para enamoradas de psicópatas
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¿Qué es la psicopatía?
La psicopatía es un trastorno de personalidad no reconocido por las clasificaciones diagnósticas principales. Se caracteriza por la falta de empatía y de sentimientos de culpa, así como por el egocentrismo, la impulsividad y la tendencia a la mentira y a la manipulación. En contraposición, la sociopatía se asocia en mayor medida al trastorno antisocial de la personalidad.
En el lenguaje popular este término se suele asociar a la conducta criminal, sobre todo a los asesinatos en serie; no obstante, lo cierto es que los psicópatas no siempre cometen delitos y pueden estar perfectamente adaptados a la sociedad. De hecho, autores como Kevin Dutton (2013) han reivindicado las virtudes de la personalidad psicopática en el contexto actual.
La concepción actual de la psicopatía se fundamenta en gran medida en las obras de Hervey Cleckley y Robert Hare. En su libro La máscara de la cordura (1941) Cleckley hizo la descripción de la psicopatía más influyente hasta la fecha, mientras que Hare se basó en esta obra para crear la conocida escala PCL (1991), que evalúa los rasgos psicopáticos.
Según el modelo triárquico de Patrick et al. (2009), la psicopatía se compone de tres rasgos principales: atrevimiento, desinhibición y mezquindad. Se sabe que los psicópatas sienten menos miedo que el resto de personas, que tienen más dificultades para controlar sus impulsos y que su falta de empatía los lleva a utilizar a los demás en su beneficio.
Por su parte, Garrido (2000) divide la psicopatía en dos dimensiones: el área emocional e interpersonal y el estilo de vida. En la primera engloba signos como el egocentrismo, la tendencia a la manipulación y la falta de culpabilidad, mientras que entre los factores conductuales incluye la necesidad de estimulación, la impulsividad y la conducta delictiva.Quizás te interese: "
Las personas manipuladoras tienen estos 5 rasgos en común"
Perfil psicológico de los psicópatas
En este apartado sintetizaremos los rasgos de personalidad de los psicópatas según las clasificaciones realizadas por Cleckley y Hare.
La presencia de estas características, por tanto, indica la similitud de una persona determinada con el concepto de psicopatía manejado por los expertos.
1. Falta de empatía
La psicopatía se ha relacionado con un déficit de empatía, es decir, la capacidad de comprender el estado mental de otras personas o de ponerse en su lugar. Sin embargo, los estudios sugieren que los psicópatas tienen la capacidad de empatizar, pero la “activan” a voluntad; esto explicaría tanto la frialdad como las habilidades sociales que los caracterizan.
Simon Baron-Cohen, que popularizó el concepto de la “teoría de la mente *”, afirmó que los psicópatas tienen empatía cognitiva pero no emocional, y que por tanto no les provoca malestar el sufrimiento de los demás. Estos déficits se han asociado a una menor activación en el córtex fusiforme y en el extraestriado, que se relacionan con el reconocimiento de caras.
2. Egocentrismo y narcisismo
El egocentrismo, o incapacidad para asumir puntos de vista ajenos al propio, está íntimamente relacionado con la falta de empatía. Con mucha frecuencia los psicópatas son también narcisistas; esto significa que tienden a pensar que son superiores a los demás y más importantes que ellos.
3. Encanto superficial
El perfil típico del psicópata es el de una persona encantadora y sociable, con buenas habilidades sociales. Puede servir como ejemplo extremo el caso del asesino Ted Bundy, que seducía a sus víctimas para ganarse su confianza y recibió múltiples cartas de amor y propuestas de matrimonio después de ser condenado a muerte.
4. Pobreza emocional
Las alteraciones cerebrales propias de la psicopatía hacen que el rango de emociones que sienten estas personas sea limitado. En concreto, además de la frialdad emocional, los psicópatas se caracterizan por sentir menos emociones negativas, especialmente miedo, mientras que se cree que sienten las emociones positivas de forma normal.
5. Conducta antisocial y delictiva
Las puntuaciones en los test de psicopatía correlacionan con el abuso de sustancias, el encarcelamiento, la violencia de género, la violación y la pederastia. Los crímenes económicos y de guerra, así como la participación en el crimen organizado, también son más frecuentes en psicópatas que en la población general.
Como el trastorno antisocial, la predisposición a la psicopatía puede manifestarse en la infancia en conductas como robos, mentiras frecuentes, vandalismo y violencia hacia personas y animales; estos signos se clasifican como “trastorno de personalidad disocial”.
6. Dificultad para aprender de la experiencia
Según las investigaciones, los problemas de los psicópatas para aprender de la experiencia se deben a alteraciones en la conexión entre el córtex prefrontal y la amígdala. Estas estructuras se relacionan con las funciones ejecutivas y con el aprendizaje emocional, respectivamente.
Al parecer los psicópatas tienen más dificultades que la población general para asociar los castigos que reciben a las conductas que los han provocado. Otra explicación biológica es la presencia de niveles reducidos de cortisol y serotonina, relacionados con el condicionamiento aversivo y la inhibición conductual.
7. Impulsividad y falta de planificación
La impulsividad de los psicópatas puede estar causada por la activación disminuida en la corteza frontal, combinada con un aumento de los niveles de testosterona y una reducción de los de serotonina. Todo ello podría reducir el autocontrol, facilitando conductas impulsivas como el abuso de drogas o las agresiones físicas.
