RESPUESTA AL ARTICULO DE NDDV SOBRE LA MUERTE DE GEORGE FLOYD, por Humberto Castro-Cruz
RESPUESTA AL ARTICULO DE NDDV SOBRE LA MUERTE DE GEORGE FLOYD
Por Humberto Castro-Cruz
El señor empieza con el mantra del monstruo atribuido a Martí por el castrismo, quien en otras ocasiones (que se esconden intencionalmente) alabo a EEUU y llego a trabajar como diplomático. No se corresponde con la imagen de un hombre honesto, que supuestamente detesta a un país monstruoso, que acepte representarlo ante otras naciones, pero semejante incongruencia parece ser invisible para legiones de estudiosos y académicos, incluyendo al autor.
“Mientras tanto, un policía de aspecto asiático dejaba que su compañero rematara a George Floyd con toda la parsimonia del mundo. Miraba a otra parte, se limpiaba las uñas. Dos policías criminales contra un negro inmovilizado que no tenía a quién clamar”.
El otro policía no era de “aspecto asiático” (como si eso fuera un aspecto) era y ES ASIATICO y tiene un nombre y apellido asiático, y ya todo el mundo sabe que pertenece a la etnia Hmong del sudeste de Asia, a la que también pertenece la esposa del policía blanco. Además, había otros dos policías que tampoco son blancos, pero el autor calculadamente lo omite y desvirtúa el origen étnico del asiático para que el lector se enfoque en el policía blanco.
Lo anterior es incendiario, lapidario, demagógico y falso.
Cualquiera que lee este bodrio se imagina a toda la policía de los Estados Unidos como una legión de la Gestapo, monolíticamente presta a matar o enviar al primero que se les cruce en el camino a un campo de concentración. Policías corruptos y abusadores como Dereck Chauvin existen en todos los cuerpos policiales del mundo sin excepción. Miles de policías honestos y de buen corazón que se han arrodillado con honor y humildad y han marchado con los manifestantes, desmienten al autor.
“Hay racismo en Estados Unidos, y el racismo es parte del sistema. Del sistema legal y del policíaco. Es parte estructural de eso que llamamos “América”.
Absolutamente falso. Por supuesto que hay racismo y lo habrá durante mucho tiempo. No se puede esperar que siglos de esclavitud y leyes de segregación racial que se mantuvieron hasta los 60 del siglo XX (lo cual es un guiño en tiempo histórico) se van a evaporar en unas pocas décadas por arte de magia, pero ese racismo está en individuos aislados, no en el sistema, ni en la mayoría. Lo que el autor no admite es que el racismo se vuelve multidireccional y deja de ser patrimonio exclusivo de los “blancos”. Durante las protestas raciales de Los Ángeles en 1992, mas de la mitad de los negocios destruidos por los que protestaban por otro abuso contra un afroamericano, eran propiedad de asiáticos.
Pocos países han reconocido de manera mas cruda y explicita el racismo, que es ciertamente una vergüenza para la historia de la nación. El país ha hecho grandes esfuerzos por erradicarlo y ha aprobado por inmensa mayoría leyes claras y enérgicas contra la discriminación racial, Title VII of 1964 y Affirmative Action, son los mejores ejemplos, pero no los únicos. La última, obliga a todas las entidades de gobierno, todas las que reciben algún financiamiento estatal o federal (y a muchas privadas) a tener un balance racial en la composición de sus empleados, estudiantes, beneficiarios o participantes de cualquier modalidad. Affirmative Action aplica a los departamentos de policía, donde tiene que haber un numero equitativo de composición racial, lo cual se demuestra en el grupo que arresto a Floyd y que el autor maliciosamente omite.
Pero la sociedad americana no solo ha hecho leyes y las aplica seriamente, también ha incluido el tema en los planes de estudio de todos los niveles de enseñanza y ha creado conciencia social, al punto en que nadie o muy pocos se atreven a expresar comentarios racistas en foros públicos. No solamente porque pueden ser acusados y sometidos a leyes penales y civiles, sino porque la repulsa social va a ser masiva e inmediata.
