Ha muerto en la isla el #poeta Arlen Regueiro.Paz a su alma.
He sentido inmensa PENA CON LA MUERTE DE Arlén Regueiro, con quien comunicaba mucho en Twitter sobre poesía, mística, libros, blogs y actividades literarias de su ciudad.
COMPARTO SU TWITTER, sé que ahora leeremos bastantes crônicas de sus 'amigos' cercanos, quienes en vida no movieron un dedo para poner like a sus libros y poemas. Tal es el destino de los poetas en estos tiempos. , para que quede testimonio de sus inquietudes.
Editiones Hoy no he visto el PARAISO se suma al dolor de sus familiares y cercanos. Condolencias a la familia. Paz a su alma.
Arlén Regueiro Mas (Ciego de Ávila, 1972). Poeta.
Premio del Encuentro Nacional de Talleres Literarios,
1997. Mención del Premio de Poesía de la revista
Revolución y Cultura, 1997. Ediciones Ávila publicó
su cuaderno Páginas del agua, Premio Poesía de
Primavera, 1997. Es miembro de la Asociación
Hermanos Saíz.
Los tatuajes del alma
yo he de nacer de mí
socorriendo a la madre que se avecina imposible
como imposible ha de ser el vértigo mismo
por la errante mortaja de la arena
yo no soy de esos que aman a su madre
cuando la noche aventura un ojo impúdico
desde el invierno que la piel ilumina
sobre los rastros del polvo
yo no soy de esos travestidos de lluvia
donde el estío es tránsito calculado
ausencia de sí en el sepulcro de la casa
mi madre puede ser un perfil semejante
muriendo cada tarde los tatuajes del alma
y no ser padeciendo mi vientre sólo huesos
Ciudad de rostro oscuro - Poemas de Arlén Regueiro
Ciudad de rostro oscuro
Entonces uno de los siete ángeles
de las siete copas vino a decirme:
Ven, voy a mostrarte el juicio de la famosa prostituta
establecida al borde de las grandes aguas.
Con ella pecaron los reyes de la tierra,
y con el vino de su idolatría
se embriagaron los habitantes de la tierra.
Dicho esto, me llevó al desierto: era una nueva visión.
APOCALIPSIS
Dicen que el tiempo nos legó la desmemoria
que se nos vino encima como un agravio interminable
mutándonos todo
las manos graves de existir
y el temblor hirsuto del silencio
Dicen que extraviamos el hombro derecho
el corazón de inviernos malherido por la espalda
que somos nada Dicen
que no volvemos
y en la palabra se nos dilatan los naufragios
cuando el mundo es un reflejo
una mirada oscura
intransitable
Puesto que toda ciudad puede habitar en otra
yo te saludo libertad errante
yo te aclamo en el riesgo de las llamas
que se ciernen sobre ti
como la serena aventura de los rostros
Ciudad transparente yo te escucho de memoria
en el himno maternal que me precede
Soy instrumento
cuerpo indetenible donde alumbrar el abismo
donde la ciudad es más que Ciudad
Promontorio de arenas
Isla
Morada del imposible
universo
Pero la ciudad no es el ciclo exacto de la duda
ni el temible vértigo donde los años
renuncian a la sed de otros parques
La ciudad no es respuesta sólo pregunta
no es lo que se dice sino más bien lo que se ignora
Impuros vitrales que corrigen la luz
Páramo que asoma al margen de sus ruinas
y amanece cual relámpago
Desde todos los días me recorro en los umbrales
infinito como el ángel mutilado del otoño
cuando tu cuerpo ciudad no es el que resucita
sino aquel que aduerme la partida mas no sueña
sacrificando toda su rigidez su pasmo
Mi rostro no es mi rostro
sino un continuo azar de invocaciones
que precoz se yergue y vacila
reencarna en mí y piedra le padezco
cuando me duele y es el adviento
la intemperie
danzando en la entraña fatal de la tormenta
Diminuta ciudad quiero poseerte
atravesar todo el polvo
la sal que me engendra el cuerpo de un hombre
por el ave nacida ayer ceniza de mi vientre
Ciudad límite frontera
Precipicio de constelaciones
Ciudad agua incendiada
Inmanente de la tierra
reencarnas en mí y piedra te padezco
cuando son los espejos otro rostro
otro cuerpo en el cual la ciudad siempre es la misma
procurando el semblante que las llagas me oscurecen
Soy impar
y mi ser es otro ser que azorado no regresa
muriendo esta edad de nacerme que extravío
donde la histeria arde el manantial del mármol
esculpiendo su nostalgia a la luz de un breve incienso
Aquí brota la sierpe incendiando los destierros
la cruz del odio
el cáliz
el tobillo
sangre estéril donde mi cuerpo oscuro se sumerge
desde la íntima ciudad pródiga en canas
fundando los objetos
en el lugar común que alguna vez tendió esta sierpe
apenas para mí
cuando supe que el sueño nos legó la desmemoria
y se nos vino encima como un agravio interminable
dibujo atroz que bajo el signo del aliento
nos borra lágrimas
astros
miedo
duro maderamen que cerró la prepotencia
Y tú ego profundo
Concierto y discurso del habitual adagio
como serás ciudad un simple gesto
desvarío de la carne ya nombrada por el fuego
acallándome el estigma de ser en torno a ti
más enigma aún que la Ciudad
tanto infierno
donde se transmutan el rostro y la carne
mi nombre y tu nombre
en sombra y sierpe
Dicen que el viento nos legó la desmemoria
y ahora Ciudad
cuanto augurio se presiente está en mis ojos
ardiendo tal blasfemia
cesando como el fuego
cesando
como tú
en la piel de lo oscuro
Entonces llovió Jehová sobre Sodoma y Gomorra
azufre y fuego desde los cielos.
Y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura,
con todos los moradores de aquellas ciudades,
y el fruto de la tierra.
GÉNESIS
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