Meltdowns
Meltdowns - a guide for all audiences
Anticipando un colapso
Muchas personas autistas mostrarán signos de angustia antes de tener un colapso, lo que a veces se conoce como la "etapa de estruendo". Pueden comenzar a mostrar signos de ansiedad, como caminar de un lado a otro, buscar tranquilidad a través de preguntas repetitivas o signos físicos como mecerse o quedarse muy quietos. En esta etapa, todavía puede haber una posibilidad de evitar un colapso. Las estrategias a considerar incluyen la distracción, la diversión, ayudar a la persona a usar estrategias tranquilizadoras, como jugar con juguetes o escuchar música, eliminar cualquier desencadenante potencial y mantener la calma.
Meltdowns - una guía para todos los públicos
Muchas personas autistas tienen colapsos. Al público a menudo le resulta difícil diferenciar los colapsos del autismo y las rabietas, pero son cosas muy diferentes. Si tu familiar o la persona a la que apoyas tiene crisis nerviosas, descubre cómo anticiparte a ellas, identificar sus causas y minimizar su frecuencia.
¿Qué es un colapso?
Un colapso es una respuesta intensa a una situación abrumadora. Ocurre cuando alguien se siente completamente abrumado por su situación actual y pierde temporalmente el control de su comportamiento. Esta pérdida de control se puede expresar verbalmente (p. ej., gritar, chillar, llorar), físicamente (p. ej., patear, azotar, morder) o de ambas formas.
Una crisis no es lo mismo que una rabieta. No es un comportamiento malo o travieso. Cuando una persona está completamente agobiada, y su condición hace que sea difícil expresarlo de otra manera, es comprensible que el resultado sea un colapso.
Los colapsos no son la única forma en que una persona autista puede expresar sentirse abrumada. También pueden negarse a interactuar, retirándose de situaciones que encuentran desafiantes o evitándolas por completo.
Qué hacer
Si alguien se está derrumbando o no te responde, no lo juzgues. Puede marcar una gran diferencia para una persona autista y sus cuidadores.
Dales algo de tiempo: puede llevar un tiempo recuperarse de la información o la sobrecarga sensorial.
Con calma, pregúntales (o a sus padres o amigos) si están bien, pero ten en cuenta que necesitarán más tiempo del que esperas para responder.
Cree espacio: intente crear un espacio tranquilo y seguro lo mejor que pueda. Pida a las personas que se muevan y que no se paren, apague la música alta y las luces brillantes: haga lo que se le ocurra para reducir la sobrecarga de información, pruébelo.
Anticipando un colapso
Muchas personas autistas mostrarán signos de angustia antes de tener un colapso, lo que a veces se conoce como la "etapa de estruendo". Pueden comenzar a mostrar signos de ansiedad, como caminar de un lado a otro, buscar tranquilidad a través de preguntas repetitivas o signos físicos como mecerse o quedarse muy quietos. En esta etapa, todavía puede haber una posibilidad de evitar un colapso. Las estrategias a considerar incluyen la distracción, la diversión, ayudar a la persona a usar estrategias tranquilizadoras, como jugar con juguetes o escuchar música, eliminar cualquier desencadenante potencial y mantener la calma.
Identificando las causas
Un colapso es una reacción a una experiencia abrumadora. Si un miembro de su familia o la persona a la que apoya tiene una crisis emocional, identifique qué es abrumador para ellos. Completa un diario durante un período de tiempo. Registre lo que sucedió antes, durante y después de cada crisis. Pueden surgir patrones. Puede encontrar que los colapsos ocurren en momentos particulares, en lugares particulares, o cuando ha sucedido algo particular.
Minimizar los desencadenantes
Una vez que tenga una idea más clara de lo que puede desencadenar los colapsos, piense en formas en las que podría minimizar ese desencadenante. Cada persona autista es diferente, pero las diferencias sensoriales, los cambios en la rutina, la ansiedad y las dificultades de comunicación son desencadenantes comunes.
Consideraciones sensoriales
Muchas personas autistas tienen diferencias sensoriales. Pueden ser demasiado sensibles a algunos sentidos, poco sensibles a otros y, a menudo, una combinación de ambos.
Por ejemplo, para alguien que es demasiado sensible al tacto y al sonido, las personas que pasan rozándolos y un anuncio fuerte en una estación de tren pueden causar dolor y sobrecarga sensorial, lo que lleva a un colapso. En esta situación, podría ser útil escuchar música relajante en los auriculares para bloquear los ruidos fuertes y esperar hasta que todos hayan bajado del tren antes de acercarse a la plataforma para evitar aglomeraciones de personas.
En otras situaciones, considere crear un entorno de baja excitación (p. ej., elimine las luces brillantes) o use equipos sensoriales (p. ej., anteojos con lentes oscuros o de colores, protectores auditivos, una manta con peso).
Cambio en la rutina
Las rutinas y estructuras consistentes y predecibles son muy importantes para las personas autistas y un cambio en la rutina puede ser muy angustioso.
Por ejemplo, tener que tomar una ruta diferente a la escuela debido a obras en la carretera podría causar sentimientos de ansiedad, que pueden desencadenar una crisis. En este ejemplo, un apoyo visual claro que explique el cambio, la tranquilidad de que el resto de la rutina sigue siendo la misma y la adición de apoyo adicional, como una actividad calmante/consoladora para hacer en el automóvil, podría ayudar.
Para un cambio inesperado, puede haber un plan particular en marcha, como:
el uso de un símbolo de imagen para explicar el cambio
refuerzo de que el resto del día sea el mismo (si es el caso)
la oportunidad de expresar cualquier frustración de manera adecuada (como golpear una almohada, rasgar un papel) seguida de una actividad que se sabe que calma a la persona, como respirar profundamente, escuchar música relajante, salir a caminar o apretar una pelota antiestrés.
Puede ayudar a aumentar la estructura en torno a las transiciones ordinarias, ayudando a la persona a navegar el cambio de una actividad a otra a lo largo del día. Usar un horario claro e
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