El autor, que ha vivido aquí la mayor parte de su vida, sabe que eso es mentira. Que existan individuos racistas no quiere decir de manera alguna que son la mayoría, ni que la sociedad es visceral, biológica, ética y genéticamente racista. Este es quizás el mayor y más venenoso desatino del artículo.
“En las planillas más inútiles te clasifican por color, origen, etnia, ascendencia y dialecto. Hay un espacio provisto para cada una de las más abstrusas categorías.”
Lo anterior, o es intencionalmente demagógico o demuestra una absoluta ignorancia. Esas clasificaciones se crearon en la administración de Nixon, si estoy en lo correcto y su propósito no es discriminar a nadie (además no habría manera de hacerlo, lo cual demuestra la tontería del postulado) Esas clasificaciones (como las hay en otros países) tratan de establecer estadísticas raciales, en lo cual no hay nada discriminatorio, y en una buena medida, se usan precisamente para otorgarle fondos federales a las comunidades equitativamente o en dependencia de sus necesidades. Por esa razón, los líderes comunitarios se esfuerzan en que los habitantes voten, para que el gobierno los tenga en cuenta y les provea fondos.
“Estados Unidos es el único lugar del mundo donde las personas se presentan como “un octavo africano, un quinto latino, un tercio sueco o un noveno hawaiano” y donde todavía el concepto de “raza mixta” es completamente aceptable”.
Me pregunto cómo sabe el autor que eso no ocurre en otros lugares. Eso aquí lo hace casi todo el mundo, principalmente los descendientes de europeos y la costumbre se ha expandido. Es la consecuencia lógica de una población formada por inmigrantes de los más diversos lugares y el reflejo del afán humano por conocer sus orígenes. No veo cual es el racismo en esto.
“La noción del “mulato” es desconocida. O eres blanco o eres “colored”. La palabra “étnico” tiene en América un significado macabro. Para los gringos, es la idea que define lo exótico: es decir, todo aquello que no es blanco. “
Mas demagogia o ignorancia de la historia. Cuando se usa “étnico” esto también incluye a los caucásicos, quienes tampoco han estado libres de discriminación racial. Los italianos fueron brutalmente discriminados por su origen sur europeo, al punto de que se hizo una ley de inmigración en los 1920’s para impedir su entrada y fueron perseguidos por el KKK por ser católicos. A finales de los 1800’s hubo en Louisiana un linchamiento de 11 italianos y otros 20 fueron asesinados por la policía. Sistemáticamente han sido denigrados como mafiosos en películas y obras literarias hasta el presente. Otro tanto sufrieron los irlandeses, que mientras construían los túneles del subway de New York, tenían que instalar capillas con santos en la roca para poder practicar sus creencias católicas. Así sucesivamente los polacos y otros europeos.
El término “people of color”, que ciertamente existía desde finales de los 1700’s fue, precisamente, promovido por quienes luchaban por los derechos civiles, como una alternativa digna a decir nigger, or black . En particular por Martin Luther King en 1963 (citizen of color) y por el más radical Frantz Fanon, quien fue ampliamente apoyado por el entorno académico y activistas antirracismo, que defendían el reconocimiento del termino “minoría” y abogaban por eliminar el simplismo de la dicotomía blanco o negro. Mas tarde, a finales de los 70’s, Loretta Ross promovería el termino “women of color”, como una forma de oposición al “destino biológico” de las mujeres no blancas.
Estos conceptos o categorizaciones han sido ampliamente usadas por los demócratas como parte de su estrategia (sutil o abierta) por segregar y victimizar a los negros y los hispanos fundamentalmente, para hacerles sentir que los blancos (asociados a los republicanos) son sus enemigos de clase y los demócratas sus supuestos salvadores, creando una base electoral. Los republicanos conservadores (porque blancos hay en todas las filiaciones ideológicas y estratos económicos y sociales) se miden de usar terminologías que puedan sonar derogatorias, o porque en realidad no son todos racistas, o porque saben que toda la sociedad alrededor tiene el oído atento para lincharlos socialmente si lo hacen.
