dementes
En este sentido, efectivamente, todos nosotros, y con mucha frecuencia, resultamos casi dementes, con la sola diferencia de que los «enfermos» están algo más locos que nosotros, porque, mire usted, hay que distinguir. Pero es una verdad que no existe el hombre armónico, casi en absoluto; acaso entre decenas, y puede que entre centenas de millares, solo se encuentre uno, y, aún así, en ejemplares bastante débiles".
Fiódor Dostoievski ,
Crimen y Castigo
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