El gato de Schrödinger, en Catedral sumergida

Por Sonia Diaz Corrales
2 juillet 2014 · 



Como si descubriera de nuevo, lo harto conocido, que aparece otra vez, leo con asombro a estas mujeres poetas, tan contemporáneas y tan cubanas, que cuesta entender como se meten en el universo, en la intemporalidad, sin perder estas dos cosas. La lectura de "Catedral sumergida", me ha confirmado lo que ya sabía, pero ahora con este libro como una prueba irrefutable; vivimos en un mundo de poetas, tuvimos la suerte de nacer y vivir una importante parte de nuestras vidas en un país lleno de mujeres poetas. Gracias al trabajo de compilación de Ileana Álvarez González y Maylén Domínguez, comparto hoy los versos de Margarita García Alonso, que aparecen en esta antología.



Cuando falta la cola o la crin,
el caballo está enfermo, 
es solo cuerpo que trota
sin la posibilidad espiritual del viento.


El sol se fue a putear al fondo de las nubes
después de hacerse el nulo en los acantilados.
Estoy recogiendo los fragmentos
quizás se salve algo de la mañana.

El gato de Schrödinger ha desaparecido
supuestamente atado al caballo.

Un átomo radioactivo y una botella de veneno
ocupan el interior de mi cerebro donde nadan
el absurdo, la obsesión y el despilfarro.

Mi desespero no es por el gato muerto,
estoy febril.
¿Dónde está el problema,
si yo no quiero saber la solución?


El pintarrajeado travesti se pavonea en la acera
con la ilusión de que el enano tuerto 
se equivoque de estación.

La sombra acaricia entrepiernas
toda ecuación del mundo está en el sexo.



"El gato de Schrödinger" (texto integro)

en la foto mi Mimi, que se fue el 7 de abril del 2020, tras 18 inviernos conmigo

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