“Estados Unidos es un país de estereotipos. Imagino que los primeros anglosajones, los padres y madres fundadores, pensaban en las rígidas categorías de un fanatismo. Eran puritanos y congregacionalistas, y terminaron volviendo sospechoso todo lo ajeno y lo exótico. Imagino que en el origen de la democracia subyacen las distinciones puritanas. Tal vez la democracia es la hija de aquella intolerancia. Tal vez hasta la abstracción, la automatización y la digitalización se sostienen sobre un antiguo algoritmo de discriminaciones. En cuyo caso, los negros estarían muy jodidos, pues el problema racial no tendría solución. La policía sería el brazo armado de un mecanismo ciego y sordo”.
Si un escritor de renombre, como NDDV, es capaz de publicar un bodrio semejante, que Dios nos coja confesados. La super-meta-tranca, como les gusta decir a algunos últimamente.
¿A qué viene esa marcha atrás de varios siglos para conectar el origen del país con la era digital? ¿Cuál es el punto en tan disparatada des-conexion?
La democracia es el resultado de un largo proceso desde los antiguos griegos, que Estados Unidos simplemente adopto de una Europa convulsionada por la ilustración, cuya constitución se crea apenas dos años antes de que estalle la Revolución Francesa y se aprueba cuando Paris aun ardía y empezaban a guillotinarse unos a otros. No es, para nada, un invento americano.
Estados Unidos es hoy más diverso que nunca, étnica, racial e ideológicamente y en nada se parece a la tierra de trece colonias fundadas por los peregrinos, que después lucho para ser independiente de Inglaterra.
“Una buena manera de salirnos del círculo vicioso sería acusar a Derek Chauvin de homicidio y no de simple asesinato en tercer grado. Un gesto simbólico sería llevarlo a la silla eléctrica.”
Claro, genial, mejor lincharlo en el medio de Times Square o en la entrada de La Casa Blanca y dejar que el cadáver descompuesto colgado de un poste sea devorado por los buitres a la vista pública para salirnos del “circulo vicioso”.
El autor quizás espera que, como en la Cuba de 1959, salgamos a la calle a gritar “Paredón, Paredón!!!!”
El crimen y el abuso son obvios, nos enfurecen a todos y merecen la mas dura condena, pero en este país hay debido proceso legal y garantías procesales que son un PRINCIPIO y un pilar de la democracia, No somos una horda de salvajes, ni esto es Cuba ni Corea del Norte.
Ya el hombre fue arrestado, recluido en una prisión de máxima seguridad e instruido de cargos, ya hay un resultado de autopsia, Ahora hay que dejar que el sistema legal haga su trabajo.
Un primer paso sería la institución de reparaciones por el crimen impune de la esclavitud.
¿En serio? Otro mantra anti-sistema que se repite para crear más resentimiento, sabiendo que nunca va a ocurrir. Se espera que un intelectual culto diga algo que tenga más sentido.
Si hay que darle una compensación a todos los afroamericanos porque sus abuelos fueron esclavos, entonces hay que darle otra a todos los latinoamericanos por la conquista de América y la esclavitud de los indios y los africanos y otra a todos los grupos que en algún momento de la historia han sido discriminados, esclavizados, masacrados, invadidos etc.,etc. Y así, hasta compensar a todos los descendientes de los esclavizados por el Imperio Romano y que se arme el pandemonium mundial de las demandas legales y las compensaciones trillonarias. Por favor.
“Todo lo demás es más de lo mismo, y a los ultrajados no les quedará otro remedio que tomar las calles y volver a incendiar lo que ya había ardido antes”.
Me pregunto que es “lo demás” y la propuesta del señor Villegas es fantástica:
Arriba!!!, vamos a destruir, incendiar, saquear y arrasar con la quinta y con los mangos y matar policías y desvalijar tiendas y negocios de gente inocente, propiedades de gobiernos locales, estatales y federales que pagamos con nuestros impuestos y cuanta cosa se nos cruce en el camino. La Revolución, el vandalismo desatado, el caos total, porque no hay “otro remedio”. O sea, todo esto es válido porque el sistema democrático es una basura inoperante y hay que destrozarlo como los bárbaros invadieron a Roma.
