LA LENGUA DE LOS PECES, RAMON FERNANDEZ LARREA

Yo no soy culpable de que en el mundo crezca el odio, ni de que el clima se haya vuelto loco y que con él enloquezcan los hombres, sobre todo los adictos al poder. No soy culpable del amor y mucho menos del desamor; de la degradación de la ternura y de ese mal escudo llamado olvido. Pero de lo que no soy ni seré culpable nunca es de que hoy sea lunes.
La única manera que he encontrado de olvidar que es lunes o hacerlo menos plomizo, es la poesía. Y hoy toca.
Del libro que una vez se llamara "Bienvanida la sombra" y que luego fue la primera parte de "Yo no bailo con Juana", editorial Linkgua España-USA, 2010, este poema:
LA LENGUA DE LOS PECES
cuando me pongo el rostro y salgo al escenario
pienso que hoy puede ser por qué no por qué no
el amanecer trae ramitas dispersas 
caca de perro un insomne que pasa
erizado de penas desde el hígado abajo

desde que el primer hombre dijo tú no tú sí
aquel no viene junto a mí usted que no se acerque
desde que alguien levantó como una lanza un dedo
como una lanza su palabra para cortar
como una lanza que echa sangre por sus nudos
tiemblo cuando amanece me ilumino
lleno de un dulcísimo terror

el terror es dulce a veces tiene un rostro
como de los que desaparecieron se disfraza
de madre padre hermano en la llovizna

el terror se mastica
alimenta
a extensiones humanas enteras
a manadas de sombras

el terror tiene pies sobre el techo
hace que se nos seque la abuelita
el perro gira sobre invisibles alimañas
se mira con cuidado la pared
y el búcaro y la manta de cuadros
y la cuchara que gime en el mueble amarillo
y el césped tiene un tono sospechoso
alimentado por el rocío del miedo
y la palabra es alambique
duende segado por las aspas
culebra con el pellejo que se deshace en las manos

desde que el hombre destinó los ojos a otra cosa
que no fuera la espléndida belleza del mar
y fueron su objetivo los que se alejan los que llegan
con ese ojo que parece el dedo que rasca
bajo la piel de la palabra ajena
el terror se nos puso rozagante
se introdujo en rosados muchachitos
se instaló en los cristales de la lámpara
y la ventana no fue otra cosa que un espejo

una celda dentro de otra celda mayor
y detrás otra celda
y otra celda
y otra
donde rechina el alma mía
que ya no es de este mundo.


IMAGEN: Image from Compendium Rarissimum [Wellcome MS.1776]

A magical book that combines the absurdities of 18th century German ‘Faust’ books with a good dose of bawdiness and gore. I also wonder if there is any relationship between it and the strange Clavis Inferni. 

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