matando mosquitos

"Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;..."
matando mosquitos, quién se apunta? ☺️🥷👑
quiero hacer una pregunta a los cubanos de la isla, si estàn abandonados a su 'malasuerte', por qué no encienden fogatas en los barrios para espantar a los mosquitos y, lamentablemente, quemar a los muertos? ES EN SERIO, lo hacen en la India y es lo que harîa Hatuey en casos como estos de gravedad extrema.

las fogatas se hacîan para cocinar caldosa, no hay nada raro en prenderlas ANTES DE tener a un muerto diez, quince horas en la acera esperando que vengan a buscarlo, en la India arman la hoguera y los despiden asî... Y EL HUMO SAGRADO del cuerpo puede que espante a los mosquitos y bichos malignos de este virus.
ya ven, la situaciôn es terrible, pero no tienen fuerza, ni la capacidad de querer cambiarla, tampoco nadie està obligado a arrastrar sus muertos durante horas sin poder llegar al funerario, cremarlo, enterrarlo, menos existe una ley que diga 'prohibido matar mosquitos con fogatas'; AYUDENSE UN POCO!

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
?ya conocéis mi torpe aliño indumentario?,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
?quien habla solo espera hablar a Dios un día?;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Retrato, Antonio Machado.


 

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