Uno se pregunta si el señor es un escritor o un líder de una organización terrorista que estaría mejor al frente de una manifestación violenta que detrás de un teclado escribiendo estos delirantes disparates.
Pero, ¿qué clase de democracia es aquella en que solo las llamas, el saqueo y el caos nos ponen a salvo de la injusticia?
Es un abuso horrible, es un crimen que debe ser condenado con toda la fuerza de la ley y es nuestro deber moral denunciarlo y exigir justicia. Es valido protestar, es legítimo y es un derecho que hay que respetar, de hecho, todos aquellos que lo hemos denunciado enérgicamente en nuestras redes sociales también estamos protestando. Pero crear caos, vandalizar, destruir, robar, saquear y utilizar las protestas para delinquir y destruir el orden democrático es inaceptable. Apoyarlo o justificarlo es tan inmoral como no condenar la muerte de Floyd.
Hay racismo en Estados Unidos, nadie lo niega, como lo hay en Inglaterra, en Francia y en América Latina, pero aquí, es el comportamiento de individuos, NO es biológico, visceral, ni sistémico, ni es el sentimiento de la mayoría del pueblo americano. Tildar de racista a un pueblo entero es injusto y ofensivo y clamar que el país entero es estructuralmente racista y negar todo lo que se ha hecho por erradicar el racismo, es profundamente demagógico.
Hace 12 años, el pueblo americano eligió al primer Presidente negro de su historia por mayoría abrumadora de 69.5 millones de votos, la cifra más alta por la que nunca ha sido electo un presidente en la historia de los Estados Unidos. Cuatro años después, lo volvió a reelegir por más de 66 millones de votos, otra cifra inmensa para un presidente incumbente, cuya reelección es un plebiscito.
Un pueblo que vota de esa manera NO es un pueblo racista, a pesar de individuos aislados, por muchos que estos puedan ser. Nadie me va a convencer de lo contrario.
Por Humberto Castro-Cruz
El señor empieza con el mantra del monstruo atribuido a Martí por el castrismo, quien en otras ocasiones (que se esconden intencionalmente) alabo a EEUU y llego a trabajar como diplomático. No se corresponde con la imagen de un hombre honesto, que supuestamente detesta a un país monstruoso, que acepte representarlo ante otras naciones, pero semejante incongruencia parece ser invisible para legiones de estudiosos y académicos, incluyendo al autor.
“Mientras tanto, un policía de aspecto asiático dejaba que su compañero rematara a George Floyd con toda la parsimonia del mundo. Miraba a otra parte, se limpiaba las uñas. Dos policías criminales contra un negro inmovilizado que no tenía a quién clamar”.
El otro policía no era de “aspecto asiático” (como si eso fuera un aspecto) era y ES ASIATICO y tiene un nombre y apellido asiático, y ya todo el mundo sabe que pertenece a la etnia Hmong del sudeste de Asia, a la que también pertenece la esposa del policía blanco. Además, había otros dos policías que tampoco son blancos, pero el autor calculadamente lo omite y desvirtúa el origen étnico del asiático para que el lector se enfoque en el policía blanco.
“Pero no hay policía que nos salve de la policía.”
Cualquiera que lee este bodrio se imagina a toda la policía de los Estados Unidos como una legión de la Gestapo, monolíticamente presta a matar o enviar al primero que se les cruce en el camino a un campo de concentración. Policías corruptos y abusadores como Dereck Chauvin existen en todos los cuerpos policiales del mundo sin excepción. Miles de policías honestos y de buen corazón que se han arrodillado con honor y humildad y han marchado con los manifestantes, desmienten al autor.
“Hay racismo en Estados Unidos, y el racismo es parte del sistema. Del sistema legal y del policíaco. Es parte estructural de eso que llamamos “América”.
Absolutamente falso. Por supuesto que hay racismo y lo habrá durante mucho tiempo. No se puede esperar que siglos de esclavitud y leyes de segregación racial que se mantuvieron hasta los 60 del siglo XX (lo cual es un guiño en tiempo histórico) se van a evaporar en unas pocas décadas por arte de magia, pero ese racismo está en individuos aislados, no en el sistema, ni en la mayoría. Lo que el autor no admite es que el racismo se vuelve multidireccional y deja de ser patrimonio exclusivo de los “blancos”. Durante las protestas raciales de Los Ángeles en 1992, mas de la mitad de los negocios destruidos por los que protestaban por otro abuso contra un afroamericano, eran propiedad de asiáticos.
