza la diferencia necesaria en un análisis riguroso de critica litearia. Esta confusión ---extrínseca a la literatura misma como género---- se filtró en la literatura --o mejor, en un tipo de literatura-- propiamente idiosincrásica y que se gestó, practicó y difundió en los campus universitarios de Estados Unidos y en los departamentos de literatura comparada de las universidades norteamericanas desde finales de la década de los 60's metamorfoseándose hasta el presente con figuras descoyantes como Toni Morrison, Susan Sontag y Gore Vidal.
Esa confusión a la que me referí desde el comienzo de mi comentario no permite establecer las diferencias ineludibles entre literatura y política cuya ecuménica mezcla y cuyo desdoblamiento en un estilo fluido que ignora las fronteras de los géneros disuelve la literatura en la retórica decadente de lo "políticamente correcto".
Harold Bloom, con la gigantesca erudición y dominio de la literatura y la lengua inglesa que lo caracteriza, estampó la etiqueta de "escuela del resentimiento" a toda la narrativa de una generación dominante en el entorno literario norteamericano y en el plano político con implicancias en el feminismo y en el movimiento gay, en la izquierda progresista norteamericana que contribuyó, por razones políticas e históricas, a una recepción distorsionada y perversa de la literatura inicialmente norteamericana y más tarde extendiéndose hacia otras latitudes a una confusión impertinente de identidades políticas, sexuales y raciales.
El panorama llega a tal nivel de distorsión e infiltración "sobreimbricante" que es recomendable replegarse a las lecturas clásicas del canon literario, sea "The Western Canon" de Harold Bloom, sea el del curso délfico de Lezama, sea el curso de Poética de Valèry o sea el propio que cada uno pueda construirse en un proceso de autofundación. Sin embargo, debemos a Tzvetan Todorov uno de los análisis de discursos y de géneros literarios más agudos de la critica literaria y de la narratología.
Y a cualquiera que se aproxime a la critica de los géneros literarios además de un estudio riguroso de The Western Canon de Harold Bloom, yo le recomendaría además ---sin temor a equivocarme--- una lectura minuciosa de ese libro de Todorov "Teoría de los géneros literarios". Además incluiría y recomendaría los trabajos de Gerard Gennette, muy agudo en esta misma dirección de la critica literaria. Me gustaría --a propósito --- añadir el papel fundamental jugado por una escuela alemana de critica literaria de enorme relevancia en este campo llamada "estética de la recepción" y que abre avenidas muy atractivas en la ensayistica y en el análisis literario y propiamente estético cuyos protagonistas Roman Ingarden, Hans Robert Jauss, Wolfgang Iser y Peter Būrger se destacan por sus profundos y complejos análisis. En todos ellos lo político no invade --descaradamente-- lo literario a excepción de Bürger, quien conecta sus análisis literarios con una fundamentación de estricto rigor marxista, desde un punto de vista filosófico y no político. Ello se refleja en uno de los libros más emblemáticos de Bürger "Teoría de la vanguardia". Sin embargo en todos estos autores ---incluído el propio Bürger--- el análisis literario no se deja penetrar y contaminar por lo político que como en buena parte de la literatura norteamericana contemporánea ----a excepción del fallecido Paul Auster y del reconocido Jonathan Franzen---- cierran filas en los plexos politizados de la "escuela del resentimiento". De Harold Bloom a la semiótica de Todorov y Gennette y de ahí a la estética de la recepción de la critica literaria y filosófica alemana se indica una dirección sin grietas ni filtraciones del género. Y esa es una praxis y una estrategia a defender y sedimentar para todo aquel y aquella comprometidos con la literatura y sus géneros.
Yanetsy Pino
Alberto Mendez coincido con usted menos en la parte de la “recepción distorsionada y perversa de la literatura…” y lo de la “confusión impertinente de identidades…”
He trabajado muy duro y profundo desde hace más de una década revisando teoría y crítica sobre esto, y no veo confusión alguna si se sabe manejar bien cada término a partir de los saberes correspondientes.
No se trata de sexualizar la literatura o racializarla o politizarla, se trata de analizar cómo los discursos tienen y proyectan implicaciones de todo tipo, porque son constructos de identidad. Al serlo, tienen dentro de sí múltiples coordenadas que describen a los seres humanos desde sus más íntimas expresiones hasta sus proyecciones sociales más objetivas, atendiendo, claro está, a muchos otros factores como el estilo, los contextos, las historias autorales de vida, las lecturas individuales, los intertextos, etc…
Es ciertamente complejo y, por supuesto, son ejercicios provenientes de saberes que hay que saber incorporar y manejar con prudencia e inteligencia.
