algoritmos que aplican siempre la máxima de dime-con-quién-andas-y-te-diré-quién-eres

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,
pues con callado pie todo lo igualas!

Feroz de tierra el débil muro escalas,
en quien lozana juventud se fía;
mas ya mi corazón del postrer día
atiende el vuelo, sin mirar las alas.

¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte!
¡Que no puedo querer vivir mañana,
sin la pensión de procurar mi muerte!

Cualquier instante de la vida humana
es nueva ejecución, con que me advierte
cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.

Francisco de Quevedo.

The last day, by Margarita García Alonso-Astral connection, 2015
Por Eduardo Jo Entonces en Amazon Music pongo una estación de Serrat y me subo al techo y los jodedores algoritmos que aplican siempre la máxima de dime-con-quien-andas-y-te-diré-quien-eres comienzan a bombardearme con canciones de Silvio Rodriguez y pandilla y estoy en el techo y no puedo bajar ahora y tocan una canción que se llama "Sueño con serpientes" que comienza con una frase liviana de Beltor Brech sobre hombres imprescindibles y pienso que es una gran chealdad y que la canción toda es un jodido reguetón con guitarra acústica y clave que me describe toda una travesía por las tripas de un majá y con este sol le deseo la muerte a Silvio Rodriguez y pienso que si se muere entonces toda la plañeritud acongojada de las redes sociales comenzaría a vestirse de silicio y a rasgárselo después y a poner la canción del majá y lo imagino entonces como un encurtido en los jugos gástricos del reptil por todo un mes con la jodida canción de fondo y a la plañeritud acongojada entre una recogida de moco y otra diciendo que sí era un singao pero que tenía un par de canciones buenas y que sí es cierto que tenía voz de chiva con covid-19 pero que era un ser humano y que por dios nos deshiciéramos de tanto odio y dejásemos el veneno y yo deseo entonces que caiga ya la lluvia que anunciaron para las cuatro y que Silvio Rodriguez no se muera para no aguantar el diluvio de sus canciones de majás que se lo tragan y la moquera de la plañeritud acongojada y super humana que sentiría su muerte y que los algoritmos algún día sepan cual es el lugar de Serrat y cual el de Silvio Rodriguez.

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