A la rosa secreta de Yeats
"A la rosa secreta"
Remota, secretísima e inviolada Rosa,
Abrázame en mi hora de las horas; allí donde habitan
Cuantos te buscaron en el Santo Sepulcro,
O en el tonel de vino, más allá de la agitación
Y tumulto de derrotados sueños; donde, cerrados casi
Sus pálidos párpados, vencidos por el sueño, los hombres
Han dado nombre a la belleza. Tus grandes hojas ocultan
Las antiguas barbas, los yelmos de oro y rubíes
De los Magos coronados; y a aquel rey cuyos ojos
Vieron las Taladradas Manos y el añoso Leño alzarse
En las brumas Druidas, haciendo palidecer las antorchas;
Hasta que un vano frenesí le arrebató y murió; y a aquel
Otro que encontró a Fand caminando sobre llameante rocío
En una costa gris que nunca azotó el viento,
Y perdió el mundo y a Emer por un beso;
Y a aquel que expulsó a los dioses de sus lares,
Y cien veces estalló roja la aurora mientras lo
Festejaba, llorando sobre los túmulos de sus muertos;
Y al rey orgulloso y soñador que desechó corona
Y desventura, y seguido de su bardo y su bufón
Marchó a vivir entre ebrios vagabundos al corazón del bosque;
Y a aquel que vendió aperos, casa y bienes,
E innumerables años buscó por tierras y por islas,
Hasta encontrar, entre risas y lágrimas,
Una mujer de tan resplandeciente belleza
Que los hombres trillaban el grano a medianoche,
Por un mechón de sus cabellos, un pequeño mechón robado.
También yo espero la hora de tu gran vendaval de amor y odio.
¿Cuándo se extinguirán en el cielo las estrellas,
Como chispas que brotan del yunque y que se apagan?
¿Acaso no ha sonado ya tu hora?, ¿no sopla ya tu huracanado viento,
Remota, secretísima e inviolada Rosa?
William Butler Yeats
«The Secret Rose»
Oar-off, most secret, and inviolate Rose,
Enfold me in my hour of hours; where those
Who sought thee in the Holy Sepulchre,
Or in the wine-vat, dwell beyond the stir
And tumult of defeated dreams; and deep
Among pale eyelids, heavy with the sleep
Men have named beauty. Thy great leaves enfold
The ancient beards, the helms of ruby and gold
Of the crowned Magi; and the king whose eyes
Saw the pierced Hands and Rood of elder rise
In Druid vapour and make the torches dim;
Till vain frenzy awoke and he died; and him
Who met Fand walking among flaming dew
By a grey shore where the wind never blew,
And lost the world and Emer for a kiss;
And him who drove the gods out of their liss,
And till a hundred morns had flowered red
Feasted, and wept the barrows of his dead;
And the proud dreaming king who flung the crown
And sorrow away, and calling bard and clown
Dwelt among wine-stained wanderers in deep woods:
And him who sold tillage, and house, and goods,
And sought through lands and islands numberless years,
Until he found, with laughter and with tears,
A woman of so shining loveliness
That men threshed corn at midnight by a tress,
A little stolen tress. I, too, await
The hour of thy great wind of love and hate.
When shall the stars be blown about the sky,
Like the sparks blown out of a smithy, and die?
Surely thine hour has come, thy great wind blows,
Far-off, most secret, and inviolate Rose?
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