#matancerosdemi❤️ #poetasmatanceros, Nairys Fernández Hernández
Este es el canto del siglo
Anochecer en Matanzas.
Descubrirme bajo los pies el delirio de un muerto,
la cursiva sombra en las paredes.
Si la luz contagia
porque no desnudar mi cuerpo en desuso;
para que lo atraviese,
para que vuelva a nacer desde este pedazo del día
rotulando en el tiempo su fiebre.
Este es el canto del siglo
me tiembla la voz inadaptada al discurso,
tiembla.
Como violenta fiera la palabra crece,
hincan sus dardos mi garganta
y soy otro más que se desborda en las manos del torrencial.
De qué sirve la historia
si esta noche viene cabizbaja en el verano
pretende burlar el fuego oculto de quien inventa,
entre sorbos de ansiedad y espanto.
De qué sirve la historia, de qué sirve
si no me enseñaron a creer en lo que dicen los enigmas,
tampoco en el lenguaje de las horas.
Difícil ha sido transitar sobre la gloria
apuñaleando en el pecho los residuos
del sueño.
Detrás de su máscara mi padre se vuelve al llanto por un orificio
inútil la fuga,
la ilusión descansa con los muertos bajo tierra
y no voy a creer en los héroes,
en los guerreros que no regresaron de Itaca
con la ternura como medalla en el cuerpo
para llenar la cáscara vacía de la esposa.
Es mi voz el lamento de un ave
que se extravío en la nada de su mismo canto
y fue a Itaca con la juventud prendida en los hombros
la sed de aventuras me cruzó el mar en la boca,
regresé a tientas por el olvido con la certidumbre de hallar.
Yo también fui mi padre un domingo,
naufragué en el San Juan silencioso
la corriente del río me arrebató la historia.
Poema publicado en un pergamino de Ediciones Vigía, en 1996.
Edición: Gisela Baranda Pérez.
Diseño y dibujos: Jorge Luis Cristo.
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