11 años de la muerte de mi abuelita LUISA VALERO VALERO
De mi abuelita no puedo hablar, todavîa no puedo, cuando se llevô sus ojos azules al cielo, estuve muy mal y escribî esto:
Ha muerto mi abuelita Luisa Valero Valero . Ha muerto mi universo, la infancia, su voz y gestos para detenerme al borde de la cama, para que no saltara a los vacíos. Ha muerto en el Km 101, en la colina donde tejía manteles, vestidos, pañuelos y las olas de la bahía de Matanzas. Quizás tejiera también las nubes, mis pestañas y todas las palabras que he pronunciado, impregnadas de los genes caprichosos, cabezones de mi natura. Se fue dormida, soñando con Gerardo Sabas quien repartía leche en un carromato por la ciudad, y le esperaba con un ramo de romerillos. Ella no faltó jamás a la cola del pan, consoló y alimentó hasta el ùltimo. Las mujeres de casa son la familia. Ella no vio mis cuadros, no leyò mis poemas, yo no la ayudé, ni le dije adiós.
A muerto la dueña de los calderos, la que espantaba el tizne con sus ojos azules; ha muerto Luisa Valero Valero , noble dama, la reina abuela, abeja de mi miel.
Estamos desconsoladas, mi hijta Laura y yo.
Fue un miércoles 2 de noviembre 2011, a las ocho de la mañana; la enterraron a las tres.
Y AYER MURIÖ QUIQUI, este post lo repito todo el tiempo hasta que me pueda consolar
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