Museo de cera
Pensaba en esos escritores e intelectuales que tienen los ojos muertos, sin luz, alegrîa ni pena, como si les hubiesen cortado en tiritas los libros que han escrito y los hubiesen rellenado con ellos, dignos del Museo de Cera cubano.
Pensaba en esos escritores e intelectuales que tienen los ojos muertos, sin luz, alegrîa ni pena, como si les hubiesen cortado en tiritas los libros que han escrito y los hubiesen rellenado con ellos, dignos del Museo de Cera cubano.
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