Los Catalanes en Cuba
Los Catalanes en Cuba
Foto:Patio interior de los Escolapios de Guanabacoa. Colegio fundado por los sacerdotes catalanes de la Congregación de las Escuelas Pías.
Dentro del elemento español en la Isla de Cuba fueron los catalanes los que más contribuyeron a la propagación de las ideas liberales y democráticas.
El primer catalán conocido que vivió en Cuba fue Joan Millan, que en 1519 era consejero de Diego Velázquez. Según los cronistas se casó con una aborigen cubana y se preocupó por la cristianización y el buen trato de los nativos del país.
La Societat de Beneficencia de Naturals de Catalunya fundada en La Habana en 1840 es la más antigua de su clase en Cuba.
La famosa calle Obispo del centro histórico de La Habana se llama en realidad Francisco Pi y Margall en honor a un ilustre catalán.
Entre los precursores de las luchas por la independencia de Cuba se encuentran los catalanes Ramón Just y Ramón Pintó. Este último fue ejecutado en garrote vil por encabezar un movimiento independentista.
El jefe del Estado Mayor del Lugarteniente General Antonio Maceo, general de división José Miró Argenter era natural de Sitges en Cataluña.
Tomás Gener – uno de los tres diputados elegidos por Cuba en 1822 junto a Félix Varela y Leonardo Santo Suárez – para representar la Isla en las Cortes de España era catalán y presidió la sesión en la que se acordó la incapacidad del Rey Fernando VII.
Los sacerdotes catalanes de la Congregación de las Escuelas Pías (Padres Escolapios) llegaron a Cuba en 1858 y fundaron los famosos colegios de Guanabacoa y Camagüey, a los que años después se sumarían los de La Habana, Pinar del Río y la Víbora.
Fueron los catalanes (del Colegio Escolapio de Guanabacoa) los que fundaron la primera Escuela Normal de Maestros que existió en Cuba.
El catalán José María Sardá, rico arrendatario de las canteras de la Isla de pino, fue quien acogió a Martí durante su destierro. Hoy su casa de la finca El Abra es un museo dedicado al Apóstol de Cuba.
Fue un catalán, Mariano Balaguer, el primero que, en medio de la represión española en La Habana alzó su copa públicamente para brindar por Carlos Manuel de Céspedes.
El músico y compositor José Ardévol, fundador en 1934 de la Orquesta de Cámara de La Habana y decano de la Facultad de Música del ISA durante la década de 1960, era catalán.
Rafael Palau, catalán nacido en las cercanías de Barcelona en 1891, llegó a dirigir orquestas de teatro bufo en Cuba. Participó en la Guerra de Independencia de Cuba y su canción “La Palma” fue cantada por los mambises como símbolo contra la dominación española.
El primer presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, hablaba perfectamente el catalán, idioma que había aprendido durante el tiempo que estuvo prisionero en el Castillo de Figueras en Cataluña, durante la Guerra de los Diez Años.
La única figura del santoral católico que ha vivido en Cuba, el Arzobispo de Cuba Antonio María Claret, canonizado por Pío XII, era de origen catalán.
Los catalanes erigieron un templo a La Moreneta en la llamada “loma de los catalanes” que fue conocido como “Ermita de los Catalanes” y que fue demolido en la década de 1950 para construir el monumento a José Martí en la Plaza Cívica.
Tras la demolición de la Ermita de los Catalanes, la Societat de Beneficencia de Naturals de Catalunya levantó un nuevo templo en la vía doble de Rancho Boyeros que fue inaugurado en 1954 y bendecido por el Cardenal Manuel Arteaga.
La Societat de Beneficencia de Naturals de Catalunya tiene su sede en el edificio situado en la calle Consulado No. 68 en La Habana.
Las tres colonias catalanas más importantes de Cuba se encontraban en las ciudades de La Habana, Santiago de Cuba y Guantánamo, por ese orden.
El poeta Gustavo Sánchez Galarraga, una de las voces líricas más importantes de la primera mitad del siglo XX dedicó a Cataluña su poema “Canto a Catalunya” compuesto en 1920:
Madre Cataluña: músculos de acero,
Colmados pezones, vientre marginal,
Que sobre tus firmes hombros de matrona
Alzas la bandera de la libertad.
Obrera incansable, que doblas la frente
Orlada de aljófar que suda tu afán,
Sobre el pergamino de las bibliotecas
O sobre la urdidumbre frágil del telar.
Por entre tus tinieblas flotantes de ópalo,
Bañada en un rayo de lumbre boreal,
Como una walkiria primitiva y fuerte
Alzas tu cabeza, de pie, frente al mar.
Loreley que junto de las verdes aguas
Pulsas una lira de bronce y cristal,
Llorando los fastos de tu Independencia
Y cantando un himno de fraternidad
En tu pecho anidan sublimes anhelos,
En tus sienes arde lumbre de ideal;
Dices la palabra de la buena nueva
Sobre el sordo oído de la humanidad.
Tierra de progreso, donde el germen nuevo
Arraiga pujante y abre forestal,
Y donde retumba, como trueno ronco,
La voz de los parias que demandan pan.
Las rosas no aroman tus rubios cabellos
Ni la frágil seda te vistió jamás:
¡corona de hierro ciñes a tus sienes
Y tus carnes cubres de áspero sayal!
Madre Cataluña: payesa que doblas
La frente en la ermita de tu Montserrat:
¡La Gloria te brinda luz de apoteosis
Para tu Verdaguer y tu Maragall.
POR JORGE LUIS RODRIGUEZ
Fuente:Isla Local
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