The Yantra of the Goddess Bagalamukhi , la Diosa que sujeta la lengua. Diosas de la Sabiduría
The Yantra of the Goddess Bagalamukhi
circa 1800-20. Guler, Punjab Hills, India
Opaque watercolour and gold on paper
Diosas de la Sabiduría:
Las Mahavidyas y la afirmación de la Feminidad en el pensamiento indio
Existe en India un grupo de extrañas Diosas, diez en número. Una de ellas se muestra con su cabeza
recién cortada en su mano, que se alimenta de la sangre que sale de su torso; otra tiene unas tijeras
mientras permanece sentada triunfante encima de un cadáver;
una tercera aparece llevando una cuadriga decorada con un cuervo como emblema. La serie continua -
una colección fuera de lo común por no decir más.
La historia tras su nacimiento es igualmente interesante y paradójicamente, de un origen romántico:
Una vez, durante sus numerosos juegos de amor, la situación
se le fue de las manos a Shiva y a Párvati. Lo que había empezado
como una broma se convirtió en un asunto serio con un Shiva
indignado amenazando con abandonar a Párvati. Ningún tipo de
persuasión o engatusamiento por parte de Párvati pudo darle la
vuelta al asunto. Sin ninguna elección, Párvati se multiplicó a sí
misma en diez formas diferentes para cada una de las diez
direcciones. Así, por más que Shiva intentara escapar de su amada
Párvati, la encontraba como guardián, vigilando todas las rutas de
escapatoria.
Cada una de las formas manifestadas de Devi hicieron a Shiva
darse cuenta de verdades esenciales, lo hicieron consciente de la
naturaleza eterna de su amor mutuo y se estableció la superioridad
de la Diosa sobre su compañero masculino, de una manera más
significativa, para siempre en los cánones del pensamiento indio.
Shiva no se sintió menospreciado de ninguna manera por esta
concienciación, solamente se sintió despertar espiritualmente. Esto
sucede así igualmente para este Gran Señor como para nosotros
mortales normales. Así de una manera apropiada nos referimos a ellas como las Grandes Diosas de la
Sabiduría, conocidas en sánscrito como las Mahavidyas (Maha - grande; vidya -Sabiduría). De hecho, en
el proceso de aprendizaje espiritual la Diosa es la musa que nos guía y nos inspira. Ella es la alta
sacerdotisa que despliega las verdades internas.
El espectro de estas diosas cubre todo el ámbito de la divinidad femenina, abarcando a las diosas
horribles en un extremo, hasta las enormemente bellas en el otro.
Estas Diosas son:
1) Kali, la Noche Eterna.
2) Tara, la Diosa Compasiva.
3) Shodashi, la Diosa que tiene dieciséis años.
4) Bhuvaneshvari, la Creadora del Mundo.
5) Chinnamasta, la Diosa que corta su propia cabeza.
6) Bhairavi, la Diosa de la Decadencia.
7) Dhumavati, la Diosa que se enviuda ella misma.
8) Bagalamukhi, la Diosa que sujeta la lengua.
9) Matangi, la Diosa que ama la contaminación.
10)Kamala, la última pero no la menos importante.
Kali, la Noche Eterna
Kali es mencionada como la primera entre todas las Mahavidyas. Negra
como la noche tiene una apariencia terrible y espeluznante.
En el Rig-Veda, el libro más antiguo del mundo, hay un “Himno a la
Noche” (Ratri Sukta), que dice que existen dos tipos de noche. Uno
experimentado por los seres mortales y el otro por seres divinos. En el
primero, toda la actividad efímera llega a un alto, mientras que en el
último la actividad de la divinidad también llega a un descanso. Esta
noche absoluta es la noche de la destrucción, el poder de Kala.
La
palabra Kala denota tiempo en sánscrito. El nombre de Kali se deriva de
esta misma palabra, como también de la palabra sánscrita para negro.
Así, ella es la noche atemporal, tanto para los mortales normales y como
para los divinos. Por la noche nos acurrucamos en la felicidad como los
pájaros del aire, hombres que viajan por negocios, chacales y bestias
salvajes, todos dan la bienvenida a la noche y felizmente se recogen en
ella; pues para todos los seres desorientados por el viaje del día, ella trae
calma y felicidad, justo como haría una madre. La palabra ratri (noche) deriva de la raíz ra, “dar”, y significa “el donador” de felicidad, paz y gozo.
