cromatismos del Antiguo Testamento

   

por Krupskaya

Soy cero afín a las devociones relacionadas con revelaciones privadas, pero me parece impactante la visión que, en el s XV, tuvo Beatriz de Silva de María vestida con hábito blanco y envuelta en un manto de intenso azul. Porque dudo que Beatriz tuviera conocimiento de detalles rituales del Antiguo Testamento y porque algunos de ellos, como los relacionados con los cromatismos, no han quedado resueltos hasta hace poco. El molusco Hexaplex trunculus fue enormemente valorado en la Antigüedad por minoicos, fenicios, griegos o hebreos.





de detalles rituales del Antiguo Testamento y porque algunos de ellos, como los relacionados con los cromatismos, no han quedado resueltos hasta hace poco. El molusco Hexaplex trunculus fue enormemente valorado en la Antigüedad por minoicos, fenicios, griegos o hebreos. Una de sus glándulas secreta un moco que produce un tinte que puede descomponerse en un espectro de hermosas tonalidades, todas ellas asociadas a la realeza y a lo sagrado desde el principio de los tiempos.


Una de sus glándulas secreta un moco que produce un tinte que puede descomponerse en un espectro de hermosas tonalidades, todas ellas asociadas a la realeza y a lo sagrado desde el principio de los tiempos.




En el Antiguo Testamento son tres los colores más asociados al servicio de lo divino, a la liturgia: tekhelet, argaman y shani. Este último parece claro que se corresponde con tonos rojizos, mientras que los dos primeros han sido objeto de debate. En la imagen, el shani:



 

Los tonos exactos asociados a los colores argaman y tekhelet se diluyeron con los años en un espectro incierto de variantes cromáticas entre el morado y el azul claro, debido a que a partir del s VII de la era cristiana se perdió la técnica de obtención de estos tintes.

 

DDe especial indagación fue el color tekhelet, por relacionarse con lo más sagrado: ropa de los sacerdotes, cubrimiento del tabernáculo, tapices del templo, y los flecos, recordatorio de los mandamientos, cosidos a la indumentaria (y posteriormente a la prenda llamada talit)


 
La destrucción del Templo de Jerusalén, la diáspora de Adriano y la pérdida de la técnica de obtención del tinte, provocaron que hacia el año 800 d.C. ya no hubiera judíos que pudieran dar testimonio cierto de cómo era aquel color tan santo, el tekhelet.

 


Mientras en otras partes los judíos oscurecían los flecos de su talit hacia el azul noche, índigo, violado, púrpura o negro, los sefarditas mantuvieron un talit singular, según lo dicho por Maimónides de que el tekhelet era como “el azul del cielo despejado al mediodía”.

 

Aquí podemos ver a Isaac López, cantor de la sinagoga de Kingston, Jamaica, con el talit sefardita, en tonos azul cielo. No se sabe por qué los judíos españoles mantuvieron el uso de un talit blanco y azul cielo, quizás la obtención del tinte se mantuvo aquí por más tiempo.


En su tesis doctoral, Isaac Herzog, primer rabino jefe del Estado de Israel, mantuvo que el molusco hexaplex trunculus tenía el secreto del tekhelet. Y que ese color debía ser azul cielo. Pero las pruebas químicas siempre arrojaban un púrpura o, como mucho, un azul violado.
 

El relativo fracaso de los experimentos químicos no impidió la acepción de los símbolos del Estado de Israel (la bandera diseñada a fines del XIX) con la predominancia del que se pensaba que era el antiguo color tekhelet en ellos.


Hasta que en 1985 el químico Otto Elsner descubrió que el tinte del molusco producía, en efecto, un tono púrpura. A cubierto. Pero si se dejaba secar el tinte a la luz del sol los rayos ultravioletas lo transformaban en un precioso azul cielo. ¡El tekhelet!

 


¿Os acordáis del argaman? Es el de la izquierda. A la derecha el tekhelet. El mismo tinte procedente del hexaplex trunculus dará una tonalidad u otra según la luz que le impacte en el proceso de secado



La tríada de colores sagrados; shani, argaman y tekhelet.



Es el color de los elementos textiles que debían cubrir lo más santo, especialmente cada vez que se trasladaba el Arca de la Alianza, el pan de la Presencia y los elementos de culto, tal y como se describe en Números:


 

La sacralidad del color tekhelet reside en que es, en sí mismo, un recordatorio de lo celestial y de Quien allí habita. De sus mandamientos. De sus promesas. El sumo sacerdote lo tenía como color principal de su túnica, tal y como Aarón es representado en el s III.



Ustedes dirán, ¿y por qué nos lo pone en inglés? Porque para mi asombro no he encontrado ni una sola biblia católica en español que reconozca que el color era el azul: Nácar-Colunga, Jerusalén, Navarra y Conferencia Episcopal citan jacinto, púrpura, morado, violeta.

Bien, salvando este detalle, vamos a ir cerrando el círculo. Resulta que el Arca de la Antigua Alianza se revestía de azul cielo...

 


 

...igual que el Arca de la Nueva. Y ese detalle Beatriz de Silva no podía saberlo. Ni entenderlo. Por eso es una visión impactante. Al menos para mí.

 

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