cromatismos del Antiguo Testamento
por Krupskaya
Soy cero afín a las devociones relacionadas con revelaciones privadas, pero me parece impactante la visión que, en el s XV, tuvo Beatriz de Silva de María vestida con hábito blanco y envuelta en un manto de intenso azul. Porque dudo que Beatriz tuviera conocimiento de detalles rituales del Antiguo Testamento y porque algunos de ellos, como los relacionados con los cromatismos, no han quedado resueltos hasta hace poco. El molusco Hexaplex trunculus fue enormemente valorado en la Antigüedad por minoicos, fenicios, griegos o hebreos.
de detalles rituales del Antiguo Testamento y porque algunos de ellos, como los relacionados con los cromatismos, no han quedado resueltos hasta hace poco. El molusco Hexaplex trunculus fue enormemente valorado en la Antigüedad por minoicos, fenicios, griegos o hebreos. Una de sus glándulas secreta un moco que produce un tinte que puede descomponerse en un espectro de hermosas tonalidades, todas ellas asociadas a la realeza y a lo sagrado desde el principio de los tiempos.
Una de sus glándulas secreta un moco que produce un tinte que puede descomponerse en un espectro de hermosas tonalidades, todas ellas asociadas a la realeza y a lo sagrado desde el principio de los tiempos.
La destrucción del Templo de Jerusalén, la diáspora de Adriano y la pérdida de la técnica de obtención del tinte, provocaron que hacia el año 800 d.C. ya no hubiera judíos que pudieran dar testimonio cierto de cómo era aquel color tan santo, el tekhelet.
Mientras en otras partes los judíos oscurecían los flecos de su talit hacia el azul noche, índigo, violado, púrpura o negro, los sefarditas mantuvieron un talit singular, según lo dicho por Maimónides de que el tekhelet era como “el azul del cielo despejado al mediodía”.
El relativo fracaso de los experimentos químicos no impidió la acepción de los símbolos del Estado de Israel (la bandera diseñada a fines del XIX) con la predominancia del que se pensaba que era el antiguo color tekhelet en ellos.
Hasta que en 1985 el químico Otto Elsner descubrió que el tinte del molusco producía, en efecto, un tono púrpura. A cubierto. Pero si se dejaba secar el tinte a la luz del sol los rayos ultravioletas lo transformaban en un precioso azul cielo. ¡El tekhelet!
¿Os acordáis del argaman? Es el de la izquierda. A la derecha el tekhelet. El mismo tinte procedente del hexaplex trunculus dará una tonalidad u otra según la luz que le impacte en el proceso de secado
Es el color de los elementos textiles que debían cubrir lo más santo, especialmente cada vez que se trasladaba el Arca de la Alianza, el pan de la Presencia y los elementos de culto, tal y como se describe en Números:
La sacralidad del color tekhelet reside en que es, en sí mismo, un recordatorio de lo celestial y de Quien allí habita. De sus mandamientos. De sus promesas. El sumo sacerdote lo tenía como color principal de su túnica, tal y como Aarón es representado en el s III.
Ustedes dirán, ¿y por qué nos lo pone en inglés? Porque para mi asombro no he encontrado ni una sola biblia católica en español que reconozca que el color era el azul: Nácar-Colunga, Jerusalén, Navarra y Conferencia Episcopal citan jacinto, púrpura, morado, violeta.
Bien, salvando este detalle, vamos a ir cerrando el círculo. Resulta que el Arca de la Antigua Alianza se revestía de azul cielo...
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