Lectura obligatoria para los mediatizados disidentes cubanos zurdos, con sus largos cv de intelectuales, la maldad y la aberraciôn Cagandante!

 


Gustave Moreau - Diomedes devorado por sus caballos


Lectura obligatoria para los mediatizados disidentes cubanos zurdos, con sus largos cv de intelectuales, la maldad y la aberraciôn Cagandante!

"A la izquierda se le juzga por sus intenciones y a la derecha por sus resultados", 
aseguró el escritor


En su última obra, ‘Carne gobernada’, el renombrado filósofo y escritor Fernando Savater revela su viaje político desde sus días de izquierdismo juvenil hasta sus actuales posiciones. A través de un extracto de este libro, publicado en ‘El Confidencial’, Savater arroja luz sobre la paradoja de la izquierda en España, cuestionando por qué esta conserva una buena reputación a pesar de sus fracasos históricos.

Savater argumenta que la izquierda ha mantenido su prestigio al ser juzgada por sus intenciones y la derecha por sus resultados. Aunque la izquierda proclama nobles objetivos, como erradicar la miseria y lograr una educación y sanidad universales, sus planes raramente se han implementado con éxito. Por otro lado, el autor elogia a la derecha por haber creado sociedades democráticas exitosas, aunque reconoce sus defectos.

«¿Por qué conserva la izquierda tan buena fama en nuestro país, a pesar de los crueles fracasos históricos que ha sufrido allí donde se ha impuesto de manera imperativa? Por una mirada sesgada que ha establecido la norma de juzgar a la izquierda por sus intenciones y a la derecha por sus resultados. Si uno proclama que quiere acabar con la miseria y la desigualdad, conseguir una educación universal y una sanidad que proteja por igual a todos los ciudadanos, sean cuales fueren sus ingresos económicos, solo cabe aplaudir estos objetivos generosos. ¡Qué diferencia con las propuestas de la derecha, que hablan de prosperidad conseguida por medio del trabajo remunerado, de propiedad privada, de orden social basado en el cumplimiento de las leyes!», escribe Savater en su más reciente obra.

El filósofo destaca la evolución de su pensamiento, pasando de simpatizar con ideales comunistas a cuestionar la efectividad de las propuestas colectivistas. Savater también critica a ciertos «millonarios comunistas» y a la casta de intelectuales en España, alegando que a menudo priorizan su imagen y clientela sobre el deber de mejorar el espacio público.

«Es cierto que los hermosos planes de la izquierda nunca se han llevado a cabo ni de manera aproximada en los países que han adoptado un sistema comunista, el izquierdismo más consecuente, aunque han visto desaparecer sus libertades cívicas y la separación burguesa de poderes sacrificadas al ideal utópico. Ah, pero ¿qué culpa tiene el ideal si quienes lo buscan son torpes o incluso hipócritas? Lo excelente sigue siéndolo aunque los que se dedican a predicarlo no tengan ni idea de cómo conseguirlo o, aún peor, logren con sus medidas políticas lo contrario de lo que persiguen. En cambio, los principios y métodos de la derecha han conseguido sin duda las mejores y más competentes sociedades democráticas allí donde se han aplicado: en ninguna parte ni en ninguna época ha habido mejores sistemas políticos donde vivir y la prueba es que la gente huye de los países comunistas a los capitalistas, nunca al revés. Pero tienen defectos, muchos defectos y abusos. Como dijo Cioran, en el mejor de los casos puede gobernarse sin crímenes, pero no sin injusticias. Esas injusticias, que se pretenden corregir, pero se reproducen una y otra vez, bastan para condenar a ojos de los deslumbrados por las buenas intenciones izquierdistas los incom- parables logros de las sociedades liberales. Si alguien promete el paraíso (entre cuyos requisitos está ser inalcanzable)…, ¿cómo conformarse con un purgatorio con aire acondicionado y agua corriente? Y lo más irónico, como hizo notar el gran historiador inglés Robert Conquest, es que todo el mundo es conservador cuando habla de lo que de veras entiende, aunque luego adopte posturas revolucionarias en los grandes temas que solo conoce de oídas», escribe el filósofo.

Uno de los puntos centrales de su artículo es su desencanto con ‘El País’, el periódico donde ha publicado sus columnas durante años. Savater lamenta la transformación del diario desde una postura progresista hasta convertirse en un portavoz del Gobierno, especialmente bajo el liderazgo de Pedro Sánchez. Asegura que esta transición afectó negativamente al prestigio del periódico y lo alejó de la pluralidad informativa.

El autor señala la colonización ideológica del periódico por el PSC (Partit dels Socialistes de Catalunya) como uno de los factores de su decadencia. En cuanto a su propia experiencia, Savater relata cómo su disidencia con la línea editorial de ‘El País’ resultó en refutaciones directas por parte de otros colaboradores. Sin embargo, el filósofo afirma que disfruta provocando a sus lectores y que, a pesar de las críticas, ha recibido muestras de apoyo tanto públicas como privadas.

«Después de haber alardeado de chico malo, comprendí que las mejores personas que he conocido en mi vida — mis padres, mi abuelo— eran más bien de derechas. Y no estoy dispuesto a admitir ni por un momento que la Pasionaria era mejor persona que mi madre. De modo que pronto renuncié a sostener ideales comunistas (porque de eso va la izquierda, no nos engañemos) en cuanto comprobé que sus resultados prácticos eran nefastos y que a mí toda forma colectivista me repelía intrínsecamente. Después he conocido millonarios comunistas a tropel, que no dejan de vociferar consignas radicales mientras sacan sus pasajes para el veraneo en las Maldivas», se lee en El Confidencial.

El artículo concluye con una reflexión sobre la situación política de España, donde Savater expresa su decepción tras las elecciones autonómicas y municipales. Critica la preferencia de algunos votantes por no apoyar a la derecha, incluso cuando considera que la alternativa presentada por Feijóo no inspiraba confianza. Además, aborda la narrativa de la amenaza de la extrema derecha y señala la contradicción de algunos críticos que comparten opiniones radicales sobre inmigración ilegal, pero se indignan ante posturas similares de Vox.



Samantha Strong

Commentaires

Articles les plus consultés