Tara, la Diosa Compasiva
Las similitudes de apariencia entre Kali y Tara son
sorprendentes e inconfundibles. Ambas aparecen sobre una figura
masculina supina, a menudo reconocida como Shiva aunque puede
también ser un cadáver anónimo.
A m b a s l l eva n ve s t i m e n t a s
mínimas o están desnudas. Las dos llevan un collar de cabezas recién
cortadas y una faja de manos humanas. Ambas tienen la lengua caída,
roja con la sangre de sus víctimas. Sus apariencias son tan
sorprendentemente similares que es fácil confundirlas.
La tradición oral aporta una fascinante historia tras la Diosa Tara.
La leyenda comienza con la agitación del océano. Shiva se ha bebido el
veneno que fue creado por la agitación del océano, salvando así al
mundo de la destrucción, pero ha caído inconsciente bajo su poderoso
efecto. Aparece Tara y se lleva a Shiva en su regazo. Ella lo succiona y la
leche de su pecho contrarresta el veneno y él se recupera. Este mito es
una reminiscencia de uno en el que Shiva para a la arrasadora Kali
convirtiéndose en un niño. Al ver al niño, el instinto maternal de Kali
salta a primer plano y ella se tranquiliza y cuida al pequeño Shiva. En
ambos casos, Shiva asume la posición de un niño con relación a la diosa.
En otras palabras, la Diosa es Madre incluso para el Gran Señor mismo.
La característica distintiva en la iconografía de Tara son las tijeras que lleva
en una de sus cuatro manos. Las tijeras están relacionadas con su habilidad
para romper apegos.
Literalmente, la palabra “tara” significa una estrella. Así se dice
que es la estrella de nuestra aspiración, la musa que nos guía por el
camino creativo. Estas cualidades no son sino la manifestación de su
compasión. La tradición budista recalca estas cualidades de esta Diosa, y
es venerada en el Tíbet como una importante encarnación de la
compasión.
Shodashi, la Diosa que tiene dieciséis años
Se cree que Shodashi o Tripura-Sundari nació para salvar a los
dioses de los estragos de un demonio poderoso e iracundo. El cuento
comienza cuando Shiva incendia a Kama, el dios del amor, que
intentaba distraer a Shiva de su meditación. Uno de los seguidores
de Shiva entonces sacó las cenizas de Kama y formó la imagen de
un hombre con ellas. Este hombre luego persuade a Shiva para que
le enseñe un mantra poderoso. Por el poder de este mantra, uno
podía ganar la mitad del poderío de su adversario. Pero, como él fue
creado de las cenizas de la
ira de Shiva se transforma en
u n d e m o n i o f e r o z .
Intoxicado con su poder
recientemente encontrado,
procedió a arrasar el reino
de los dioses. Al darse cuenta
de su derrota y humillación,
todos los dioses propician la
voluntad de la Diosa Tripura-Sundari buscando su ayuda.
La
Diosa aparece y decide ayudarlos. En el campo de batalla, ella da
un golpe demoledor al poderoso demonio, salvando así a los
dioses.
Iconográficamente esta Diosa
se exhibe sentada sobre un
loto que descansa sobre el
cuerpo del Señor Shiva, que a
su vez está echado sobre un
trono cuyas patas son los
dioses Brahma, Vishnu, Shiva
y Rudra.
Este es un retrato directo e impactante de la Diosa que domina a las
deidades masculinas importantes del panteón hindú, una creencia
fundamental de la ideología Mahavidya. Ella es la salvadora de todos,
el Último Refugio.
Ella tiene en sus manos un arco con flechas. El arco está hecho
apreciablemente de caña de azúcar, un símbolo de la dulzura. Sus
dardos están así personificados en la dulzura. Uno de sus epítetos es
“Tripura-Sundari”, que significa “una que es bella en los tres reinos”.
Otro de sus nombre “Lalita” implica suavidad. Estas dos cualidades dan lugar a imágenes que la
representan como alguien encantadoramente bella y de un esplendor sin igual.
La palabra “Shodashi” literalmente significa dieciséis en sánscrito. Así la visualizamos como una
dulce chica de dieciséis años. En la vida humana los dieciséis años representan la perfección consumada,
después se establece el descenso. De hecho, el completo ciclo lunar está formado por dieciséis días desde la
luna nueva hasta la luna llena. La luna llena es la luna de dieciséis días.
