en el vestíbulo, querido amigo
Es muy cierto aquello de que nos confiamos muy raramente a quienes son mejores que nosotros. Más bien huimos de su sociedad. Lo más frecuente, en cambio, es que nos confesemos a quienes se nos parecen y comparten nuestras debilidades. No deseamos, pues, corregirnos ni mejorarnos: ... Y lo que deseamos únicamente es que nos compadezcan y que nos animen a seguir nuestro camino. En suma, que al propio tiempo querríamos no ser culpables y no hacer el menor esfuerzo por purificarnos. No tenemos ni suficiente cinismo ni suficiente virtud; no poseemos ni la energía del mal ni la del bien. ¿Conoce usted a Dante? Entonces sabrá que Dante admite ángeles neutros en la querella entre Dios y Satanás; ángeles que él coloca en el limbo, una especie de vestíbulo de su infierno. Nosotros estamos en el vestíbulo, querido amigo.
La caída,
Albert Camus.
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