La «reina de Groenlandia» es una espectadora oculta dentro del «sistema poético del mundo» de Lezama.

 


Los lectores de la novela de Margarita García Alonso no deberían perder la pista a una máxima de la «ascetología literaria»: la «pasión por la cultura es más grande que la creación» o, para decirlo con una expresión de los juegos del lenguaje wittgenstienianos, «la literatura evoca un código en la epojé y una desconexión atestiguada en el mandato disciplinar». La «reina de Groenlandia» es una espectadora oculta dentro de la imagen del «sistema poético del mundo» de Lezama. De modo que, «a falta de formación cultural universal, el hombre puede cultivar el imperativo categórico a través de la creación literaria». De hecho, el énfasis en la técnica y en el método literario, revela que el género de la novela desata un sumo interés por los temas de la “cultura provinciana y local”, porque, sin duda, la «pasión por la imagen (el cuadro) es más relevante que toda estructura narrativa del discurso historicista.

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