El experimento cubano
Por
Leopoldo Luis García
El experimento cubano ha hecho mucho daño. Ni siquiera vale la pena debatir sobre la intención, porque el resultado está a la vista de todos. Lo más preocupante, creo yo, es que la nación se contrae a un ritmo trepidante. Se contrae la población, se contrae la economía. Pero una de las cosas que me impactan… Que me impactan ahora que vivo fuera de Cuba, por supuesto, porque estando en la Isla es casi imposible apreciar el fenómeno… Pues una de las cosas que más me impactan es la desconexión de mis compatriotas con el resto del planeta. Desconexión, referida a la manera en que se vive y actúa en al menos una parte del mundo. En esa parte del mundo donde uno tiene que —pero puede— trabajar y ganarse la vida al margen del control estatal. Esa parte del mundo donde muchos artistas e intelectuales dejan de vivir como artistas e intelectuales para convertirse en obreros y empleados. En resumen: Hay que trabajar. ¿Que tiene sus desventajas? Seguro que sí. Pero te concede una independencia personal y funcional que, al menos yo, jamás conocí antes de emigrar.
Vivir en Cuba, contando los dólares para comprar un pollo en las tiendas MLC, mientras sueñas con publicar una novela en España que ponga fin a tus carencias, es una de las situaciones más absurdas que pueda imaginarse: Nuestra existencia es efímera. Malgastarla es un pecado capital.
Esa es mi opinión. Defienda usted la suya.
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