aventuras insignificantes de cada día
Ciertas gentes saben arreglarse con sus aventuras, sus aventuras insignificantes de cada día, de manera que llegan a ser como un terreno que produce frutos tres veces al año, mientras que otros ¡y tantos! son arrastrados por los golpes de mar de las vicisitudes, por las corrientes más variadas de los tiempos y de los pueblos, y sin embargo, permanecen siempre ligeros, siempre en la superficie como el corcho. Ante esto está uno tentado a dividir la humanidad en una minoría insignificante de hombres que saben hacer de poco mucho y una mayoría inmensa de hombres que saben hacer de mucho poco.
Fragmento de:
"Humano, demasiado humano"
del filósofo alemán, Friedrich Nietzsche (1844 -1900), cuyo primer volumen fue publicado en 1878.
Escultura dedicada al filósofo alemán en Naumburgo, Alemania.
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