Come con nosotros
Gustav Klimt
1.
Cuando nos estamos yendo perdemos todo rastro de lucidez.
2.
“Come con nosotros”. Un cartel de Café & Té.
Noticias importantes como un trozo de papel pegado a una pared que va oscureciéndose.
Mientras buscas la luz estás ansioso en la oscuridad mirando hacia los costados.
Leo que hay corrientes eléctricas de verdadera comprensión.
3.
Una noticia de guerra: «Rusia pierde a al menos el 50% de sus soldados en la ciudad de Popasna, según Kiev».
La noticia muestra una foto de militares rusos cargando un mortero en la frontera cerca de Avdiivka, en la región de Donetsk.
Helicópteros sospechan que hay otras personas presentes en la ciudad.
La ciudad está inacabada y de cuerpo entero.
El lenguaje es el reflejo mojado de la blanca ciudad y se ve desde lo alto de la colina.
4.
Noticia: Nadie parece haberlo visto nunca.
Riqueza tiene mucha luz de su lámpara.
Riqueza tiene a su merced a algún joyero del barrio.
Sortijas atascadas aquí.
Riqueza sube a uno de sus pisos a echarse un rato.
Y Riqueza no pinta ni amasa ni barniza ni recorta.
Ni ensambla hasta recomponer sus existencias.
Riqueza con un plato que contiene un buen surtido de pastas.
¿Riqueza, a menudo suntuosa, conservará siempre cada una de sus cartas?
Los poetas tienen alambres enroscados y enredados.
Las riquezas.
Otra Riqueza interesante.
Alguien decía que Riqueza no se baja de un salto del taxi, locamente.
En las viejas riquezas se provocaba el despecho de los subterráneos.
5.
Un cartel: «Tu momento dulce, tortitas dulces. Tres tortitas con nata montada y sirope a elegir.»
Tomo café y cerveza ante un azul del cielo siempre inédito.
El cerebro sabe que acecha una sabiduría demasiado profunda o demasiado inerte.
La curiosidad puede ser el inicio de un asunto.
La curiosidad no sale de aquí.
La rápida historia mantiene su armonía.
Hay un Ejército que mira por la ventana y ve la tierra desmoronándose.
Ruinas estando juntos recogiendo.
La destrucción nos dice, ¿lo haré o no lo haré?
Cuatro versos de Gregory Corso:
“Un león lleno de agujeros de balas
Excitó al niño moribundo
Quejándose a dos patas
Al otro lado de la habitación”.
Las explosiones y las balas empiezan a abrirse a la soledad.
Según las noticias hay que cambiar de lugar cada noche.
Lo que es gris es gris.
Las bombas de un color fuerte.
6.
Los coches no quieren pegarse a la tierra. Quieren ser capaces de descifrar su propia aritmética.
Control de movimiento. Zapatos de claqué y mallas correspondientes.
Una máquina no lleva zapatos plateados. Es diferente.
En los libros salen caballos en medio de la calle, y no tanques.
Los individuos se quedan rígidos, inmóviles, pavorosos.
El camino del individuo es aterrador.
Su corazón late como si lanzara una coz.
7.
Quizás sea bueno volver al escritor William Faulkner.
Coches que vuelven a beber.
Coches que escupen sin moverse.
Coche que se llevará un gran disgusto.
Un coche tan impaciente por llevarte.
Google Maps no nos llevará a Vivaldi.
William Faulkner, en su libro para Hal Smith:
“El cobertizo del algodón es de troncos sin desbastar, de entre los que hace mucho tiempo que ha desaparecido la mezcla de barro que los unía”.
La unión sigue mirando hacia delante, y de una sola zancada.
Las máquinas no maldicen su suerte, y con razón, porque no son hombres pecadores.
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