Carlos Augusto Alfonso, poemas

POETAS DE LOS 80


La Estocada
Aparición Forzada y Fuerza de Flaqueza
salen de la mano a caminar un día.
Encuentro a La Flaqueza en un sexteto
haciendo la segunda a Aparición.
Acuden los expertos de las tragantonas.
Sus últimas palabras: “Date a conocer,
incluye a Abdicación y Aforamiento”.
El problema genético impone mutaciones.
Dilapida fortuna su estatus de furtiva,
los trajes periciales que desestimaron,
piso pélvico, tono muscular.
Tiene compromiso con las cuatro letras.
Muy hija de su madre, se le ve yacer.
Publican perdonar su Antonio Pérez,
en ausencia quemado por La Inquisición.
Si quemarse en esfinge debe ser atroz,
caminar entre nubes es decepcionante.
Como recordar cuando esté serio
Doloroso incidente de estangurria,
fuerza que chirría, el molino memo.
Bujarin confesó -en flagelaciones-
con plena libertad antes de hincar.
Si el trigo envenené de toda Rusia
por lógica anfictiónica en Habanas
el trigo envenené de un sorgo pan.
Todas las guerras
De qué voy quejarme si no es de mí,
ya se me ocurrirá.
De Kooning me ha alterado. Sé de nacimiento la razón.
Vi un tipo golpear a un hombre de goma con un registro.
Herman Jacob Mankiewicz,
guionista de “El Ciudadano”
harto de vigilias apeninas,
ebrio como siempre viene cavilando.
Guarda en su pesebre palabra Rosebud…
“Cae de su mano, en lecho de murano, un cristal de nieve”
no era la sibila por estos fanguisales.
Hombre de goma golpeado con un registro.
Exprime guarapera sin trapiche “orden hermética”
brazos de famélicos fustetes.
Órgano Jacobson Mankiewicz
sirve entumecido «Rosebud»
en vaso plástico tornasolado trapichero.
Y no solo te habla en enoquiano apocalíptico
sino que -para colmo- SABE ESCUCHAR
anegator
busqué curaduría anduve lejos
de los sitios que antes
solía frecuentar
parajes desolados
armerías
juegos
en el verde Sorrento me detuve
no confío en el hombre -pongámoslo así-
sheriff en su batida por el bosque
del bosque para fuera deja que desear
de valiente un cobarde -dentro fuera-
ácefalo despega
atípica visión inmensidad negosia
ahí se posesiona máquina a inservir
reina la confusión la algarabía
baja desconcierto
me aseguro tengo
la cabeza sujeta
la hice rebanar con el enojo
después de originarle
contusa hemorragia petequial
pos-estrangulamiento en el despegue
-humano que ase humano-
salí del andador y me detuve
buscando ese condal
Dalits
En pueblos endógamos, en los pasatiempos de La Casa de Laca,
los poetas no son los sacerdotes que nacen de la boca de Brahma.
No salen de su mano al abdomen.
No aparecen echados a los pies de Brahma.
Ni políticos graves, ni rectos militares,
no son los comerciantes artesanos
que a la larga se saben quemadores de etapas.
Después de su pasado, les persiguen a gritos como randas.
Son ilotas, son parias, maestros sin oficio,
homicidas de reses que renquean, llegadas de calor abominable,
su ante-nacimiento en sitio equivocado,
los brahmanes los tratan como deyección.
A esta capa bubónica,
el escalón más bajo,
a estos sin colores,
que por tanto y por ello en un río de dalits nadie se baña,
combinación maléfica «no auspiciosa» de dos o más planetas
en hora del bregar cual por su lado,
aquí no se les llama “intocables”. Aquí nadie reencarna.
Impuro se renace, sin casta y sin menaje.
Impuro y más que impuro, sin casta, sin higiene, sin menaje,
trabajo sobre ti por la comida -carne de cerdo y águila-
por mí no pase el tiempo del amor.
El Mesías Korchnói
Pido en la capilla de flagelación
de judío piadoso a helenizante,
en Néguev, 7 hicsos,
en pieles de cabritos
la imposición de manos.
Ya sé, no funcionó, lo siento y punto.
Hablo por el magneto blanco divino
de cuánto vale y brilla,
alimaña Ungezeifer,  La Solución Final.
Resumiendo: La súplica -si existe-
sabe Dios en qué fase la vamos a creer.
En la culpa rendía el haberte esforzado,
no ocupas un lugar en mi corazón,
lejos de animarme, lo contrario,
almas tan negativas embelesan.
Ahora se dedican a decorar estancias.
Donde digo estancias veo comedores.
“Ocupa” sin lugar me desperté
en éxodo vigente, romadizo,
yéndome en palabras
en catre menos-cabo
bizancio diluviano
estancos a ceder.
Lesshome Homeless
En el parque Martí hay unos homeless.
Despiertan con albores en las gradas en
lucha permanente por cartón heredable.
Se amañan con bombonas de la friega
sufriega universal” que en
sí no son azules sino verdes.
El primer lavatorio jerarquiza
parte de familia “que el Señor debería
harto de LO NUNCA verme el circo Roma”.
Donde apostador, ve parlamentario de bicámara.
Da los buenos días de amenaza
y por desayuno un rotundo COMPONTE,
desaloja marquesa REALENGO TE VAS.
A las Ocho dispersos con sus cheles
en rutas deplorables de embajada
homeless difuminan de bancales
loca institutriz de martes negro.
Se volatilizaron en cocteles…
calles de la bolsa de farfantes
vueltas a la pista, etéreos paquidermos,
esquivos, sama-niegos, parametrados y cagados,
en sobreeducación más sensiblera
con monitos rosáceos
muriéndonos de miedo por la vida.


Carlos Augusto Alfonso (La Habana, 1963).
  • Ha publicado los siguientes libros, con algunos de los cuales ha recibido los premios más importantes de la isla: El Segundo Aire. Premio “David” de la UNEAC, 1986. Población Flotante. Editorial Letras Cubanas, 1994. La Oración de Letrán. Premio “Pinos Nuevos”. Editorial Letras Cubanas, 1996. Fast Delivery. Editora Abril, 1996. El Ladrón de Licario. Premio Proyecto de Creación “Dador”, 1997. Cabeza Abajo. Premio UNEAC “Julián del Casal” de Poesía, y Premio de la Crítica, 1997. Cerval. Premio Internacional de Poesía “Raúl Hernández Novás”, 2001; y Premio de la Crítica, 2004. El rey sastre. Editorial Letras Cubanas, 2010.

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