Ah, la decencia
Quizás eso sea la sabiduría: aprender cuándo toca hacer silencio.
Margarita Garcia Alonso : siempre lo repito, pero a veces es mejor abrir la boca que morir., eso sî, soy una guajira inculta.
- José M. Fernández PequeñoMargarita Garcia Alonso, hay que hablar por decencia y, a veces, hay que callar por decencia... sobre todo si lo que vas a decir no solo no resuelve nada, sino que incluso afecta a quienes no merecen ser afectados. Eso pasa.
oleo de Katherine Bradford
José M. Fernández Pequeño
Gracias, Margó, por etiquetarme, y perdona mi demora en responder. Escribo en cada segundo que tengo a mano, y solo Thiago, Karenia o la muerte me moverán de ahí. Igual me agrada que mi pobre par de líneas te hayan hecho reflexionar. Como acabo de escribir a Sonia Díaz Corrales por otra razón bastante más agradable, no hay más premio para cuanto escribo que la atención de personas inteligentes y talentosas, como tú. Observa, cuando me declaré un hombre libre, lo primero que hice fue renegar de la visión en la cual solo hay dos posiciones posibles. Eso es falso, frente a cualquier cosa, hay una multiplicidad de posiciones y posiblemente ninguna sea a priori mejor o peor, solo dependen de la vivencia diferente que cada persona posee sobre aquello que se juzga o sobre lo que se opina. Respeto el posicionamiento de todos, como exijo la misma comprensión para mi posición... o simplemente interrumpo el diálogo. Respecto a lo que motivó mis líneas y tu reacción, guardo un encontrado conjunto de sensibilidades, desde las más nobles, hasta las más odiosas (no soy el único, hermanos como Odette Alonso o León Estrada están en posiciones semejantes), y prefiero no sumarme a un debate en el cual se va desde perspectivas idílicas y nostálgicas hasta fieras y negadoras. Prefiero hacer silencio, no por respeto a esa persona, sino por respeto a mí mismo y a un tiempo que fue clave en mi vida. Es lo mismo que haría si mañana tuviera algo que reclamar a Odette o a ti. Es lo mismo que haría si tuviera algo que detestar en mi madre. Callaría por decencia... por mi decencia, que es al final lo que me importa de verdad. Que yo prefiera esto no significa que quienes hacen o piensan otra cosa estén mal o deban sentirse cuestionadas, ni menos revisarse. Solo tienen otras perspectivas. Eso sí, soy viejo, he vivido lo suficiente para saber que no siempre el que grita es valiente y el que calla, cobarde. Posiciones binarias, en fin, que son rejas en la prisión de donde salimos. Abrazos, mi reina.
Quiero agradecer a mi amigo José M. Fernàndez Pequeno por su post ( https://www.facebook.com/Pequeno21/posts/pfbid023J187azYwuvRrVos9jkMKLpip1FvCK6B4UzESL4nkBZiPhjqMVbqspK7DeFX6QN4l ) pues me ha permitido reflexionar sobre 'silencio, decencia, moralidad y elegancia' y comprender que mi hablar franco no es solo un derivado del espectro autista asperger, también de lo que soy, en resumen, me cito como en los telediarios:
"Siento chocarles, creo en la ‘elegancia suprema’ del alma, vivir sin hipocresía y moralismos, (toda época en que se llama a la moral para silenciar a otros es funesta), puesto que cuando la maldad llega lejos, no decirlo, me parece falta de entereza.
No me molesta que sepan que soy una ‘kamikazi’ en pedazos, una y mil veces muerta."
Gracias, querido mîo.
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