Pocos países han reconocido de manera mas cruda y explicita el racismo, que es ciertamente una vergüenza para la historia de la nación. El país ha hecho grandes esfuerzos por erradicarlo y ha aprobado por inmensa mayoría leyes claras y enérgicas contra la discriminación racial, Title VII of 1964 y Affirmative Action, son los mejores ejemplos, pero no los únicos. La última, obliga a todas las entidades de gobierno, todas las que reciben algún financiamiento estatal o federal (y a muchas privadas) a tener un balance racial en la composición de sus empleados, estudiantes, beneficiarios o participantes de cualquier modalidad. Affirmative Action aplica a los departamentos de policía, donde tiene que haber un numero equitativo de composición racial, lo cual se demuestra en el grupo que arresto a Floyd y que el autor maliciosamente omite.
Pero la sociedad americana no solo ha hecho leyes y las aplica seriamente, también ha incluido el tema en los planes de estudio de todos los niveles de enseñanza y ha creado conciencia social, al punto en que nadie o muy pocos se atreven a expresar comentarios racistas en foros públicos. No solamente porque pueden ser acusados y sometidos a leyes penales y civiles, sino porque la repulsa social va a ser masiva e inmediata.
“Es una cuestión visceral, biológica, ética y genética, a la que nadie le ha encontrado explicación, ni parangón.”
El autor, que ha vivido aquí la mayor parte de su vida, sabe que eso es mentira. Que existan individuos racistas no quiere decir de manera alguna que son la mayoría, ni que la sociedad es visceral, biológica, ética y genéticamente racista. Este es quizás el mayor y más venenoso desatino del artículo.
“En las planillas más inútiles te clasifican por color, origen, etnia, ascendencia y dialecto. Hay un espacio provisto para cada una de las más abstrusas categorías.”
Lo anterior, o es intencionalmente demagógico o demuestra una absoluta ignorancia. Esas clasificaciones se crearon en la administración de Nixon, si estoy en lo correcto y su propósito no es discriminar a nadie (además no habría manera de hacerlo, lo cual demuestra la tontería del postulado) Esas clasificaciones (como las hay en otros países) tratan de establecer estadísticas raciales, en lo cual no hay nada discriminatorio, y en una buena medida, se usan precisamente para otorgarle fondos federales a las comunidades equitativamente o en dependencia de sus necesidades. Por esa razón, los líderes comunitarios se esfuerzan en que los habitantes voten, para que el gobierno los tenga en cuenta y les provea fondos.
“Estados Unidos es el único lugar del mundo donde las personas se presentan como “un octavo africano, un quinto latino, un tercio sueco o un noveno hawaiano” y donde todavía el concepto de “raza mixta” es completamente aceptable”.
Me pregunto cómo sabe el autor que eso no ocurre en otros lugares. Eso aquí lo hace casi todo el mundo, principalmente los descendientes de europeos y la costumbre se ha expandido. Es la consecuencia lógica de una población formada por inmigrantes de los más diversos lugares y el reflejo del afán humano por conocer sus orígenes. No veo cual es el racismo en esto.
“La noción del “mulato” es desconocida. O eres blanco o eres “colored”. La palabra “étnico” tiene en América un significado macabro. Para los gringos, es la idea que define lo exótico: es decir, todo aquello que no es blanco. “
Mas demagogia o ignorancia de la historia. Cuando se usa “étnico” esto también incluye a los caucásicos, quienes tampoco han estado libres de discriminación racial. Los italianos fueron brutalmente discriminados por su origen sur europeo, al punto de que se hizo una ley de inmigración en los 1920’s para impedir su entrada y fueron perseguidos por el KKK por ser católicos. A finales de los 1800’s hubo en Louisiana un linchamiento de 11 italianos y otros 20 fueron asesinados por la policía. Sistemáticamente han sido denigrados como mafiosos en películas y obras literarias hasta el presente. Otro tanto sufrieron los irlandeses, que mientras construían los túneles del subway de New York, tenían que instalar capillas con santos en la roca para poder practicar sus creencias católicas. Así sucesivamente los polacos y otros europeos.