Esto también se relaciona con una falta de planificación a largo plazo. Suele darse una ausencia de metas vitales; la conducta está guiada en mayor medida por los impulsos momentáneos.
8. Insinceridad y manipulación
La falta de sinceridad y la tendencia a la manipulación típicas de los psicópatas pueden manifestarse con mayor o menor sutileza, pero son dos características muy frecuentes en personas con niveles moderados de psicopatía que pueden no manifestar muchos de los otros rasgos que hemos visto.
9. Predisposición al aburrimiento
Las alteraciones biológicas de los psicópatas los llevan a una necesidad de estimulación continua. Esto hace que les resulte fácil aburrirse, un rasgo compartido por las personas muy extrovertidas (que tienen un nivel bajo de activación cerebral en reposo) y por otras con trastornos que afectan al cerebro, como el TDAH.
10. Estilo de vida parasitario
La manipulación y el egocentrismo de los psicópatas hacen que tiendan a aprovecharse de los demás para satisfacer sus necesidades básicas. Así, con frecuencia viven del dinero de otras personas, como sus padres o sus parejas.
11. Ausencia de remordimientos
Aun cuando llevan a cabo conductas que perjudican a otras personas, como algunas de las que hemos mencionado en los apartados anteriores, los psicópatas no suelen sentir culpabilidad por sus actos; su falta de empatía emocional les permite cometer delitos o manipular a los demás sin remordimientos.
12. Promiscuidad sexual
Con frecuencia los psicópatas tienen muchas relaciones distintas que duran poco tiempo. Además, dadas sus dificultades interpersonales y para establecer compromisos, se implican en ellas de forma superficial y se preocupan principalmente por el sexo y por las utilidades prácticas que pueden obtener de sus parejas.
¿Qué es la Teoría de la Mente?
Definida de manera general, la Teoría de la Mente es la capacidad de tener consciencia de las diferencias que existen entre el punto de vista de uno mismo y el de los demás.
Dicho de otra forma, esta facultad hace posible que tengamos en cuenta los estados mentales de otros sujetos sin suponer que estas ideas o pensamientos son como los de uno mismo. Una persona que ha desarrollado Teoría de la Mente puede atribuir ideas, deseos y creencias al resto de agentes con los que interactúa. Y todo esto de manera automática, casi inconsciente.
Una jerarquía de estados mentales
Con mucha frecuencia somos expuestos a situaciones en las que tenemos que imaginar lo que está pensando alguna otra persona. A su vez, esta persona puede suponer, a partir de la información que tiene acerca de nosotros, lo que nosotros pensamos que está pensando, y todo esto puede ser también inferido por nosotros y por la otra persona en un bucle teóricamente infinito. Una jerarquía de estados mentales que se contienen los unos a los otros: yo creo que tú crees que yo creo…
La Teoría de la Mente se sitúa en el segundo lugar en esta jerarquía (yo creo que tú crees esto), y es la semilla de la que nace la capacidad para ir progresando hacia el resto de categorías más complejas.
¿Cómo se desarrolla la Teoría de la Mente? El umbral de los 4 años de edad
Los seres humanos somos, probablemente, la única especie en la que sus integrantes pueden pensar en los demás como agentes intencionales, es decir, seres con unos intereses propios. Esto significa que desde una edad muy temprana, la gran mayoría de los humanos somos capaces de distinguir entre una acción y el objetivo al que está orientado esa acción, aunque lo último no se haya revelado claramente. Además, a los pocos meses de vida todas las personas aprenden a tener en cuenta hacia dónde están centrando su atención los demás, y por lo tanto pueden reclamar esa atención para uno mismo o hacia algo que se encuentra cerca.
El experimento de la falsa creencia
El método clásico para averiguar si un niño o niña ha desarrollado Teoría de la Mente es el test de la falsa creencia. Esta es una prueba que sólo puede ser solucionada de manera correcta si se es capaz de diferenciar los propios conocimientos sobre el entorno de lo que otra persona cree acerca de este. Además, es un ejercicio que puede ser utilizado para ayudar a detectar casos de Trastornos del Espectro Autista, ya que las personas que manifiestan síntomas asociados al autismo tienden a mostrar una Teoría de la Mente poco o nada desarrollada.
En un ejemplo de esta prueba, el psicólogo manipula dos muñecos para formar una pequeña narración en la que todo ocurre ante la mirada atenta del niño o niña puesta a prueba. En primer lugar, el primer muñeco enseña un juguete y luego muestra cómo lo guarda en un baúl cercano. Luego, el muñeco desaparece de la escena y aparece el segundo muñeco, que saca el juguete del baúl y lo mete en, por ejemplo, una mochila apoyada en el suelo. En ese momento, se le pregunta al niño o niña: "cuando el primer muñeco vuelva a entrar en la habitación, ¿cuál es el primer lugar en el que buscará el juguete?".
Normalmente, los niños y niñas de menos de cuatro años fallarán al dar una respuesta, porque creerán que el primer muñeco tiene la misma información que ellos e irá a buscar en primer lugar a la mochila. Sin embargo, con cuatro años la mayoría ya dan una respuesta correcta, prueba de que han hecho la transición hacia la Teoría de la Mente y de que han abandonado una percepción de la realidad más bien egocentrista.
Un pequeño documental para comprender mejor esta teoría
A continuación puedes ver un vídeo en el que se muestra un ejemplo de test de la falsa creencia aplicado a la detección de la Teoría de la Mente:
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