Un regalo de Reyes para mi amiga, la gran poeta Margarita García Alonso. Jorge Tamargo, Jaque a la soledad


 

Un regalo de Reyes para mi amiga, la gran poeta Margarita García Alonso.

JAQUE A LA SOLEDAD

Para Margarita García Alonso

(Sobre la tumba del pánico, un

cipo de caramelo). “Sacratísima” soledad

de los poetas, que esnifas la devoción

del chalado, del giróvago, el amigo,

¿a qué tercio de tu pecho negro debe

apuntar mi flecha (la enherbolada 

de azul, del caro azul que supuran 

la edad, su hedentina)? ¿Dónde es-

condes la percipiente vena? ¿Dón-

de el nervio veraz, bajo tu bata- 

manta? …¿Quién dijo miedo? Mi flecha 

(Deo auctore, volente) va, no a tu 

talón, a tu centro. Aflójate el corsé, 

puta, y métete mi raya voladora. Di 

a la Reina, confiésalo, que no puedes 

ceñirla de azules colocada, que no 

te basta para asustarla el silencio, tam-

poco tu teatral tos ferina. Di-

le (pon tu mejor acento del diecinue-

ve) que no vales una mierda por-

que te flecho, porque la cuido, por-

que la quiero.     ¡Zas! Jaque. ¿Mate?  

(Sobre la tumba del pánico, un 

cipo de caramelo).




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