que me ilumine.
Tengo tres poemarios domesticados, usé tijera, hacha, y papel lejía. En otra carpeta, en estado salvaje más y más inéditos. En cualquier instante me arrebato y los saco al aire. También me ocupo de dibujos y óleos, en estado "chapurreo que muerde". Ha salido el sol y bajo a la esquina, que la luz llegue a la campanilla o a los riñones, da igual, que me ilumine.
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