pobre país el que somos

Un día a los cubanos nos dijeron que el mundo, todo lo que en este hubiera u ocurriera, debía verse en óptica política, interpretarse con el rígido código de la política práctica, utilitaria, esa que solo reconoce dos extremos: dentro o fuera. Tal día la isla comenzó a secarse. No le quedó al pobre país ni siquiera el consuelo del enfermo terminal cuya enfermedad morirá en el mismo momento de matarlo. No, nos hemos traído los cubanos esa enfermedad donde quiera que hemos ido, es decir, a casi todo el mundo. Tierras nuevas que son miradas con el mismo ojo mostrenco de la rígida política de manual, con las mismas emociones desaforadas e irracionales. Fuera, donde la libertad es posible y la flexibilidad un alivio, nos amarramos al primer rectángulo ideológico suficientemente rígido como para largar la misma mirada "política" que termina en descalificaciones, exabruptos, actos de repudios, etc., etc., a todo lo que quede fuera del rectángulo-prisión. No hay espacio para un atenuante moral, ético, cultural, artístico, humano en fin. Dentro o fuera. Patria o muerte. Blanco o negro... pobre país el que somos. José M. Fernández Pequeño

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