Alberto Mendez
Yanetsy Pino entiendo que usted seguramente ha estudiado este tipo de fenómenos en profundidad. No lo pongo en duda para nada. Pero si usted lo ha estudiado bien seguramente es de su dominio la concepción de que toda disciplina científica ---entendiendo científica por su carácter de certidumbre y exactitud--- aísla su objeto de estudio creando una autonomía del campo. Esto no es privativo de las ciencias duras (matemáticas, física, química y biología) sino también de la sociología y los análisis de teoría del lenguaje y narratología, por poner dos ejemplos paradigmáticos de esta noción de campo. Partiendo de este punto toda interpretación del campo por variables propias de otros campos externas al campo de estudio en cuestión pone en crisis la misma noción de autonomía. Ésta crisis es un fenómeno comprensible desde el punto de vista de una posmodernidad incipiente e "insaciable" y en crecimiento a partir de la década de los 80's que influyó incluso el campo de la filosofía. En Estados Unidos Richard Rorty ---un filósofo neopragmatista norteamericano---- ha defendido ésta indefinición e interconexión de los enfoques filosóficos por un lado aquellos propios de la tradición occidental interpretativista continental desde Hegel hasta la Escuela de Frankfurt y el posestructuralismo de Derrida y Lyotard y por otro un enfoque analítico lógico empirista pospositivista anglosajón que se distancia y desconoce la filosofía continental poshegeliana. Rorty no ve con buenos ojos está diferencia y pone precisamente en duda esa distinción en filosofía y literatura por ejemplo. En fin todo este recorrido que espero hayas tenido paciencia para soportarme, ha tenido el propósito de mostrar la importancia diferencial de los campos, y la necesidad de robustecer su autonomía. Yo, en cambio, me sutúo en ello como un relativista, para nada y por eso me pronuncio en contra de esa invasión de la autonomía de las disciplinas por factores y variables exteriores a su gestación como son fenómenos de indole política, o de identidad de género o racial que avanzan los estudios poscoloniales en los campus universitarios norteamericanos pero cuyo influjo se ha extendido por todo el orbe contaminando los discursos y las disciplinas. No descarto para nada que muchos de estos factores influyen en la composición de las obras fundamentalmente en literatura como la critica marxista sostiene ---pienso en los trabajos de Lukács consagrados a los problemas de estética y realismo--- pero también en los del propios Todorov y especialmente en los del semiólogo y folclorista ruso Mijaíl Bajtín o en los estudios semióticos de la teoría francesa de origen búlgaro Julia Kristeva. Mira, ahí tienes el ejemplo con Kristeva que yo no acepto de buena gana la interrelación entre psicoanálisis, sexualidad, semiótica, y literatura porque con Kristeva se inicia un poco este movimiento de interpenetración e hiperinterpretación que ella prefirió llamar intertextualidad como derivación del carnavalismo dialógico proveniente de las teorías literarias del propio Bajtín. En cambio un semiólogo y eslavista folclorista estonio como Yuri Lotman defendía una apropiación de Bajtín más centrada en la autonomía de la semiótica y los estudios literarios eslavistas que consideran las obras literarias como paradigmas de especificidad cultural. En ciencias sociales me pronuncio respetando las fronteras de las disciplinas en una interdisciplinariedad de los campos, por ejemplo la influencia de la física de ondas en ciertas nociones por ejemplo de hábitus dentro de a sociología de enfoque reflexivista de Bourdieu. En Estados Unidos un sociólogo y semiólogo como Gregory Bateson defiende la idea de interdisciplinariedad. Y en nuestro hemisferio un sociólogo y antropólogo como Néstor García Canclini defiende la concepción de hibridismo cultural que se gesta desde la historiografía intelectual de Peter Burke por ejemplo. García Canclini defiende la condición híbrida de las culturas que a mí juicio ésta noción debe enfocarse desde la perspectiva de "diversidad óptima" trazada por el antropólogo francés de origen belga Lévi-Strauss para defender la condición de influencia cercana que las culturas deben tener unas a otras para sobrevivir y al mismo tiempo las barreras culturales que deben defender para no disolverse. Ese justo medio es un horizonte que cada vez parece más inalcanzable. Sin embargo me gustaría subrayar en este sencillo ---aunqye muy extenso comentario---- la a necesidad de proteger la autonomía de las disciplinas de las influencias nocivas exteriores a su campo que de producirse su influencia pondrían en peligro las autonomías regionales de las disciplinas disolviendo su campo de acción y distorsionando sus enfoques.