Esta chica de dieciséis años
gobierna por encima de todo lo que es perfecto, completo, bello. Su belleza suprema también lleva una
historia interesante tras ella:
Una vez Shiva re refirió a Kali (su esposa) por su nombre delante de algunas doncellas celestiales
que habían venido a visitarlos, llamándola “Kali, Kali” (“Negrita, Negrita”) en broma. Ella se tomó esto
como un insulto contra su tez oscura. Dejó a Shiva y decidió deshacerse de su tez oscura, mediante el
ascetismo. Más tarde, el sabio Narada, viendo a Shiva solo, le preguntó que dónde estaba su mujer. Shiva
se quejó de que ella lo había abandonado y había desaparecido. Con sus poderes yóguicos, Narada
descubrió que Kali vivía al norte del Monte Sumeru y fue a ver si la convencía de que volviera con Shiva.
Le dijo que Shiva estaba pensando en casarse con otra diosa y que ella debía regresar para impedirlo. Por
entonces, Kali ya no tenía su tez oscura, aunque no se había dado cuenta de ello. Cuando llegó a la
presencia de Shiva, vio en el corazón de Shiva un reflejo suyo con la tez clara. Pensando que el reflejo que
veía era el de otra diosa, se puso celosa y enfadada. Shiva le aconsejó que lo mirara con más atención, con
la mirada del conocimiento, y le dijo que lo que veía en su corazón era a ella misma.
La historia termina
con Shiva diciéndole a la Kali transformada: “Puesto que has adquirido una forma muy bella, bella en los
tres mundos, tu nombre será Tripura-Sundari. Siempre permanecerás teniendo dieciséis años y te
llamarás Shodashi”.
Bhuvaneshvari, la Creadora del Mundo
El origen de Bhuvaneshvari se encuentra en un texto moderno de la
siguiente manera:
“Antes de que nada existiera, el Sol apareció en los cielos. Los rishis
(sabios) le ofrecieron soma, la planta sagrada, para que el mundo fuera
creado. En aquel entonces Shodashi tenía el poder principal, o el Shakti
mediante el cual el Sol creó los tres mundos. Después de que el mundo fuera
creado la diosa asumió una forma apropiada al mundo manifestado”.
En esta forma, vino a ser conocida como Bhuvaneshvari, literalmente
“Señora del Mundo”.
Así, Bhuvaneshvari permanece no-manifiesta hasta que el mundo es
creado. Por tanto, se la relaciona principalmente con el aspecto visible y
material del mundo creado.
Más que ninguna otra Mahavidya con la excepción de Kamala (que se
menciona más adelante), Bhuvaneshvari es asociada e identificada con la
energía subyacente a la creación. Ella encarna la dinámica y los
componentes característicos que conforman el mundo que prestan a la
creación su carácter distintivo. Ella es parte de la creación y también difunde
su resultado. La belleza de Bhuvaneshvari se menciona a menudo. La describen
con una tez radiante y un bello rostro, rodeado de un largo cabello
suelto de color de abejas negras. Sus ojos son grandes, sus labios
carnosos y rojos, su nariz delicada. Sus firmes pechos están
untados con pasta de sándalo y azafrán. Su cintura es delgada y
sus muslos, culo y ombligo son bonitos. Su bella garganta está
decorada con ornamentos, y sus brazos están hechos para el
abrazo. De hecho, se dice que Shiva se hizo un tercer ojo para
verla más minuciosamente.
Esta belleza y atractivo son entendidas como una afirmación del
mundo físico. El pensamiento tántrico no denigra el mundo ni lo
considera ilusorio, como hacen otros aspectos abstractos del
pensamiento indio.
Esto queda claro en la creencia de que el
mundo físico, los ritmos de la creación, mantenimiento y
destrucción, incluso los anhelos y sufrimientos de la condición
humana, no es sino el juego de Bhuvaneshvari, su deporte
excitante, feliz.
Chinnamasta, la Diosa que corta su propia cabeza
Un día Párvati fue a bañarse al río Mandakini con sus dos asistentas, Jaya y Vijaya. Después del
baño, el color de la gran diosa se oscureció porque estaba sexualmente excitada. Después de algún
tiempo, sus dos asistentas le pidieron. “Danos algo de comer. Tenemos hambre”. Ella respondió, “Os daré
comida, pero esperad, por favor”.
