La pena del Versalles


 La Gran Guerra
Jugábamos a la guerra durante la guerra, Margaret.
La demanda de soldados de juguete era enorme.
Estaban hechos de arcilla,
supongo que los de plomo los habrían transformado en balas.
Seguro que nunca has visto nada tan hermoso
como aquellos regimientos de arcilla. Yo solía tirarme en el suelo
durante horas mirándoles a los ojos.
Puedo recordar cómo ellos también me miraban, asombrados.
Qué extraño debo haber resultado para ellos,
allí quietos, firmes, mirando fijamente
aquella enorme e incomprensible criatura
con un bigote de leche.
Con el tiempo se rompieron, o quizás los rompí yo mismo.
Había alambre dentro de sus piernas,
en el interior de sus pechos, pero sus cabezas estaban vacías.
Te lo aseguro, Margaret, me cercioré de ello.
No había absolutamente nada dentro de sus cabezas...
Como mucho quedará un brazo, el brazo de un oficial
enarbolando su sable en cualquier grieta
del suelo de la cocina de mi abuela sorda.
~Charles Simic
"La Voz a las tres de la madrugada"


y los guerreros de pacotilla, la izquierda de Soros, y su extraordinaria capacidad para deshonrar
al cubano de a pie





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