Félix Luis Viera, Leyenda


 Leyenda


                     Para A. M


Cierta vez, hace milenios según los
   historiadores
(o los rapsodas o los acuñadores de mitos),
salieron todos los hombres de la Tierra
—casi toda vegetación, bestias y pájaros
   entonces—
a buscar la ternura que, según ellos,
no había sido incluida en la receta por
   quien los inventó.
Naturalmente, como eran hombres sin ter-
   nura, eran
todos bárbaros, tercos, sólo colmillos y
   diatribas,
garrotes, eructos y palabras obscenas (que
   ya
en aquel tiempo se decían).
Salieron estos hombres en busca de la ter-
   nura, porque
aun sin sentirla nunca la sabían ausente,
según comprobaban cuando al mirar las
   pestañas de un niño nada comprendían,
cuando miraban, insensibles, los pétalos
   que corren
en las mejillas de una mujer enamorada.
Es decir, que estos hombres bárbaros así,
   piedras
andantes así como eran, no obstante
   intuyeron
que les faltaba un ingrediente, pues
   además,
   convenían,
no era normal que ante ellos
se abriera un lirio y no pasara nada, si
   acaso
deseos de morderlo, machacarlo, hacerlo
   jugo.
Y así estos hombres que parecían
   anatemas
—pero, aun sin ternura, indiscutiblemente
   nobles si atendemos
a la sublime divisa que los guía— partieron
   hace milenios en su busca
sin saber adónde estaba y mucho menos
   cómo era,
pero firmemente esperanzados.
Y así continuaron según los historiadores
   (o los rapsodas o
nosotros los fabricantes de mitos)
varios milenios más en pos de la ternura,
   de manera
que quienes, al fin, la encontraron, eran
   remotos descendientes
de aquellos los primeros que fueron a
   buscarla.
De eso del hallazgo también hace milenios,
   pero menos, claro.
Y estos los halladores les contaron a los
   de más acá
(a los rapsodas, los historiadores, los poe-
   tas, los locos de más acá)
que la ternura estaba sentada, hacía mi-
   lenios, en una piedra alta, visible
desde todas las esquinas de la Tierra. O
   sea que tú
estabas sentada sobre esa piedra, hacía
   milenios.


Diciembre 1980

exilio, Margarita García Alonso- #Cuba -fun graphic

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