Después de un rato, le volvieron a pedir de nuevo. Ella contestó, “Por
favor, esperad, estoy pensando en algunos asuntos”. Esperando un rato más, ellas le imploraron, “Tu eres
la madre del Universo. Un niño pide todo de su madre. Una madre da a sus hijos no solo comidas sino
abrigo. Por eso es por lo que te insistimos para que nos des comida. Eres conocida por tu misericordia,
por favor, danos de comer”. Oyendo esto, la consorte de Shiva les dijo que les daría algo cuando llegaran
a casa. Pero de nuevo, las dos asistentas le suplicaron, “Estamos hambrientas, Oh Madre del Universo.
Danos de comer para que nos sintamos satisfechas, Oh, Misericordiosa, Otorgadora de bendiciones y
Cumplidora de Deseos”.
Oyendo esta verdad, la diosa misericordiosa sonrió
y cortó su propia cabeza. Cuando se cortó la cabeza, ésta
cayó en la palma de su mano izquierda. Saliendo se su
garganta tres chorros de sangre; el izquierdo y el derecho
caían respectivamente en las bocas de sus asistentas que
se hallaban a ambos lados de ella y el del centro directo a
su boca.
Después de esto, todas se sintieron satisfechas y
luego volvieron a casa. (Por este acto) Párvati pasó a ser
conocida como Chinnamasta.
En la imaginería visual, Chinnamasta aparece de
pie sobre una pareja copulando, Kamadeva y Rati, con
Rati arriba. Aparecen tumbados sobre una flor de loto.
Hay dos interpretaciones sobre este aspecto de la
iconografía de Chinnamasta. Una la entiende como un
símbolo de control del deseo sexual, la otra como un
símbolo de la personificación de la energía sexual de la
diosa.
La interpretación más común es aquella en la que
se cree que ella está venciendo lo que representan, es
decir, el deseo y la energía sexual. En esta escuela de
pensamiento ella representa el autocontrol, se cree que es el sello de un yogui con éxito.
La otra interpretación, bastante diferente, afirma que la presencia
de la pareja copulando es un símbolo que representa que la diosa
está cargada de energía sexual. Así como el asiento de loto se cree
que confiere a la deidad sentada encima de él sus cualidades de
buenos augurios y pureza. Kamadeva y Rati transmiten a la Diosa
que se halla sobre ellos el poder y la energía que emana de su acto
de hacer el amor. Saliendo a chorros a través de su cuerpo, esta
energía sale de su torso descabezado para alimentar a sus devotos
y también reponerla a ella. Lo que es significativo aquí es que la
pareja copulando no se opone a la diosa, sino que aparece como
una parte integrante del flujo rítmico de energía compuesto por el
icono de Chinnamasta.
La imagen de Chinnamasta es una imagen compuesta, expresa la
realidad como una amalgama de sexo, muerte, creación,
destrucción y regeneración. Es una representación contundente
del hecho de que la vida, el sexo y la muerte son una parte
intrínseca del gran esquema unificado que compone el universo
manifestado. Los crudos contrastes de este escenario iconográfico -
la truculenta decapitación, la pareja copulando, la bebida de
sangre fresca, todo organizado en un patrón armonioso- mueven al espectador a una conciencia de la
verdad de que la vida se alimenta de la muerte, y necesita a la muerte y que el destino final del sexo es
perpetuar la vida, que a su vez disminuirá y morirá para alimentar más vida.
Dispuestos como están en la
mayoría de las interpretaciones del icono, el loto y la pareja copulando parecen canalizar un poderoso
poder vital en la diosa. La pareja que disfruta del sexo transmite un insistente impulso de vida a la diosa;
parecen bombearla con energía. En lo alto, como una fuente rebosante, su sangre sale de su cuello
cortado, la fuerza vital la abandona, pero entrando en las bocas de sus devotos (y en su propia boca
también) para alimentarlos y sostenerlos.
Se representa el ciclo de forma descarada: la vida (la pareja
haciendo el amor), la muerte (la diosa decapitada) y el alimento (los yoginis a ambos lados bebiendo su
sangre).
