tenés que dejar que el suave animal de tu cuerpo ame lo que ama


 Gansos salvajes
No tenés por qué ser buena.
No tenés por qué caminar de rodillas
cientos de kilómetros a través del desierto, arrepintiéndote.
Solamente tenés que dejar que el suave animal de tu cuerpo
ame lo que ama.
Cuéntame del dolor, tu dolor, y yo te contaré del mío.
Mientras tanto, el mundo sigue girando.
Mientras tanto, el sol y los nítidos cristales de la lluvia,
atraviesan los paisajes,
las llanuras y los bosques profundos,
las montañas y los ríos.
Mientras tanto, los gansos salvajes, en lo alto del cielo, puro y azul
vuelven a casa otra vez.
Quienquiera que seas, no importa cuán sola estés,
el mundo se ofrece a tu imaginación,
te llama como los gansos salvajes, áspero y apasionado,
anunciando una y otra vez tu lugar
en la familia de las cosas.
— Mary Oliver (Maple Heights, 10 de septiembre de 1935 – Hobe Sound, 17 de enero de 2019), fue una poeta estadounidense, ganadora del National Book Award y del Premio Pulitzer de Poesía en 1983.

Oleo John Sloan - Soleil et vent sur le toit, 1915

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