tormentas de verano

 



No quiero una caja simple, quiero un sarcófago⠀⠀⠀
Con rayas atigradas, y una cara en él,⠀⠀⠀
redonda como la luna, para contemplar.⠀⠀⠀
Quiero estar mirándolos cuando vengan⠀⠀⠀
Juntando los tontos minerales, las raíces.⠀⠀⠀
Ya los veo -las caras pálidas, distantes como estrellas.⠀⠀⠀
Ahora no son nada, no son ni siquiera bebés.⠀⠀⠀
Los imagino sin padres ni madres, como los primeros dioses.⠀⠀⠀
Se van a preguntar si fui importante.⠀⠀⠀
¡Debería azucarar y conservar mis días como frutas!⠀⠀⠀
Mi espejo se está nublando-⠀⠀⠀
Unas pocas respiraciones, y no reflejará nada más.⠀⠀⠀
Las flores y las caras se blanquean como una sábana.⠀⠀⠀
No confío en el espíritu. Se escapa como vapor⠀⠀⠀
En sueños, a través de la boca o del ojo. No puedo detenerlo.⠀⠀⠀
Un día no volverá. Las cosas no son así.⠀⠀⠀
Permanecen, sus pequeños brillos especiales⠀⠀⠀
Tibios de tanto manoseo. Casi ronronean.⠀⠀⠀
Cuando las plantas de mis pies se enfríen,⠀⠀⠀
El ojo azul de mi turquesa me confortará.⠀⠀⠀
Dejen que me lleve mis ollas de cobre, dejen que mis potes de rouge⠀⠀⠀
Florezcan sobre mí como flores nocturnas, con buen aroma.⠀⠀⠀
Me envolverán con vendas, guardarán mi corazón⠀⠀⠀
Bajo mis pies en un prolijo paquete.⠀⠀⠀
Difícilmente me reconoceré. Va a estar oscuro,⠀⠀⠀
Y el brillo de estas pequeñas cosas, más dulce que la cara de Ishtar.⠀
⠀⠀⠀
Sylvia Plath⠀⠀
Últimas palabras⠀











Me gustan las tormentas de verano.

'Gris y oro', John Rogers Cox, 1942.

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