Bhairavi, la Diosa de la Decadencia
La Creación y la Destrucción son dos aspectos esenciales del
universo, que está continuamente sujeto a sus ritmos alternos. Los
dos son igualmente dominantes en el mundo y, de hecho,
dependen el uno del otro de una manera simbiótica. Bhairavi
encarna el principio de destrucción y surge o se hace presente
cuando el cuerpo decae y se deteriora.
Ella también tiene evidentes
hábitos autodestructivos, como comer comida tamásica1 (comida
que tiene una cualidad asociada con la ignorancia y la lujuria) y
beber bebidas alcohólicas, que desgastan el cuerpo y la mente. Ella
está presente, dicen, en la pérdida de semen que debilita a los
hombres. La cólera, la envidia y otra emociones y acciones egoístas
fortalecen la presencia de Bhairavi en el mundo. El
comportamiento correcto, por el contrario, la debilita. En
resumen, es una diosa siempre presente que manifiesta y encarna
los aspectos destructivos del mundo. La destrucción, sin embargo,
no es siempre negativa, la creación no puede continuar sin ella.
Esto se ve más claramente en el proceso de alimentación y
metabolismo, en el que la vida se alimenta de la muerte; la
creación continua mediante la energía transformadora que deja la
destrucción.
Tamas: Alimentos que destruyen nuestra resistencia a la enfermedad. Nublan la mente. Promueven emociones negativas. Son: carne roja, fritos, azúcares
refinados, comer demasiado, alcohol, congelados, tabaco, comida rápida, enlatados, soda, ...
Bhairavi también se identifica con Kalaratri, un nombre a menudo asociado con Kali que significa
“noche (de destrucción) oscura” y se refiere a un aspecto de Kali particularmente destructivo.
También se identifica con Mahapralaya, la gran desintegradora al final de un ciclo cósmico, durante
el cual las cosas han desaparecido en el fuego, y se disuelven en la informes aguas de la procreación. Ella
es la fuerza que tiende a la desintegración. De hecho, esta fuerza que además es la misma Bhairavi está
presente en cada persona mientras envejece, se debilita y finalmente muere. La destrucción es evidente en
todos los sitios y, por lo tanto, Bhairavi está presente en todos los lugares.
Un comentario sobre el Parashurama-Kalpasutra dice que el nombre Bhairavi deriva de las
palabras bharana (crear), ramana (proteger) y vamama (exhalar o vomitar). El autor del comentario trata
de discernir el significado interior del nombre de Bhairavi identificándola con las funciones cósmicas de la
creación, el mantenimiento y la destrucción.
Dhumavati, la Diosa que se enviudó
Dhumavati es fea, inestable y rabiosa. Es alta y lleva
vestimenta sucia. Sus orejas son feas y rugosas, tiene los
dientes largos y sus pechos cuelgan. Tiene la nariz larga.
Tiene el aspecto de una viuda. Monta en una cuadriga
decorada con el emblema de un cuervo. Sus ojos son
espantosos y sus manos temblorosas. Tiene una cesta
aventadora en una mano y con la otra hace el gesto de
conceder bendiciones. Su naturaleza es grosera. Siempre tiene
hambre y sed, y parece insatisfecha. Le gusta crear conflictos y
siempre tiene una apariencia desagradable.
La leyenda sobre el origen de Dhumavati dice que un día,
cuando la pareja de Shiva, Sati vivía con él en el Himalaya,
ella sintió un hambre atroz y le pidió algo de comer. Cuando
éste se negó a darle comida, ella dijo, “Vale, pues entonces
solamente tendré que comerte a ti”. A continuación se tragó a
Shiva, quedándose así, viuda. Él la convenció para que lo
vomitara y, cuando ella lo hizo, él le echó una maldición
condenándola a asumir la forma de la viuda Dhumavati. Este
mito destaca la inclinación destructiva de Dhumavati. Su
h a m b re s o l o s e
satisface cuando se
come a Shiva, su marido que abarca dentro de sí al mundo
entero. Ajit Mookerjee, comentando su hambre y sed perpetua,
que es mencionada en muchos sitios, dice que ella es la
encarnación de los “deseos insatisfechos”. Su mismo estado de
viudez es curioso. Se queda sola porque se traga a Shiva, un
acto de autoafirmación y, quizás, de independencia.
El cuervo, que aparece como su emblema en la parte
superior de la cuadriga, come carroña y es un símbolo de la
muerte. De hecho, a veces se dice que ella misma se parece a un
cuervo.
