UN PAIS LLAMADO AFUERA, poema de David Lago GONZALEZ
Pablo Picasso , Paul, fils de l'artiste, a deux ans,1923.
UN PAIS LLAMADO AFUERA a Rolando (Morelli), porque en una conversación en The Cloisters surgió esa imagen del País de Afuera Al otro lado hay un país llamado Afuera, grande como el sol, pequeño como la luna, donde tú y yo cabemos en un palacio y donde siempre es tiempo de cigarras. Atrás, al otro lado del otro lado, queda la fila inmensa de las hormigas que olvidaron las señas del hormiguero hasta convertirse en cigarras atrapadas en cuerpos ajenos, prestados o robados, de esos que los del otro lado habitan por error al otro lado del otro lado. Al otro lado del otro lado, todo es un galimatías inmenso, empezando por su propio cerebro; creen que el mundo se extiende a partir de las cotas del otro lado del otro lado sin fronteras ni océanos ni depresiones del terreno, o del alma, esas otras peores
que dificultan cualquier movimiento. Ellos también la tienen,
pero haber nacido de aquel lado, y al no haber estado nunca del otro lado
en el país de Afuera, les ha hecho no pensar en ello,
sino solamente en el espejismo que contra toda realidad han fabricado a partir de las erradas descripciones
aviesas de los de Adentro. Son dos países, dos únicos países a los que se reduce todo el Universo: Adentro y Afuera. No hay más. no hay variantes ni terceros términos. Ni tonos ni distinciones ni exclusiones. Y como dentro les han hecho vislumbrar continuamente los dragones de fuera, ellos, pobre pueblo mío, confían firmemente que al llegar al País de Afuera se convertirán –porque así lo consideran
justo por su sufrimiento
en san jorges guerreros que aplastaran de un lancetazo
eficaz todo lagarto inmundo. Es un tema triste y trágico, y queda en lamentable por incomprensible, o por inexplicable, porque ni los de Adentro ni los de Afuera somos Uno como entona con voz mesiánica el discurso, y es mal infinito y cruel el resultado del experimento que los biólogos del estado han ensayado en nuestra piel, única y a su vez variada razón que nos convierte en Uno. Y en eso ha quedado la identidad de una nación: en la semilla del mal.
(Philadelphia, 6 de octubre de 2009)
UN PAIS LLAMADO AFUERA a Rolando (Morelli), porque en una conversación en The Cloisters surgió esa imagen del País de Afuera Al otro lado hay un país llamado Afuera, grande como el sol, pequeño como la luna, donde tú y yo cabemos en un palacio y donde siempre es tiempo de cigarras. Atrás, al otro lado del otro lado, queda la fila inmensa de las hormigas que olvidaron las señas del hormiguero hasta convertirse en cigarras atrapadas en cuerpos ajenos, prestados o robados, de esos que los del otro lado habitan por error al otro lado del otro lado. Al otro lado del otro lado, todo es un galimatías inmenso, empezando por su propio cerebro; creen que el mundo se extiende a partir de las cotas del otro lado del otro lado sin fronteras ni océanos ni depresiones del terreno, o del alma, esas otras peores
que dificultan cualquier movimiento. Ellos también la tienen,
pero haber nacido de aquel lado, y al no haber estado nunca del otro lado
en el país de Afuera, les ha hecho no pensar en ello,
sino solamente en el espejismo que contra toda realidad han fabricado a partir de las erradas descripciones
aviesas de los de Adentro. Son dos países, dos únicos países a los que se reduce todo el Universo: Adentro y Afuera. No hay más. no hay variantes ni terceros términos. Ni tonos ni distinciones ni exclusiones. Y como dentro les han hecho vislumbrar continuamente los dragones de fuera, ellos, pobre pueblo mío, confían firmemente que al llegar al País de Afuera se convertirán –porque así lo consideran
justo por su sufrimiento
en san jorges guerreros que aplastaran de un lancetazo
eficaz todo lagarto inmundo. Es un tema triste y trágico, y queda en lamentable por incomprensible, o por inexplicable, porque ni los de Adentro ni los de Afuera somos Uno como entona con voz mesiánica el discurso, y es mal infinito y cruel el resultado del experimento que los biólogos del estado han ensayado en nuestra piel, única y a su vez variada razón que nos convierte en Uno. Y en eso ha quedado la identidad de una nación: en la semilla del mal.
(Philadelphia, 6 de octubre de 2009)
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