"Los bueyes con que aramos se deben cambiar, por Jorge Dalton

"Los bueyes con que aramos se deben cambiar".
A Santiaguito Feliú
Por Jorge Dalton
Corre la noticia que el documental “Sueños al pairo”, de los jóvenes realizadores cubanos José Luis Aparicio Ferrera y Fernando Fraguela, ha sido censurado por la Dirección del ICAIC. No solo eso, también la dirección del ICAIC ha decidido posponer la celebración de la MUESTRA JOVEN. Una suspensión que como bien dice el crítico Juan Antonio García Borrero, significa un fracaso que afecta a todos, sin excepción.
Me imagino que las razones que han llevado a este nuevo hecho lamentable de censura sea que el documental de Aparicio y Fraguela, trata sobre los oscuros acontecimientos que llevaron a borrar de por vida del ámbito cultural cubano, al destacado cantautor Mike Porcel por el simple hecho de abandonar Cuba y por no estar de acuerdo. El “no estar de acuerdo”, diferenciarse, diferir, discrepar, disentir acerca de, disentir sobre o no compartir la misma idea, como bien lo describe la Real Academia de la Lengua, en Cuba ha significado durante estos largos años, toda una condena.
No solo se borró su nombre y su obra, sino que se aplastó sin piedad a un buen hombre, a una excelente persona y a un gran poeta. No bastaron los “Mítines de repudio”, una práctica aborrecible, cobarde y miserable engendrada en nuestro suelo patrio para enfrentar cubanos contra cubanos, algo de verdad siniestro que abogo por que algún día se elimine para siempre de la faz de Cuba por el bien de nuestros hijos y nietos.
No bastó eso sino que amigos y colegas de Mike Porcel se prestaron para ese linchamiento colectivo. Linchamientos estalinistas que han sido de las cosas más deprimentes que han pasado en la Cuba contemporánea y por ende es una verdad que necesitamos saber todos, reflexionar, debatir para podernos curar.
El documental “SUEÑOS AL PAIRO” que he tenido el privilegio de ver, está bien contado y bien construido sin la más absoluta manipulación. No persigue objetivos vengativos ni revanchistas, es una obra cinematográfica documental que hace justicia a ese buen hombre y pone al descubierto una verdad muy necesaria por muy dura que sea. No hay nada que se diga en este documental que sea incierto. Eso está presente desde el primer fotograma, apoyado también por los testimonios de Amaury Pérez Vidal, José María Vitier García-Marruz, Frank Fernández, Pedro Luis Ferrer Montes entre otros, todas figuras importantes del ámbito cultural cubano. Además esta obra cuenta también con la asesoría de Fernando Pérez el cineasta cubano a quien yo considero la más grande autoridad cinematográfica cubana del presente.
La película contiene momentos conmovedores y sobre todo muy desgarradores, una película construida a partir de la emoción y no de la pasión, una verdad sumamente dolorosa, escabrosa pero que algunos se empeñan en seguir ocultando hasta la saciedad. Su censura no puede ser más evidente y clara en que se pone de manifiesto que uno de los dilemas más grandes y complejos de la Cuba de hoy y la de mañana, será resolver el eterno conflicto con la verdad. A los censores de esta obra y de muchas otras, no les ha importado en lo absoluto ese principio que: “LA VERDAD SIEMPRE SERÁ REVOLUCIONARIA”.
Yo nunca conocí a Mike Porcel. Cuando se dieron esos penosos acontecimientos durante el éxodo del Mariel, yo era muy jovencito, apenas acababa de terminar el preuniversitario y llevaba poco tiempo en la Facultad de Letras de la Universidad de La Habana. Yo era un joven estudiante que siempre apoyó la Revolución y como muchos grité: “PIN PON FUERA ABAJO LA GUSANERA”!!! en el desfile frente a la embajada de Perú pero mi desencanto llegó más temprano que tarde cuando en la cuadra de mi casa se le dio un “Mitin de repudio” a un buen vecino. Le entraron a golpes y a huevazos no solo a él sino a su esposa e hijas que lloraban en medio de ese círculo romano que nunca olvidé. A su hijo mayor estudiante de medicina que también decidió irse de Cuba, llegaron sus compañeros de aula y escuela y hasta su novia a maldecirlo a vejarlo hasta no poder.
Días más tarde iba yo por la avenida La Rampa y de pronto una enorme muchedumbre tría a una persona como si fuera un guiñapo humano con un cartel colgado del cuello que se leía: TRAIDOR, ESCORIA!!!! Me detuve en la esquina del Yara a ver semejante cosa y para mi sorpresa resultó serNelson H. Gonzalez Batista trabajador si mal no recuerdo de Comercio Exterior, amigo de mi familia, sobre todo de mi padre y vecino de muchos años también de nuestro barrio. Lo paseaban Rampa arriba y Rampa abajo durante todo un día, seguido de una conga improvisada, algo dantesco similar a los linchamientos de la Revolución Cultural China, Ahí me quedé en esa esquina sin poder decir ni hacer nada, impotente, sintiéndome el ser más cobarde de la tierra. No supe más de Nelson hasta que un día logre borrar esa terrible imagen cuando nos encontramos en una muestra de mis trabajos en el Cine Tower de la ciudad de Miami como en 2006.
Una persona muy cercana a mi casa en esos días de cólera andaba brincando de mitin en mitin como si se tratara de un carnaval y por ella supe lo que le estaban haciendo a otro ciudadano que había decidido irse de Cuba, alguien de una institución llamado Carlos Berenguer. En los bajos de su edificio en el Nuevo Vedado, se había instalado un “Mitin de repudio” permanente, seguido de fiesta, odio y conga durante largos días hasta con ron. Le habían cortado el agua y la luz y en su balcón colgaba un muñecón ahorcado.
Años más tarde como entre 1989 y 1991 cuando yo trabajaba en el ICRT oí contar a un ex integrante del primer Grupo Moncada como se había organizado el “Mitin de repudio” en contra de Mike Porcel y la carta del Movimiento de la Nueva Trova que se habían redactado. Una carta que Mike conservó toda la vida. Algunos de los ahí presentes y participantes en ese hecho se jactaban que si lo tuviesen que hacer por segunda vez, lo harían de nuevo. Para esos días ya existía una cosa llamada: “Brigadas de Respuesta rápida” y la censura era a diestra y siniestra. Se había cerrado la Muestra de Cine Joven de la AHS, censura con la película del ICAIC “Alicia en el país de maravillas”, y el sonado editorial de: “NO ESTAMOS PARA BROMAS”. Me habían censurado mi primer documental sobre los carros ANCHAR y el primer gran concierto de Carlos Varela, que habíamos grabado en Karl Marx. Había lío y censura con los teatreros, con los poetas, los peludos, Arte Calle, los plásticos, los rockeros, con el “Programa de Ramón” por solo mencionar pocas cosas en un ambiente y procedimientos similares a lo que hoy acontece con los jóvenes cineastas cubanos. Y yo ya tengo 57 años.
¡Cuánta pena me da que se demore tanto la verdad,
que la belleza no esté en su lugar,
que se confunda la luz con la oscuridad!
Demora tanto ver dónde está la verdad:
los bueyes con que aramos tienen hijos ya.

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