Un poema de Yoandy Cabrera



Dora la luz el barro oscuro de las macetas,
los rojos techos, la aspereza del tanque.
El ciclón dispersó las tapas de los depósitos.
Hasta aquí llegaron las aguas.
Patria encogida.
La soledad, manto infinito,
lo borra todo.
Nos queda el tacto, el recuerdo.

No sé invertir los órdenes.
O es Homero, su herencia.

Miserablemente mudo, a la deriva,
viendo caer las blancas velas de mi alma
más allá del mar de Delos.

(Abril de 2005)

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