Alberto Mendez, tanto Kristeva como Lotman, Bajtín y otros son postestructuralistas y como tal, asumen que los contextos y las implicaciones sociales contribuyen a la construcción/estructura discursiva y, por tanto, son indispensables para su análisis. De esas consideraciones se genera el estudio de la interdisciplinariedad, la transdisciplinariedad y otros, de los que también han tomado culturólogos actuales como Canclini.
Esos conceptos posibilitan que la literatura pueda interconectarse con esas “influencias exteriores” (para usted nocivas) en la formación de verdaderos constructos trans e interdisciplinares, sin disolver su campo y sin distorsionar sus enfoques. Lo que sucede es, repito, que hay que saberlo hacer. Cuando no se sabe hacer, puede en efecto resultar deprimente; pero nunca nocivo, porque todo lo exterior la enriquece, en tanto recordemos que la literatura es identidad pero a la vez contribuye a la formación, enriquecimiento o complejización de las identidades individuales y colectivas.
A veces lo que no entendemos o desconocemos, lo calificamos como nocivo. Y eso para nada es saludable.
Alberto Mendez
Yanetsy Pino si, desde luego, usted tiene razón respecto del trabajo de Kristeva como íntimamente relacionado con el posestructuralismo. Discrepo en cuanto a la reinterpretación de los trabajos tanto de Bajtín como de Lotman como posestructuralistas puesto que corresponden a contextos históricos y sociales muy diferentes de aquellos ambientes intelectuales en que se gestaron tanto en París como en Estados Unidos toda la movida posmoderna y posestructuralista a partir de los años 60's fenómenos especialmente derivados de la filosofía de Derrida, Lyotard y Foucault. Yo discrepo francamente de esa interpretación totalmente derivativa que resituaría a Bajtín y a Lotman fuera de sus contextos originales, regionales e historico-sociales como dije arriba al inicio de este comentario. Que sería como afirmar que Shakespeare o Goethe son posmodernos. En ese sentido, sí considero que hay que respetar las condiciones de posibilidad ---en su sentido kantiano--- que dieron lugar a determinadas disciplinas y en el caso particular de Lotman o Bajtín a las condiciones no solo sociales e históricas sino particularmente de teoría de la literatura, de la semiótica en que se produjeron sus obras, las que se gestaron a partir de preocupaciones y presupuestos teóricos totalmente distintos a los que con posterioridad desde los años 60's han redefinido esos contextos divergentes de aquellos para los que sus obras fueron pensadas y producidas. Ni el posestructuralismo en filosofía ni el posmodernismo como fenómeno estético y cultural pensaban asomarse a la escena intelectual. Son productos intelectuales y fenómenos culturales finiseculares de épocas distintas basados en fundamentos teóricos completamente diferentes. Acepto que tanto la obra de Umberto Eco por ejemplo como la de Kristeva, Gennette, Ricoeur, el polaco Stefan Morawski o el mismo Greimas por ponerte ejemplos emblemáticos de un contexto europeo particular que dió lugar al palimosesto, el pastiche, lo posmoderno, y la intertextualidad sean predefinidos como auténticamente posmodernos y de cierta forma aunque no muy claramente pensados como teóricos posestructuralistas. Si bien es cierto que es absolutamente legítimo reactualizar los resultados de las investigaciones semióticas y teóricas en general de Bajtín por ejemplo a la luz de la asimilación posmoderna de su obra tanto como de la semiótica de Lotman o del carnavalismo, el cronotopo y el dialogismo del propio Bajtín, no es menos cierto que privarlas de sus presupuestos originales distorsionan gravemente sus contenidos. En ello de acuerdo pero en lo que yo discrepo radicalmente es en concebir estructuralmente estos autores como posmodernos tanto a Bajtín como a Lotman por las razones antes explicadas y porque definitivamente no lo son. Ello sería reescribir distorsionadamente la realidad históricosocial. En lo demás puedo convalidar acuerdos con usted acerca de la reinterpretación de esas obras o de la reconsideración de sus conceptos con el propósito de refundar nuevas avenidas teóricas cuyas estrategias teóricas sin duda, explicitan fenómenos de indole teórica y estética incluso que no dejan de ser verdaderamente atractivos.
