El diseño en el escritor.
El diseño en el escritor.
Cuando el diseño se aplica a la labor del escritor, emerge una fascinante combinación de rapidez, información, ironía, estilo y, por supuesto, una nueva indiferencia que se ha vuelto esencial en la literatura contemporánea.
La vieja idea de la vanguardia, donde el escritor convierte su vida y obra en una pieza de arte, finalmente ha permeado la sociedad, aunque con un pequeño retraso de solo tres generaciones. Hoy lo llamamos estilo de vida literario, una manera brillante de describir el diseño aplicado a la autoestilización y la narrativa personal.
Ahora, el escritor usa sus habilidades extraordinarias para presentarse como una fusión de obra de arte y máquina, siguiendo el ejemplo incomparable de autores como Andy Warhol, quien, aunque conocido principalmente como artista visual, también influenció la escritura con su enfoque en el neoindividualismo basado en el diseño. Las generaciones posteriores han aprendido que la soberanía en la escritura es simplemente el resultado de invertir energía en lo cotidiano, ¡una revelación profunda si alguna vez hubo una!
Así, en esta gloriosa era del diseño literario, donde el escritor aplica estos procesos a su propio cuerpo y mente, estamos al borde de una nueva era psicosocial, quizás incluso de un cambio antropológico significativo. Si esta tendencia es correcta, cambiará la imagen tradicional del escritor, creando nuevos y emocionantes procesos psicofisiológicos y neuronales.
Parece que una nueva especie, el homo semioticus, reemplazará al muy civilizado homo psychologicus en el ámbito literario. Los representantes manifiestos de esta evolución ya son adultos: nuestros autores contemporáneos, nuestros mutantes literarios. En ellos, la clásica tríada de psique, memoria y mundo interior ha sido convenientemente sustituida por el operador, la memoria informática y la imagen.
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