El término “people of color”, que ciertamente existía desde finales de los 1700’s fue, precisamente, promovido por quienes luchaban por los derechos civiles, como una alternativa digna a decir nigger, or black . En particular por Martin Luther King en 1963 (citizen of color) y por el más radical Frantz Fanon, quien fue ampliamente apoyado por el entorno académico y activistas antirracismo, que defendían el reconocimiento del termino “minoría” y abogaban por eliminar el simplismo de la dicotomía blanco o negro. Mas tarde, a finales de los 70’s, Loretta Ross promovería el termino “women of color”, como una forma de oposición al “destino biológico” de las mujeres no blancas.
Estos conceptos o categorizaciones han sido ampliamente usadas por los demócratas como parte de su estrategia (sutil o abierta) por segregar y victimizar a los negros y los hispanos fundamentalmente, para hacerles sentir que los blancos (asociados a los republicanos) son sus enemigos de clase y los demócratas sus supuestos salvadores, creando una base electoral. Los republicanos conservadores (porque blancos hay en todas las filiaciones ideológicas y estratos económicos y sociales) se miden de usar terminologías que puedan sonar derogatorias, o porque en realidad no son todos racistas, o porque saben que toda la sociedad alrededor tiene el oído atento para lincharlos socialmente si lo hacen.
“Estados Unidos es un país de estereotipos. Imagino que los primeros anglosajones, los padres y madres fundadores, pensaban en las rígidas categorías de un fanatismo. Eran puritanos y congregacionalistas, y terminaron volviendo sospechoso todo lo ajeno y lo exótico. Imagino que en el origen de la democracia subyacen las distinciones puritanas. Tal vez la democracia es la hija de aquella intolerancia. Tal vez hasta la abstracción, la automatización y la digitalización se sostienen sobre un antiguo algoritmo de discriminaciones. En cuyo caso, los negros estarían muy jodidos, pues el problema racial no tendría solución. La policía sería el brazo armado de un mecanismo ciego y sordo”.
Si un escritor de renombre, como NDDV, es capaz de publicar un bodrio semejante, que Dios nos coja confesados. La super-meta-tranca, como les gusta decir a algunos últimamente.
Me gustaría que el autor explicara en que parte del planeta no hay estereotipos.
¿A qué viene esa marcha atrás de varios siglos para conectar el origen del país con la era digital? ¿Cuál es el punto en tan disparatada des-conexion?
La democracia es el resultado de un largo proceso desde los antiguos griegos, que Estados Unidos simplemente adopto de una Europa convulsionada por la ilustración, cuya constitución se crea apenas dos años antes de que estalle la Revolución Francesa y se aprueba cuando Paris aun ardía y empezaban a guillotinarse unos a otros. No es, para nada, un invento americano.
Estados Unidos es hoy más diverso que nunca, étnica, racial e ideológicamente y en nada se parece a la tierra de trece colonias fundadas por los peregrinos, que después lucho para ser independiente de Inglaterra.
“Una buena manera de salirnos del círculo vicioso sería acusar a Derek Chauvin de homicidio y no de simple asesinato en tercer grado. Un gesto simbólico sería llevarlo a la silla eléctrica.”
Claro, genial, mejor lincharlo en el medio de Times Square o en la entrada de La Casa Blanca y dejar que el cadáver descompuesto colgado de un poste sea devorado por los buitres a la vista pública para salirnos del “circulo vicioso”.
El autor quizás espera que, como en la Cuba de 1959, salgamos a la calle a gritar “Paredón, Paredón!!!!”
El crimen y el abuso son obvios, nos enfurecen a todos y merecen la mas dura condena, pero en este país hay debido proceso legal y garantías procesales que son un PRINCIPIO y un pilar de la democracia, No somos una horda de salvajes, ni esto es Cuba ni Corea del Norte.
