Is It Play for Eyes Too? Autodefinidos como intelectuales... Aprende a escribir con auténticos intelectuales: un manifiesto
Norman Rockwell - Is It Play for Eyes Too? (Boy with Model Airplane), 1929
Autodefinidos como intelectuales, varios actores, escritores y profesores universitarios —así como algún cantante— han lanzado un manifiesto donde piden la unidad de las izquierdas minoritarias de cara a las próximas elecciones del 23 de julio. Como mi vocación de ayuda es incalculable, paso a difundir este comunicado, pero con algunas notas y mejoras que podrían beneficiarlo.
COMENTARIO DE TEXTO
Negras tormentas agitan los aires, (arriesgado plagio, el de un himno anarcosindicalista, pero escalofriantemente cursi…) nubes oscuras nos impiden ver, (¿ver qué, Júpiter? El fascismo está por todos lados, no dejamos de verlo) pero lo cierto es que la derecha y la ultraderecha están preparadas y listas (redundancia, muy militar: la derecha, la ultraderecha, preparadas, listas, ya) para asaltar y tomar las riendas del Gobierno del Estado (nota: es gente votando a la derecha y a la ultraderecha, no es como que vayan a entrar en el Congreso a tiros el 23 de Julio) y desde el Gobierno, iniciar la gran contrarreforma para anular toda la consolidación de derechos civiles y sociales impulsados por el Gobierno progresista de coalición (nota: mil violadores en la calle, malversación facilitada, sedición impune. Pero qué sabré yo).
A lo largo de la historia, las élites de la oligarquía (redundante: las élites o la oligarquía, “las élites de la oligarquía” es como decir “los pueblos del vulgo”, “las gentes de las personas”) siempre se han servido de las derechas y la ultraderecha (¿por qué no “las ultraderechas”?, ¿hay varias derechas y luego una única ultraderecha, monolítica y fiable? ¡Hacen de menos a Falange! Falange no es lo suficientemente ultraderecha) para impedir cambios que les supusiese (anacoluto: “supusiesen”, el sujeto es “cambios”, “impedir cambios que les supusiesen”) obstáculos (nota: es así como raro que los obstáculos “se supongan”, quizá todo: “las élites siempre se han servido de la derecha para impedir el cambio que obstaculizaría su onerosa acumulación de capital”) para garantizarse la acumulación de capital en poco tiempo a costa de un trabajo precario y mal pagado (redundancia: precario y mal pagado es lo mismo, aunque sería bonito saber de trabajos precarios donde ganas 10.000 euros al mes, ministro, quizá). Esas élites no dudaron es (vale, se trata de una errata: sería “en”, pero dejar pasar una errata entre 307 palabras de un pomposo “manifiesto” de difusión nacional firmado por 50 o 60 intelectuales es, como mínimo, cochambrosamente intelectual) su momento en alentar un golpe de Estado contra el Gobierno constitucional de la República (la historia no es mi fuerte, pero creo que fue una guerra civil) y hoy están dispuestas a apoyar, con todos sus medios a su alcance (cacofonía: “sus medios”/“su alcance”, obligado: “con todos los medios a su alcance”), políticos, sociales y mediáticos, un cambio de gobierno de la mano del PP y Vox (impreciso: “un gobierno de PP y Vox”, de la mano de PP y Vox no llegaría un gobierno abstracto, sino, ciertamente, de PP y Vox, ya ves).
Ante ese escenario, los y las abajo firmantes (nota: ay), personas comprometidas con las ideas, valores y cultura de la izquierda (nota: jaja), muchas de ellas luchadoras (el sujeto sigue siendo “los y las abajo firmantes”, de modo que debería encadenarse así: “muchos y muchas de ellos y de ellas luchadores y luchadoras”) por la libertad en tiempos de la dictadura (nota: tres “intelectuales” encabezan, según el titular de El diario, las firmas de este texto: nacieron, respectivamente, en el año 2000, 1963 y 1975; la dictadura acabó en 1975, lucharon contra ella con 12 años, 0 años y -25 años, respectivamente), consideran imprescindible la unidad política, social y cultural (fanfarria trifásica: “política”, mmm, queda corto, pon “social” también; y, venga, “cultural”; ¿qué es la unidad cultural?) de toda la izquierda que pretende una transformación de la sociedad y del Estado para garantizar la igualdad y la justicia social para todas las personas (pompa, pompa, más pompa; piedad con el bombo del vacío, amigos).
El proyecto Sumar es un avance muy importante (nota: es lo de siempre) para aunar a todas las organizaciones políticas, sociales y culturales (ya digo: lo de siempre) y también a personas no organizadas (¿cómo es una persona no organizada?, ¿llega siempre tarde?: “persona sin vinculación con una organización”, tal vez) en torno a un programa que comprometa una acción política, social e institucional (tres eran tres) para garantizar seguir avanzando (tres verbos seguidos no los ponía yo ni a los 9 años en el colegio de mi pueblo cuando tocaba redacción sobre la primavera) en políticas que garanticen el bienestar de la mayoría social.
En ese sentido, asistimos con preocupación que, al día de hoy la unidad no se haya encauzado, (aquelarre sintáctico, leamos otra vez: “En ese sentido, asistimos con preocupación que”, ¿”que”?, ¿qué de “que”?, sigue: “que, al día de hoy la unidad no se haya encauzado”; “al día de hoy” no sé si es castellano (a día de hoy), pero iría entre comas, “que, al día de hoy, la unidad…”; sigue: “la unidad no se haya encauzado”, ¿la unidad se encauza?) al considerar que es imprescindible (¿no se ha “encauzado” / “la unidad” al considerar que nosequé es imprescindible o es que ese nosequé, que es imprescindible, hace que “asistamos con preocupación”?) que toda la izquierda, a la izquierda del PSOE, comparezca unida en las próximas elecciones generales (nosequé = la unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE. Nota: Sumar obtendrá menos votos si integra Podemos que si concurre sin Podemos, pero, nuevamente, qué sabré yo).
Apelamos a las organizaciones de la izquierda a que, mediante el diálogo fraterno, trabajen por el objetivo (no se trabaja “por” un objetivo, sino en “en pos de” o “con” un objetivo) irrenunciable de la unidad. Las diferencias de criterio deben ser resueltas empleando el tiempo necesario y discreción (¿y el artículo?: “las diferencias de criterio deben ser resueltas empleando el tiempo que sea necesario y la discreción debida, hasta conseguir la unidad”) hasta conseguir esa unidad.
En la fragmentación de las fuerzas de izquierda radica la fortaleza de nuestros adversarios y nuestra propia debilidad. (Nota: Ser incapaz de escribir correctamente 307 palabras seguidas en castellano es la otra debilidad, por no hablar del cuajo que hay que tener para firmarlas.)
“Cuando un país se corrompe, lo primero que se corrompe es su sintaxis”, Octavio Paz.
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