Un ave de paso
Clarence Gagnon (1881-1942)
The wayside cross, autumn (1916)
A María Josefa Díaz Hernández, mi hermana, solo la conozco de referencia. Murió de neumonía a los 6 meses de edad. Un ave de paso, ¿cierto? Si no elaboro más al respecto es porque desconozco los pormenores. De niño recuerdo una foto de ella en el extremo superior de un cuadro familia, fijado en la pared de la sala, a un suspiro del medidor de la corriente, al lado de la puerta de entrada. La foto, sobre la que polvo había escupido su blasfemia, apenas podía distinguirse, su silueta, su cunita enjuta, embutida en un cuadro enmarcado, del cual colgaban grisáceas telarañas.
La razón por la cual expectoro estas líneas en esta página, es porque al leer el poema de "Entretenimiento de invierno" de S. Mallarmé, por cierto, dedicado a su hermana, se deslizó por mi mente la infancia. Aquella foto borrosa, en la pared de la sala, sobre deteriorados muebles. No sé mis pocos lectores, piensan igual que yo: "nuestros seres queridos, aún muertos, encanecen con nosotros".
La razón por la cual expectoro estas líneas en esta página, es porque al leer el poema de "Entretenimiento de invierno" de S. Mallarmé, por cierto, dedicado a su hermana, se deslizó por mi mente la infancia. Aquella foto borrosa, en la pared de la sala, sobre deteriorados muebles. No sé mis pocos lectores, piensan igual que yo: "nuestros seres queridos, aún muertos, encanecen con nosotros".
ESTRECHAMIENTO DE INVIERNO
Este reloj de Sajonia, que se atrasa y que da las trece entre sus flores y sus dioses, ¿de quién ha sido? Piensa que vino de Sajonia por las largas diligencias de antaño.
(Singulares sombras penden en los vidrios gastados.)
Y tú, luna de Venecia, profunda como una fría fuente en una orilla de desordenadas molduras, ¿quién se ha mirado en ella? ¡Ah! estoy seguro de que más de una mujer ha señalado en esta agua el pecado de su belleza; y acaso vería un fantasma desnudo si mirase largo tiempo.
--Eres malo, y dices muchas veces cosas que no están bien...
(Veo telas de araña en lo alto de las grandes ventanas.)
Nuestro arcón también es muy viejo: mira cómo esa lumbre enrojece su madera triste; las cortinas empalidecidas tienen su edad, y la tapicería de los sillones desvaídos, y los antiguos grabados de las paredes, y todas nuestras vejeces. ¿No te parece que hasta los bengalíes y el pájaro azul se han desteñido con el tiempo?
(No pienses en las telas de araña que tiemblan en lo alto de las grandes ventanas.)
Te gusta todo esto, y he ahí por qué puedo vivir a tu lado. ¿No has deseado, hermana mía, la del mirar de antaño, que, en uno de mis poemas apareciesen estas palabras: "la gracia de las cosas marchitas"? Los objetos nuevos te desplacen: también a ti te dan miedo con su atrevimiento chillón y sentirías la necesidad de gastarlos, lo cual es harto difícil de hacer para los que no gustan de la acción.
Ven, cierra tu viejo almanaque alemán, que estás leyendo con atención, aunque se publicó hace más de cien años, y los reyes que anuncia hayan todos muerto, y, tendido.sobre la alfombra antigua, con la cabeza apoyada entre tus rodillas caritativas en tu traje descolorido, oh niña, en calma te hablaré horas y horas; ya no hay campos, y las calles están vacías; te hablaré de nuestros muebles... ¿Estás distraída?
(Estas telas de araña tiritan en lo alto de las grandes ventanas.)
Mallarmé.
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