Mimi Vuvuzela Pérez

 


"Pero antes de eso había tenido ya miedo. Por ejemplo, cuando murió mi perro. Éste que me acusó de una vez para siempre. Estaba muy enfermo. Todo el día me lo pasé arrodillado cerca de él, y de repente me enderezó un ladrido breve y cortado tal como los que lanzaba cuando entraba en la habitación un extraño. Esta especie de ladrido había sido convenido de algún modo entre nosotros para tal caso, y maquinalmente me volví hacia la puerta. Pero la cosa ya estaba con él. Inquieto, busqué su mirada, y él buscó la mía. No para despedirse de mí, sin embargo. Me miraba con dureza y distancia. Me reprochaba haberla dejado entrar. Estaba convencido de que yo hubiera podido impedirlo. Ahora se demostraba que había sobrestimado mi poder. Y ya no era tiempo de explicarle. Me miró con distancia y soledad, hasta que todo hubo terminado".

Rainer Maria Rilke

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