Ya el hombre fue arrestado, recluido en una prisión de máxima seguridad e instruido de cargos, ya hay un resultado de autopsia, Ahora hay que dejar que el sistema legal haga su trabajo.
Un primer paso sería la institución de reparaciones por el crimen impune de la esclavitud.
¿En serio? Otro mantra anti-sistema que se repite para crear más resentimiento, sabiendo que nunca va a ocurrir. Se espera que un intelectual culto diga algo que tenga más sentido.
Si hay que darle una compensación a todos los afroamericanos porque sus abuelos fueron esclavos, entonces hay que darle otra a todos los latinoamericanos por la conquista de América y la esclavitud de los indios y los africanos y otra a todos los grupos que en algún momento de la historia han sido discriminados, esclavizados, masacrados, invadidos etc.,etc. Y así, hasta compensar a todos los descendientes de los esclavizados por el Imperio Romano y que se arme el pandemonium mundial de las demandas legales y las compensaciones trillonarias. Por favor.
“Todo lo demás es más de lo mismo, y a los ultrajados no les quedará otro remedio que tomar las calles y volver a incendiar lo que ya había ardido antes”.
Me pregunto que es “lo demás” y la propuesta del señor Villegas es fantástica:
Arriba!!!, vamos a destruir, incendiar, saquear y arrasar con la quinta y con los mangos y matar policías y desvalijar tiendas y negocios de gente inocente, propiedades de gobiernos locales, estatales y federales que pagamos con nuestros impuestos y cuanta cosa se nos cruce en el camino. La Revolución, el vandalismo desatado, el caos total, porque no hay “otro remedio”. O sea, todo esto es válido porque el sistema democrático es una basura inoperante y hay que destrozarlo como los bárbaros invadieron a Roma.
Uno se pregunta si el señor es un escritor o un líder de una organización terrorista que estaría mejor al frente de una manifestación violenta que detrás de un teclado escribiendo estos delirantes disparates.
Pero, ¿qué clase de democracia es aquella en que solo las llamas, el saqueo y el caos nos ponen a salvo de la injusticia?
Es lo que dije arriba y la frase final define al articulo y a su autor.
Una democracia en la que el señor NDDV, no ha aprendido nada.
Pudiera decir muchas cosas más, pudiera hablar de crímenes horrendos que se cometen contra personas blancas, como dos ancianos que fueron brutalmente asesinados por un afroamericano para robarles y la prensa casi no lo menciono, como si sus vidas no importaran, o el crimen no fuera más brutal que el de Floyd, pero lo voy a resumir a las siguientes:Es un abuso horrible, es un crimen que debe ser condenado con toda la fuerza de la ley y es nuestro deber moral denunciarlo y exigir justicia. Es valido protestar, es legítimo y es un derecho que hay que respetar, de hecho, todos aquellos que lo hemos denunciado enérgicamente en nuestras redes sociales también estamos protestando. Pero crear caos, vandalizar, destruir, robar, saquear y utilizar las protestas para delinquir y destruir el orden democrático es inaceptable. Apoyarlo o justificarlo es tan inmoral como no condenar la muerte de Floyd.
Hay racismo en Estados Unidos, nadie lo niega, como lo hay en Inglaterra, en Francia y en América Latina, pero aquí, es el comportamiento de individuos, NO es biológico, visceral, ni sistémico, ni es el sentimiento de la mayoría del pueblo americano. Tildar de racista a un pueblo entero es injusto y ofensivo y clamar que el país entero es estructuralmente racista y negar todo lo que se ha hecho por erradicar el racismo, es profundamente demagógico.
Hace 12 años, el pueblo americano eligió al primer Presidente negro de su historia por mayoría abrumadora de 69.5 millones de votos, la cifra más alta por la que nunca ha sido electo un presidente en la historia de los Estados Unidos. Cuatro años después, lo volvió a reelegir por más de 66 millones de votos, otra cifra inmensa para un presidente incumbente, cuya reelección es un plebiscito.
Un pueblo que vota de esa manera NO es un pueblo racista, a pesar de individuos aislados, por muchos que estos puedan ser. Nadie me va a convencer de lo contrario.
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