Poemas de Milosz


 LOFOTEN

Todos los muertos están ebrios de lluvia vieja y sucia
en el cementerio de Lofoten.
El reloj de deshielo tictaquea lejano
en el corazón de los féretros pobres de Lofoten.

Y gracias a los agujeros abiertos por la negra primavera
los cuervos están cebados de fría carne humana;
y gracias al débil viento de voz de niño
el sueño es grato a los muertos de Lofoten.

Yo no veré probablemente nunca
ni el mar ni las tumbas de Lofoten
y, sin embargo, es en mí como si yo amase
este lejano rincón de tierra y toda su pena.

Vosotros desaparecidos, vosotros suicidas, vosotras /lejanas
en el cementerio extranjero de Lofoten
-el nombre suena en mi oído extraño y suave-
¿dormís, verdaderamente, decidme, es que dormís?
CANCION DE OTOÑO

Escuchad la voz del viento en la noche,
la vieja voz del viento, la lúgubre voz del viento,
canción de cuna de los vivientes, maldición de los muertos.
Ya no hay hojas, ya no hay frutas
en los destruidos huertos.
Los recuerdos son menos que nada, las esperanzas están /lejos.
Escuchad la voz del viento.
Todas vuestras tristezas ¡oh mi doliente! son vanas.
El implacable olvido nieva siniestro
sobre la tumba de los amigos y de los amantes…
Los jirones del estío siguen al viento en la llanura;
todas vuestras penas, todos vuestros recuerdos,
se dispersarán en la tempestad muda del tiempo.
Escuchad la voz del viento.
Es vuestro, por un instante, el scherzo
de los difuntos, de las noches de antaño, vuestro…
Olvidadle, ha vivido, está ya lejos.
Escuchad la voz del viento.
Iremos a soñar , mañana, sobre las ruinas
del Hoy; preparemos los lamentos
del pesar que miente cotidianamente.
Escuchemos la voz del viento.

EL PUENTE SOBRE EL RHIN

Dulce, cantante lluvia rubia de verano sobre el Rhin,
lianas de oro dormitan en los balcones florecidos de herrumbre.
La música de un nombre extraño y lágrimas en el vino
– todas las cosas que fueron y no fueron-
y adioses de niños enlutados en la mañana…
¿Buscas tu espejismo muerto en el agua gris del Rhin?
Ojos de niña-reina, labios de hada y primavera de voces,
– todas las cosas que fueron y no fueron-
y el mismo sabor en el vino ya no es el mismo…
¿Esperar? ¿quién te lo prohíbe? Piensa en los años sorprendidos
de volverte a ver cambiado, tan cambiado, ¡sorprendidos!
-Todas las cosas que fueron y no fueron-
¡piensa, amigo, en las grandes soledades deshojadas!
Yo te daré – pero no se lo digas a nadie – la llave
de la tumba de tu pasado, allá lejos en el valle,
donde noche y día se ve nevar la nieve sobre el Rhin;
-y todas las cosas que fueron y no fueron-
relumbrarán como ciudades en los lagos de oro de tu vino
En los lagos de oro -piensa en los años – de tu querido vino /del Rhin.

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