fragmento FE DE VIDA, DULCE MARIA LOYNAZ.
Dulce María Loynaz habla sobre La Habana:
"El que no la vio, no podrá nunca imaginar lo que era La Habana en aquel momento: una pequeña Viena, un París en miniatura, un extracto de Buenos Aires, sin la sosera ni tanta calle ancha y descolorida.
Porque La Habana era todo eso, color, esplendor, refinamiento..."
"El Vedado era una esencia, un espíritu, un ser fundido en nuestro ser, que cuando lo perdimos. no fue sin sentir que ya dejábamos de ser un poco nosotros mismos, y aun prescindiendo de estas finuras de la sensibilidad... ¡Cómo olvidar aquel trasunto de mármoles y jardines, de árboles umbrosos y verjas de hierro calado en filigranas! Y luego aquel olor a albahaca y a romero que era su olor y nunca más he vuelto a percibir.
Mientras escribo me doy cuenta de que estoy escribiendo en el vacío. ¡Cómo hacer creer a los que vendrían luego que aquel Vedado era un lujo que podía permitirse una ciudad y con la ciudad un pequeño país donde no existían éxodos en masa, ni asaltos a embajadas, ni gente perseguida ni perseguidores!"
"Ya no existe El Vedado, como no existe Pompeya ni Palmira. Como no existe Machu Picchu. Pero estas al menos debieron su destrucción al rodar de los siglos o a las tremendas fuerzas de la Naturaleza, aun imponentes y grandiosas en su potencia de aniquilamiento. La misma Cartago fue arrasada por los hombres que peleaban su guerra, extranjeros en ella.
En cambio, nuestro Vedado fue enterrado vivo por la estulticia y la avaricia de hombres nacidos bajo su mismo cielo."
fragmento FE DE VIDA, DULCE MARIA LOYNAZ.
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