humildad
"Las cosas están detrás de las palabras. Son la realidad. En el momento en que las palabras entran a sustituir las cosas, impiden una toma de contacto completa con la realidad. Y se crea la ficción. Disipados los fantasmas de la mitología, fallecidos los dioses, perdidos los sustentos religiosos, ahogada la magia, decaído el verbo, no se puede pretender sustituir aquellas virtudes lustrales del lenguaje literario con la adoración del artificio del texto, con lo puramente escritural, con los signos en rotación. La tarea más urgente del literato, desde este punto de vista, sería volver a estar vivo, volver a sentir la realidad como si fuera su piel, aceptar las cosas que le fueron dadas, –los elementos, la naturaleza– no necesitan de él para vivir, más bien es él quien necesita de su entorno. Semejante toma de conciencia implica una gran humildad. Esa humildad se produce cuando acontece dentro del individuo una revolución del alma que lo libere, entre otros aspectos de la alienación de la literatura misma. Ortega y Gasset decía: “El poeta empieza donde el hombre acaba”. No se trata de una paradoja, sino de la intuición profunda del existir literario, de esa dimensión deformante que es la literatura y para la cual, en primera o en última instancia, sobra la realidad. Los símbolos de la literatura que hemos creado y alimentado nos impiden mirar directamente la cosa, ver el hecho en sí, descubrir lo que es sin necesidad de nosotros. Es menester, en cierto modo, que el lenguaje se reabsorba en la realidad y recobre su funcionalidad primordial de verbo. Esto no puede ser obra de la literatura, sino de la vida."⠀ ⠀ Juan Liscano⠀ ¿Morirá la literatura? (fragmento)
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