Para ser más específico, a lo que me refiero y lo que yo denuncio es la manipulación ideológica de la literatura y de la teoría del lenguaje, la narratología, la lingüística, la sociologia de una manera tan deliberada en que está pierde su combustible original y termina disipandose indiferencia en el fluir continuo de la interacción de los discursos de las nuevas rúbricas posmodernas (Cultural Studies, PostColonial Studies, Women Studies, Queer Studies y estudios liberales en sentido general) indiferenciando narrativas de diversa procedencia hasta convertirlas en un monólogo interior como el fluir psíquico de la conciencia de Molly en el Ulises de Joyce en el que confluyen todo tipo de instancias narrativas de divergente jerarquía.
Yanetsy Pino
Alberto Mendez, Bajtín y Lotman, atendiendo a las etapas, no son posestructuralistas, pero el dialogismo de uno y la teoría de la semiosfera del otro, hacen que respondan más a los paradigmas del post que del estructuralismo rancio y clásico.
De hecho, se les considera adelantados del posestructuralismo, al estudiar la significación como un todo y no como un hecho aislado.
No tiene que darme la clase con un comentario tan largo. La verdad es que esa fue mi comida en Cuba dando clases en la enseñanza de posgrado. Y, por tanto, sé perfectamente de lo que hablo y de cómo lo digo.
En cuanto a su criterio, le aseguro que no hay manipulación ideológica alguna en esas “rúbricas posmodernas”. Todo lo contrario: hay enriquecimiento, complejización, problematización, apertura.
Si usted no lo ve, no es problema de la literatura ni de quienes la estudian, sino de sus aprehensiones, sus paradigmas o sus maneras de entender la propia literatura.
Alberto Mendez
Yanetsy Pino no hay que disgustarse por no coincidir en nuestros Criterios no es mi proposito dar ninguna clase a nadir sin sentar cátedra. Es mi estilo de exposición acerca del cual no estoy dispuesto a hacer concesiones para que usted ni ningún otro interlocutor se sienta complacido y reconocido. Todos tenemos nuestros propios desafios y exitos y no hay que asustarse por discrepar desde nuestros propios referentes con criterios fundamentados. Por favor, no se asuste por ello. No hay que ostentar credenciales ---que en un final todos tenemos--- para defender una hipotesis o una teoria determinada. De hecho ---es mi punto de vista--- una teoría o una idea determinada no tiene mas valor de prueba por muchas credenciales con que se intente sostener. EL axioma aristotélico-medieval de "Magister dixit" no es valido para demostrar el caracter de verdad de una afirmación cualquiera; antes bien, sino está sostenida primeramente por la evidencia empirica que constituye la verdadera prueba de demostración de las teorías de una disciplina cualquiera siempre que esta este constituida por un conocomiento riguroso cientificamente organizado. En lo personal no me preocupa ninguna idea politica. Solo sé hasta donde estoy dispuesto a hacer concesiones de principios cientificos desde una neutralidad axiológica de caracter maxweberiano por un lado o desde aquel principio de racionalidad defendido por Karl Popper que definió como "lógica situational". Fuera de estos principios cientificos bien articulados no me preocupa mas nada. Recuerde que yo tambien me gano la comida de un modo semejante.
Alberto Mendez
Yanetsy Pino En cuanto a la posmodernidad yo fui testigo a fines de los 80's de la llegada de esta movida cultural cuando en muchas elites intelectuales se discutía del tema y se citaban parrafos enteros y epigrafes de memoria de los primeros autores que ya comenzaban a leerse en Cuba (Umberto Eco, Roland Barthes, Todorov, Kristeva) siempre a destiempo con una década de atraso de un discurso que nacido en las postrimerías de Mayo del '68 y de aquél librito de Lyotard sobre "La condición posmoderna" había filtrado hacia la cultura intelectual norteamericana y nos había llegado de rebote al Caribe en las primeras traducciones españolas de siglo XXI, Cátedra, Anagrama y Lumen al Centro Alejo Carpentier de La Habana Vieja, a la Biblioteca Nacional y a la Alianza Francesa en sus ediciones originales de la casas Seuil y Gallimard.
