El delito


Como en el fondo el arribista es un ser inseguro, la cultura del arribismo es también una cultura de la inseguridad. De ahí derivan los rasgos a veces enfermizos que se observan en el arribista, provocados por su apasionada y continua actividad, que tiende únicamente a procurarse un triunfo que le parecería inalcanzable mediante un comportamiento social realmente constructivo. Esto explica por qué el arribista es además un individuo fundamentalmente negativo e hipercrítico, cuyas energías se orientan hacia el sentido de la destrucción. Y esto parece verdad particularmente en el ámbito del arribismo intelectual.
Las características mismas del mundo intelectual hacen que el comportamiento arribista alcance niveles de gran sofisticación destructiva. La naturaleza intrínsecamente negativa del intelectual arribista tiende a reducir por mucho su capacidad creativa. Y esta limitación, que determina la falta sustancial de originalidad de su talento, es precisamente lo que le empuja hacia formas de comportamiento arribistas como único medio para alcanzar un triunfo que le parece altamente complicado si se busca a través del ejercicio creativo de un talento original que él no posee. (…)

J. Rodolfo Wilcock
El delito de escribir

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