La amenaza del neopuritanismo
Algunos censuran o se autocensuran por cinismo, cobardía o cálculo económico. Pero el censor de buena fe nunca llama censura a lo que hace. Lo llama sensibilidad, ética, respeto a las minorías. Eso significa la corrección política: arrogarse el derecho a corregir por la fuerza al otro, aunque no quebrante ley alguna, con el pretexto puritano de mejorar el mundo. Pero los mejores productos del espíritu humano no habrían nacido sin la libertad de escandalizar, de provocar, de cuestionar incluso lo más venerado. Costó muchos siglos y numerosos mártires arrancar el arte a los dominios del catecismo. Si las conciencias liberales, sean conservadoras o progresistas, no ofrecen resistencia, seguiremos retrocediendo hacia tiempos oscuros.
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