La Prapancasarasara-Samgraha, por ejemplo, dice que
su nariz y garganta parecen las de un cuervo.
La cesta aventadora en su mano representa la necesidad
de discernir la esencia interior a partir de las relaciones ilusorias
de las formas externas. El vestido que lleva se ha cogido de un
cadáver en la tierra de cremación. Se dice que ella es la
encarnación de las tama guna, las cualidades negativas
asociadas con la lujuria y la ignorancia. Se cree que a ella le
gusta el alcohol y la carne, alimentos tamásicos. Algunos eruditos del Tantra también la interpretan como “el aspecto de la realidad que es viejo, feo y poco
atractivo”. Esto se corrobora aún más porque a ella generalmente se la asocia con todo lo que es poco
prometedor y se cree que vive en las arenas desoladas de la tierra, como los desiertos, casas abandonadas,
en las peleas, los niños llorando, en el hambre y la sed, y de una manera más particular en las viudas.
Bagalamukhi, la Diosa que sujeta la lengua
La leyenda del origen de la diosa Bagalamukhi es así: Un
demonio llamado Madan asumió la austeridad y ganó la
bendición de que todo lo que decía ocurría. Él abusó de esta
bendición acosando a gente inocente. Enfadados por los daños
causados, los dioses veneraron a Bagalamukhi. Ella paró el
alboroto del demonio agarrando su lengua y acallándolo. Antes
de que pudiera matarlo, sin embargo, él le pidió ser adorado con
ella y ella cedió. Por eso él aparece retratado con ella. Casi
siempre se la retrata en este acto, sosteniendo un basto en la
mano, con el que está a punto de golpear a su enemigo, y con la
otra mano tira de su lengua. En este mito, cuando paraliza la
lengua del demonio, ella ejercita su particular poder sobre el
habla y su poder de congelar, aturdir o paralizar.
E l h e c h o d e q u e
Bagalamukhi tire de la
lengua del demonio es
único y significativo. La
lengua, el órgano del habla y el gusto, a menudo se considera
como una entidad de mentiras, que oculta lo que se halla en la
mente. Arrancar la lengua del demonio, por tanto es un
símbolo de que la Diosa elimina, en esencia, al autor del mal.
Matangi, la Diosa que ama la contaminación
Una vez Párvati, sentada en el regazo de Shiva, le dijo que él siempre le daba todo lo que quería y
que ahora deseaba visitar a su padre. Ella le preguntó que si tendría su consentimiento para visitar a su
padre en el Himalaya. Shiva no quería concederle este deseo pero, finalmente, accedió diciéndole que, si
no volvía en unos cuantos días, él mismo iría allí a por ella. La madre de Párvati mandó una grulla para
que la llevara a su casa familiar. Cuando habían pasado unos días sin que Párvati regresara, Shiva se
disfrazó de artesano de ornamentos y fue a casa del padre de Párvati. Vendió adornos de conchas a
Párvati y luego, para comprobar su fidelidad, le pidió que se acostara con él como pago por los adornos.
Párvati se sintió indignada ante la petición del mercader y estaba a punto de maldecirlo, pero entonces se
dio cuenta con su intuición yóguica que el vendedor de adornos en realidad era su marido, Shiva.
Ocultándole que sabía su verdadera identidad, ella respondió: “Vale, estoy de acuerdo. Pero no ahora”.
Algún tiempo después, Párvati se disfrazó de cazadora y fue a casa de Shiva, donde éste esperaba
para su oración vespertina. Ella bailó, con su ropa roja. Su cuerpo era delgado, sus ojos grandes y su
pecho grande. Admirándose, Shiva le preguntó: “¿Quién eres?”. Ella contestó: “Soy la hija de un
Chandala. He venido a hacer penitencia”. Entonces Shiva dijo: “Soy el que da fruta a los que hacen
penitencia”. Diciendo esto, la cogió de la mano, la besó y se dispuso a hacerle el amor. Mientras hacían el
amor, Shiva se convirtió en un Chandala. En ese momento se dio cuenta de que la mujer Chandala era su
mujer Párvati. Después de hacer el amor, Párvati le pidió a Shiva una bendición que éste le concedió. Su
petición fue esta: “Puesto que tú [Shiva] has hecho el amor conmigo siendo yo la forma de una
Chandalini [mujer Chandala], esta forma debería durar siempre y ser conocida como Uccishtha-matangi
(ahora conocida popularmente como Matangi)”.
