el primer novio
Era mediados del 1973 y estaba en recuperación en mi querido pueblo, aún los doctores me recomendaban estar con mi ojo operado tapado cuando saliera de casa, mi objetivo era regresar a la escuela de pesca cuanto antes, por ninguna razón quería perder la oportunidad de continuar hasta graduarme, pero por otro lado tenía sentimientos encontrados ya con un par de años más (los 17) me sentía algo diferente, había madurado mucho y sin duda las hormonas andaban medios revueltas, la timidez había desaparecido totalmente y solo andaba en búsqueda de relacionarme con jóvenes para poder de una vez experimentar el arte de ser deseado y a la vez poder desarrollarlo deseándolas. Con mis amigos intrañables Rene y Juan Carlos en aquel obligado receso lo mismo andábamos por el norte hacia Matanzas, que por el Oeste en Aguacate y Madruga o hasta por el Sur en Los Palos y Pipian o dónde quiera que oíamos que había alguna fiesta popular.
En aquellos tiempos el ambiente era completamente diferente, todo muy sano y si no buscabas problemas pues pasabas si no desapercibido al menos tus espacios eran respetados. Mis mejores amigos ambos trabajaban y estudiaban y eran personas al igual que yo dispuestos a todo pero sin malicias, lo nuestro solo era el cortejo y la conquista con nuestras mejores armas que eran nuestra juventud, lozanía y el acabado de descubrir oficio de las palabras con las cuales podías hasta alcanzar lo considerado inalcanzable.
Durante ese período de tiempo mientras esperaba el alta médica para incorporarme de nuevo a las clases en el Barlovento de mis amores, después de algunas escaramuzas amorosas intrascendentales en los carnavales del mes de Agosto en la conocida trocha del parque Rene Fraga Moreno, lugar donde todos los mocheros asistíamos por ser la más cercana a nuestro poblado conocí a una joven de solo catorce años casi recién cumplidos, era alta, delgada, inquieta, refrescante y tan juvenil que daba gracia solo el verla. Aquello fue como un juego que iniciamos sin casi darnos cuenta, como aun andaba con un ojo tapado uno de mis amigos me tildó del pirata Peter el tuerto, lo cual meritó su atención, más según ella mis jóvenes espaldas anchas en todo aquel ambiente festivo de adultos provocó que cúpido actuara y logró flecharnos de muy buena manera, quizás os parezca cursi lo que acabo de contar pero puedo asegurarles que fue del todo real, cierto, durante toda esa semana carnavalesca que se convirtieron en diez días privatizamos todo nuestro tiempo disponible y a los pocos días andábamos con la escolta de su madre Clara y hasta de forma ocasional con su abuela Luisa. Ella fue mi primera novia pedida de solo catorce años y aunque era toda una diestra bailadora, al contrario mío que siempre he sido tremendo patón, prefirió permanecer a mi lado intercambiando criterios juveniles y pequeños abrazos con besos muy discretos escamoteados al control de nuestros acompañantes. El noviazgo en realidad fue efímero pero puedo asegurarles que me acompañó durante todo aquel tiempo de convalecencia y debo reconocer a toda aquella familia que me abrió las puertas de forma muy hospitalaria. Aquella bella niña de ojos claros bellos de nombre Margarita Teresa García Alonso es hoy un lindo recuerdo del pasado, ella posteriormente triunfó en las artes como poeta, escritora y hasta pintora, según me contó su madre a la cual encontré por casualidad en uno de mis viajes a Cuba. Vive en Francia desde hace mucho tiempo con una hija, donde desarrolla sus actividades artísticas.
Retorné de nuevo a mi escuela querida en La Habana en enero de 1974, como no había terminado el año anterior (el cuarto semestre) me vi obligado a matricular en un nuevo grupo, mis originales ya estaban por terminar el tercer año y su grupo se denominaba P-62, el mío sería de nuevo el P-42 pero con nuevos integrantes los cuales ya conocía pues hasta había sido su jefe de Compañía cuando todos ellos comenzaron en el primer año en la Escuela Superior de Pesca. Algunos sentían algún rechazo hacia mi porque quizás les había amonestado en el pasado, pero con la mayoría me llevaba del todo bien,..
el primer novio no se olvida
IMAGEN: Ron Hicks
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