a La tabla le ha salido, El tabloncillo
pOR aRMANDO DE aRMAS
Parece que a La tabla le ha salido, jjjjjj, El tabloncillo, la Seguridad suplanta, no elimina- siempre que no sea estrictamente necesario- sino que suplanta, así cada autor auténticamente anticastrista o, más exactamente, auténticamente anticomunista, es suplantado por uno o más. En mi caso ya he detectado como a tres, autores que escriban o digan lo mismo que uno ha escrito o dicho desde hace más de 30 años, pero lo hará de manera aguada, sesgada, y a esos es a los que los medios amaestrados darán bola, sobre todo los medios amaestrados creados para supuestamente promover la libertad de expresión dentro Cuba, que así es la cosa,
Es saludable que retome estos fragmentos de La tabla:
"la Gata viene de familia pudiente, de la sacarocracia criolla, no, no precisamente criolla, porque su tatarabuelo, o algo de eso, era hijo de Edwin F. Atkins, fundador del central Trinidad en el Valle de San Luis, pionero de la inversión de capitales norteamericanos en la isla, y de una muchacha de buena familia del valle trinitario, creo que los Iznaga, poseedora de uno o varios ingenios que absorbió el central fundado por Atkins en el proceso de concentración y centralización de la producción azucarera de la región, una historia que milagrosamente la Gata sabe muy bien y que la enorgullece y la hace decir que ella es yuma y que un día va a encontrar el derrotero de los tesoros que Atkins dejó enterrados en Cuba, pero lo que ella no sabe es que Atkins no era un pirata, al menos no al estilo de Francisco Naou el Olonés, sino algo mucho más refinado, propio de una época en que ya existían los grandes monopolios y consorcios bancarios, pero yo dejo a la Gata con su fantasía según la cual un día su antepasado salió hacia las márgenes del río Arimao con tres mulos cargados en barras de oro y dos esclavos para que cavasen en determinado lugar de la rivera norte del río un hueco para enterrar el tesoro y que una vez terminada la labor de cavar, Atkins les disparó un tiro de pistola en la nuca a cada uno de los negros; pistola que ella se la imagina de chispa y larga como una carabina y de cabo barrocamente trabajado como en las películas de Flynn; con lo que de paso la Gata argumenta que su pariente fue un precursor del método de matar que después emplearon, y reglamentaron, los que se proclamaron constructores del verdadero, y único, paraíso comunista en Cambodia, y otros lugares; que cayeron de bruces sobre los picos y dentro del hueco, hecho lo cual Atkins sepultó a los infelices negros junto con las barras de oro, y que desde entonces las almas en pena de los dos esclavos custodian el lugar para que únicamente bajo el requisito de que vayan tres sujetos y uno de ellos mate a los dos restantes pueda ser extraído el tesoro, que ya ha sido dado en sueños a muchas personas, pero que éstas siempre se asustan por la condición de tener que matar a dos semejantes; a veces me pregunto qué diría Atkins de las fantasías de su pariente y sobre todo qué diría si la viera rompiendo una tortilla; degenerada, degenerada en un país que corrompe las costumbres por un clima que incita y tienta constantemente al pecado de la carne, y a la lujuria en general; la familia de la Gata viene a Cienfuegos cuando queda claro que Trinidad se ha convertido en una ciudad detenida en el tiempo e invierten en el comercio de telas en la afrancesada urbe junto a la bahía de Jagua, negocio nada aristocrático pero de dividendos envidiables por el resto de la familia que permanecía en Trinidad aferrada al porte señorial, a las siestas del mediodía entre quejumbrosas tojosas y a una dignidad feudal-paternalista que exhibían sobre colonos, esclavos y la plebe de la añeja ciudad; los dividendos eran tan exitosos que la Gata asegura tuvo una bisabuela que gustaba pasear desnuda y con el rostro cubierto por un antifaz negro montada en coche tirado por cuatro caballos enjaezados de oro y plata por la zona de tolerancia de la calle Casales y que, además, había adquirido la muy poco edificante costumbre de mantener a cuatro chulos con el consentimiento del bisabuelo, un hombretón de mirada lánguida y amanerados ademanes"...
Ha llegado la petulancia al extremo que ya hay una poeta que también nació en una laguna, como un poema mío de principios del 2000, solo que mi poema fue silenciado y a este le dan bombo en la cochinera de prensa que tienen a su servicio, y si criticas algo pues lo aplican como su programa, es lo que hay, gracias por tu Tabla.
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