La clave de esta leyenda es la esencia de la palabra “Chandala”. Se cree que los chandalas
constituyen el estado más bajo en la jerarquía de castas de la creencia hindú ortodoxa. Asociados con la
muerte y la impureza, siempre han sobrevivido en la periferia de la sociedad dominante. La misma
etiqueta Chandala se ha convertido en el peor tipo de difamación. Así, disfrazándose de Chandalini,
Párvati asume la identidad de una persona de casta muy baja, y sintiéndose atraído, Shiva se permite
identificarse con ella. Ambas deidades, de una manera autoconsciente e intencionada, se asocian con la
periferia de la sociedad y la cultura hindú.
La identidad Chandala por lo tanto, se sacraliza en el
establecimiento de la Diosa Matangi. Esta diosa resume en ella misma lo contaminado y lo prohibido.
Otro mito relacionado con Matangi refuerza esta creencia. Una
vez, Vishnu y Lakshmi fueron a visitar a Shiva y Párvati. Los
obsequiaron con ricas comidas y algunos frutos que habían caído
al suelo. De estos restos surgió una doncella dotada con justas
cualidades. Ella pidió la comida sobrante (uccishtha). Las cuatro
deidades le ofrecieron sus restos como prasada (comida sagrada
porque la han probado los dioses). Shiva, entonces, le dijo a la
atractiva doncella: “Las actividades de aquellos que repitan tu
mantra y te veneren serán fructíferas. Serán capaces de controlar
a sus enemigos y obtener los objetos de sus deseos”. Desde
entonces esta doncella pasó a llamarse Uccishtha-matangi. Es la
otorgadora de todas las bendiciones.
Esta leyenda enfatiza la relación de Matangi con la comida
sobrante, que normalmente se considera como altamente
corrompida. De hecho, ella misma surge de las sobras de Shiva y
Párvati. Y lo primero que ella pide es sustento en forma de
alimento sobrante (uccishtha). Los textos que describen su
adoración especifican que sus devotos deberían ofrecerle
uccishtha con sus manos y bocas manchadas con alimentos
sobrantes; es decir, los adoradores deberían estar en un estado de contaminación, habiendo comido y sin
haberse lavado. Esta es una inversión dramática de los protocolos normales para adorar a las deidades.
Normalmente, los devotos cuidan de ofrecer comida particularmente pura que le gusta especialmente a la
deidad. Después de que la deidad la ha comido, la comida se considera que está bendecida y es devuelta
al adorador para ser compartida, y se cree que contiene la gracia de la deidad. El ritual de ofrecer y
recoger en este caso enfatiza la posición inferior del devoto, quien sirve a la deidad y acepta las sobras de
la deidad como algo muy preciado. En el caso de Matangi, sin embargo, los adoradores se presentan a ella
con sus sobras altamente corrompidas y ellos mismos están en un estado de corrupción mientras hacen
esto.
Se sabe que en algunos rituales se le ha ofrecido ropa manchada con la menstruación para obtener
la bendición de poder atraer a alguien. La sangre menstrual es considerada como un tabú en la
representación de funciones religiosas, pero en el caso de Matangi estos tabúes tan estrictos se ignoran, de
hecho, se alardea de ellos.
Kamala, la última pero no la menos importante
Kamala, como la 10ª y última de las
Diosas de la Sabiduría muestra todo el
despliegue del poder de la Diosa en la esfera
material. Ella es el principio y el final de
nuestra veneración por la diosa.
Los textos canónicos son muy explícitos
con relación a su iconografía:
“Tiene una tez bella y dorada. La están
bañando cuatro grandes elefantes que
derraman jarras de néctares sobre ella. En sus
cuatro manos tiene dos flores de loto y hace
señas de conceder bendiciones y aportar
seguridad. Lleva una corona resplandeciente y
un vestido de seda”.
El nombre Kamala significa “ella la del loto” y es un epíteto
común de la Diosa Lakshmi. De hecho, Kamala es la diosa
Lakshmi. Aunque aparece la última de la lista de la
Mahavidyas, ella es la más conocida y popular. Existen varios
festivales anuales en su honor. De estos, el Diwali es el más
ampliamente celebrado. Este festival conecta a Lakshmi a tres
temas importantes e interrelacionados: la prosperidad y la
riqueza, la fertilidad y la cosecha y la buena suerte durante el
siguiente año.
