Follow me, I give away interstellar mice. Coser las velas para los barcos del Emperador Eske K. Mathiesen

 

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Coser las velas para los barcos del Emperador

Eske K. Mathiesen

Ahora nieva en Praga y el Emperador talla

pequeños barcos de madera clara para su amante,

que yace boca abajo, en el fondo de la habitación,

desnuda y con las nalgas que brillan en la penumbra.

Está bien fornicada y por eso no se congela

cuando el Emperador abre la ventana y atrapa

copos de nieve en un

cuenco de arcilla azul de Madoura

hasta que el cuenco está lleno.

Luego toma el cuenco, cierra la ventana,

deja que los copos de nieve se derritan,

lanza en él la flota de barcos de madera,

coloca el cuenco

delante de su amante y le pide que sople sobre los barcos.

Él mismo se arrastra detrás de la amante

y le sopla en el trasero con un chorro de aire imperial,

que pasa alrededor de la punta de la lengua

de modo que a ella se le pone la piel de gallina en las nalgas

y en la parte interna de los muslos.

"Mi cisne desplumado", susurra.

Así se vive esta noche con el Emperador de

Praga, mientras cae la nieve.

Lo sé, porque soy yo quien cose las velas

de los barcos del Emperador.

-Eske K. Mathiesen