Una vaca suiza come yerba normanda y muge seis lenguas templada por negros y vikingos

Dado que el tiempo me permite gozar de encierro (llueve y graniza desde hace una semana a 7° de temperatura) arranqué un poema quejumbroso:

"Lazarito, matan tus perros..."

 pero me he asustado por los prejuicios  filosóficos que conlleva usar en el mismo texto las palabras "perro, matan, isla".

He partido pues a otra idea. Escribo un poema  original,  de los cortados como el café,  muy estilizado para agradar, deber que incumplo desde hace tanto, con sus correspondientes sanciones de la punch fashion literaria cubana. 
Me he propuesto con  asiduidad mística: "mejorar, ser dócil, buena y  todos los sinónimos posibles   de agradar: "gustar, satisfacer, interesar, complacer, contentar, encantar, deleitar, alegrar, regocijar, cautivar, atraer, seducir, hechizar, arrebatar, entusiasmar, embelesar, embriagar, absorber", aunque no sé si me alcance el tiempo para tarea tan sagrada, conste que lo intento y repito cien veces en una hoja los  antónimos: "desagradar, disgustar, fastidiar", para no caer en la tentación del demonio.

El poema comienza: 
"Una vaca suiza 
come yerba normanda
y muge 
 seis lenguas
templada
por negros y vikingos..."


Y, merde, se me  ha ido  otra palabra desafortunada, debo castigarme.  Abandono escritura y red social y parto bajo la lluvia helada en busca de croissants para fortalecer aún más mi espíritu.

Digan si lo intento bien  y/o recen.  
Les quiere este martes, la reina

IMAGEN/ Yellow, #MargaretFletcher 1903

Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. Juan, 1:19

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