en el cementerio de barcos, BRETAGNE
Un valle y sobre él bosques de colores otoñales. Llega un viajero, le ha traído aquí un mapa o quizás la memoria. Una vez hace tiempo, al sol, cuando cayó la primera nieve, pasando por aquí experimentó una dicha, intensa, sin motivo, una dicha de los ojos. Todo era un ritmo de los árboles desplazándose, de un pájaro en el vuelo, de un tren en el viaducto, una fiesta del movimiento. Vuelve pasados los años, no desea nada. Tan solo quiere una cosa, la cosa más preciada: ser una mirada pura, sin nombre, sin esperas, sin temores ni esperanzas, en la frontera donde termina el yo y el no yo. Czesław Miłosz Tan solo esto
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