En Cuba no nos había llegado nada mas nuevo que Sartre en los 60's pues el archillamado quinquenio gris de los 70's estuvo dominado por un marxismo anquilosado y osificado desde la literatura hasta la crítica y la filosofía, un marxismo sovietizado que distaba mucho de ser aquél atrevido del hungaro Lukács de Historia y conciencia de clase o el consagrado a la crítica literaria del realismo en Brecht, Mann o Kafka, muy a pesar que desde los 70's ya se había publicado "Antropologia estructural" de Lévi-Strauss en Cuba cuya repercusión preminitoria no haría eclosion hasta inicios de los 80's a traves de arriesgados jóvenes artistas plasticos interesados en las repercusiones antropologicas del mito en comunidades religiosas encubiertas y emergentes, y cuyas obras conceptualistas y antropologicas como las de Jose Bedia reflejaban aquellas honestas preocupaciones y las mas influyentes ideas transmitidas por la visita a Cuba en los 80's con las brigadas Maceito de la entonces joven artista cubanoamericana y formada en Iowa Ana Mendieta de quién disfruté hace mas de diez años de una descomunal y excelente exposición retrospectiva e itinerante aqui en la ciudad de Miami en el entonces Miami Art Museum. No creo que usted haya vivido esa experiencia de la entrada de la discusión sobre el posmodernismo en Cuba. Por sus referencias usted parece haber nacido algunos años después o haber sido muy niña entonces. Tengo la impresion que por mi edad --nací en 1970--- usted es mucho mas joven que yo por lo que me asiste la certeza matematica del tiempo. En los inicios de los 80's aún no sé podia enseñar practicamente nada en la Universidad de La Habana referente a posmodernidad, intertextualidad o literatura occidental. Algunos nombres de autores se filtraban, algun que otro ensayito de Barthes o Greimas, Althusser o Lucien Goldman, Pierre Francastel etc. y pocos profesores a excepción de Ana Margarita Mateo o Redonet tenian o la informacion o el valor de romper esa tácita barrera levantada espectralmente en el claustro docente. Solo Desiderio Navarro uno de los mas rigurosos teoricos y de los mas atrevidos intelectuales sevaventuró con su proyecto de la revista Criterios donde se comenzaron a publicar los primeros textos e Investigaciones teóricas de teoría del lenguaje, estética de la recepcion y narratologia. Los autores eran fundamentalmente provenientes de lo que se llamó "El campo socialista" y entre ellos figuraban los ensayos sobre semiosfera del semiologo estonio Yuri Lotman, del esteta polaco Stefan Morawski y del critico literario marxista Henrik Markewitch entre los mas emblemáticos de esa constelación variopinta. Gracias por su tiempo y por compartirlo conmigo, por sus conocimientos evidentes y por su paciencia en soportarme. Ha sido verdaderamente un gustó haber conversado y debatido aquí con usted. Gracias y que tengas un lindo dia. Y recuerda, discrepar no es malo ni te sientas atacada por ello. Escucha primero a tú interlocutor y defiende con dignidad tus ideas pero sin miedo a tener que en alguna momento refutarlas por nuevas teorías y nuevos criterios.
Yanetsy Pino
Alberto Mendez, no se sienta tan importante: si me sintiera atacada o que no soy capaz de escuchar, no leyera sus extensos comentarios, que parecen más bien sacados de un documento y no de su cabeza.
No necesito su edad para conocer de lo que hablo, ni de lo que usted conoce; como tampoco necesito defender mis ideas con miedo, porque jamás le he tenido miedo a nada, mucho menos a la refutación.
Todo lo contrario: disfruto la refutación, sobre todo cuando los oponentes nunca pensarán como yo.
Alberto Mendez
Yanetsy Pino Nada me complace más que leerla. Y recibir tantos elogios de su parte que ---honestamente hablando--- no creo aún merecer esa enfurecida atención puesto que al comparar mis comentarios aquí usted ya los considera extraídos de algún documento ----dice usted---- y no de mi cabeza por lo que entiendo por documento algún texto canónico de cierta relevancia literaria o historiográfica tal vez, incluso, y puede que hasta de interés docente. Como puede notar, es yo también tengo imaginación y le debo a usted señorita, nada menos que la motivación en estos comentarios. Permítame sonreír con una risa molieresca ante sus insinuaciones verdaderamente hilarantes. No le falta humor ---sin embargo--- por esa explosiva imaginación ---como en trance--- que la desborda llena de comentarios "aguijoneantes" que dispara como dardos sin detenerse a leerme en total estado de ecuanimidad. Pero acepto su elogio como una critica y soy absolutamente consciente que tanta solemnidad en mis comentarios me deshumaniza. No se preocupe que lo tomaré en cuenta en lo adelante.
John George Brown (British/American, 1831 - 1913)-Girl with Kittens, date 1890
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