Los elefantes que derraman néctar
sobre ella son símbolos de soberanía y
fertilidad. Expresan la asociación de
Kamala con estas altamente deseadas
cualidades.
Aunque es equivalente a Lakshmi,
existen importantes diferencias cuando se
incluye a Kamala dentro del grupo de las
Mahavidyas. De forma llamativa, nunca se
la describe ni se muestra acompañada de
Vishnu, que es su compañero normal y
dominante en todas las representaciones.
En este aspecto y, a diferencia de
Lakshmi, a Kamala se la elimina
completamente de contextos conyugales y
domésticos. No juega el papel de una esposa modelo de ninguna manera, y su relación con el correcto
comportamiento dhármico o social, o bien como ejemplo de ello o como remuneradora, no es importante
en el contexto de las Mahavidyas. Aquí parece que se da importancia a la independencia de las diosas.
En
gran parte, se considera a las Mahavidyas como diosas poderosas por derecho propio. Su poder y
autoridad no deriva de su asociación con deidades masculinas. Más bien, es su poder el que impregna a
los dioses y los capacita para ejercitar sus funciones cósmicas. Cuando hay representaciones de deidades
masculinas, aparecen con un papel de apoyo (literalmente cuando aparecen cargando el trono de
Shodashi), y se los retrata como figuras secundarias.
Conclusión
Es sorprendente cómo la imaginería femenina y las
mujeres son centrales para la concepción de las
Mahavidyas. Iconog ráficamente, se muestran
individualmente dominando a las deidades masculinas.
Kali y Tara aparecen a horcajadas de Shiva, mientras
otras como Shodashi están sentadas en el cuerpo de Shiva
que, a su vez, descansa en un sofá ¡cuyas pastas son cuatro
deidades masculinas! De manera más significativa,
ninguna de las Mahavidyas aparece como una esposa o
consorte tradicional. Incluso Lakshmi, que es ampliamente
conocida por ser la fiel esposa de Vishnu, aparece sola.
También es digno de atención que las cabezas cortadas
que decoran los cuerpos de las diosas son de hombres,
como lo son los cadáveres que yacen bajo ellas.
Además hay textos tántricos relacionados que, a menudo,
mencionan la importancia de venerar a las mujeres. El
Tantra Kaulavali dice que todas las mujeres deberían ser
miradas como manifestaciones de Mahadevi (la Gran
Diosa). El Nila-tantra dice que uno debería abandonar a
sus padres, gurú o incluso a las deidades antes que insultar
a una mujer.
Finalmente, la pregunta permanece: ¿Por qué uno desearía venerar a una diosa como Kali,
Chinnamasta, Dhumavati, Bhairavi o Matangi, si cada una de ellas encarna cualidades marginales,
contaminantes o socialmente subversivas? Estas diosas son aterradoras y peligrosas. A menudo amenazan
el orden social. En sus fuertes asociaciones con la muerte, la violencia, la contaminación y los papeles
marginales sociales despreciados, ponen en duda las “bondades” sociales normativas como el confort
mundano, la seguridad, el respeto y el honor. La adoración a estas diosas sugiere que el devoto
experimenta una espiritualidad refrescante y liberadora en todo lo que está prohibido por los órdenes
sociales establecidos.
El principal objetivo aquí según la creencia tántrica es estirar la conciencia de uno más allá de lo
convencional, para desvincularse de las normas sociales, los roles y las expectativas aprobadas.
Trastocando, ridiculizando o rechazando las normas sociales convencionales, el individuo busca liberar su
conciencia de las categorías heredadas, impuestas y probablemente inhibidoras de lo correcto o
incorrecto, bueno o malo, contaminado y puro.
Vivir la vida según las reglas de pureza y contaminación, casta y clase que dictan cómo, dónde y
exactamente de qué manera cada función corporal debe ser ejecutada, y con qué gente uno puede, o no
puede interactuar, puede crear un sentimiento de encarcelamiento del que uno quiera escapar.
Identificándose con lo prohibido o lo marginado, una persona puede adquirir una nueva y refrescante
perspectiva de la jaula de responsabilidad y previsibilidad. De hecho, es una aventura mística que, sin la
experiencia de ella, cualquier búsqueda espiritual quedaría incompleta.
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