Poemas de Maria Eugenia Caseiro

BREVE SELECCIÓN POÉTICA DE LA POETA CUBANA MARÍA EUGENIA CASEIRO.
Invocación
A Bel
Padre Abraham, ten misericordia, 
envía Lázaros con vagones de soles rubicundos,
tufo de casa vieja y un poco de vértigo en los ojos,
tan cerca, como dar de comer a los caballos.
Envía voces con démones blancos que aniquilen el óxido
con la misma inocencia
que el ladrón colgado de la cruz gime y se retuerce.

Padre, si por tus ojos llueve sequedad,
lluvia de cascos a escarapelar el corazón,
envía el obituario en el veneno
aunque en tus dedos florezcan los antídotos.

Padre, escapa a la mediocridad.
Si tu crepusculario está lejos del canto universal
de la espada en la sierra abrasándonos los ojos
y hasta del ánimo de cantarle a la existencia,
fuera de del búnker de tus labios, envíanos
esa fobia que abre en ostracismos tu mano
geográfica y perfecta como tu propia ausencia.

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Sobre nosotros su reino
A mi Padre
Era como el pan su sombra viva
posándose a la caída de la tarde,
era como la tarde misma,
cáliz fulgurante de violetas
que aguardan en secreto la llegada de la noche
sobre un mantel de espectros dorados que se oblicuan.
Detrás de las persianas por donde cala el canto
beatífico del tiempo que remite al origen,
era vastedad la sombra limpia
como limpia en su verdad era la luz
y limpios eran aquellos tornasoles de la nona.
Era su sombra de retazos de parques y de plazas.
Rea la Ojiva Madre de una catedral sin tiempo...,
era el yacimiento de la perpetuidad con puertas que reposan
cuando la voz del viento se asoma a sus postigos
con retintín sagrado de letanía de vísperas.
Era su quietud de sombra un addimú
saliendo de la carne genuina del crepúsculo
dorándose al oblongo conteo de las horas
para posar su hechizo en el índigo del mundo
como un arca encantada que atesora el silencio.

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Secretos de Harlem
Partiré a Harlem esta noche
a encontrarme de frente con sus gatos 
y a golpe de pupila pasearé los tejados 
viscosos sumergidos en el sueño.
Partiré a Harlem esta noche
a quitarle de un salto la cuchara
al rey de los canallas 
que deja cocodrilos tuertos
y golpea el trasero de los monos
con la misma cuchara.
Con la misma cuchara suspendida
entre su puño abyecto y la lira de Homero
voy a romperle el bies de la sonrisa 
y voy a maldecirlo para siempre
como maldigo el pulso indolente del muñeco
que se orina en las calles y entre sombras
escapa a esa canción de nadie 
que recuerda la nada
de los que nada esperan.
Tu Harlem es mi Harlem
con gatos jabonosos
hambre trasegadora de callejón y esquina.
Partiré a mi Harlem esta noche
en un sueño andariego.

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Ese eterno devenir bailable y pracatá
Bailarás la música azarosa que no cesa
y está en el pensamiento.
Llevas zapatos viejos,
los mejores zapatos
que han calzado tus pies.
Ese eterno devenir bailable y pracatá
bailable con el alma
bailable con las piernas
con los dedos pulsando las teclas del espasmo.
Bailar el balbuceo de las torceduras
que van a los pulmones,
bailar la resonancia del escalofrío,
bailar el estornudo y la cojera
bailar la sinfonía de la desobediencia
la música en la cuenca del ojo del cadáver,
bailar bailar bailemos
la obertura del semen en su desprendimiento.
Bailarás para siempre,
yo te nombro
caballero del baile de las vueltas
perpetuas del reloj.
Bailarás la música azarosa que no cesa
y está en el pensamiento.

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Vueltas
Guiará la espera en cerrado movimiento
la rueda de la suerte en que la vida pasa.
Auscultará sus signos de exordio inacabable
aquel tiempo que exhume la cantata más sorda
cuando el retraso duela con un dolor de riesgo
sincrónico de lóbrego viraje impostergable.
Sosteniendo el bramido como hacen las orquestas
cuando una vara inmóvil se obstina en las alturas,
arrancará el acorde a su amígdala grave;
y crujirá en el eje - cansona e inconforme -
su garganta sin suerte tragándose las vueltas.

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Contextualizando el éter
"...en un danzón que exterminó
la vida real"
José Luis Santos

Así una tarde
-digo tarde
por la obtusa manía de apartar
tal vez un lapso del éter
(el que Einstein no incluía en el espacio)-
el amor que tampoco pertenece a él
ni al tiempo real
probó a restarle al verso potestades de cuchillo.
Yo insistía en mantener el paso del danzón
un cuerpo a cuerpo entre los brazos de la música
dotada del sentido de lo efímero
de la caducidad...
Acaso indiferente
al temor en que siempre se esconden las razones
consumía una ración de tiempo
preciosa al instintivo paladar
echando a un lado de la oscuridad los ojos
las frías catacumbas del recuerdo
-la médula hiperbólica de la emoción
buscando el cielo
como todo un paradigma entre las aves-
pero la flecha de la realidad
partió la música en relámpagos.

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Con mi sartén en brazos
Hay un hueco en la noche por donde parte todo:
las llaves, las tijeras, la horqueta, el tenedor,
lo perdido, lo entero, los pedazos…

Hay palabras tan viejas como esa vieja sombra
que vaga eternamente sin rumbo en los espacios,
las flores ya tan secas que pastan en los libros
mugen la tradición con celo innecesario.

Hay un hueco en la noche de trama irreversible
que redacta los sueños y nos corta los pasos. 
Y ese hueco tan hondo que se traga la vida
con sus vidas pasadas y cada antecedente,
se cierra como el puño que enarbola un arado
cuando deja a los muertos sobre el campo, inclemente.

Y yo miro en silencio como se acaba el mundo
sin que sirva de norte su divina comedia
porque el hueco es tan grande que no cabe en los ojos
y se lleva la carne de mi carne a su foso…

No hay bien que nos sustente sino el de las cazuelas,
sino el de las cucharas, que hacen crujir el diente…
Y yo que ya no encuentro ni llaves, ni cucharas, ni tijeras, ni flores 
que mujan su raigambre posadas en mis libros
cual muertos sobre el campo de palabras tan viejas,
desafío el abismo en el hueco de la noche 
con mi sartén en brazos.

Maria Eugenia Caseiro. Poeta y narradora. La Habana, Cuba, 1954. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas del Caribe, Unión Hispanoamericana de Escritores, Asociación Caribeña de de Estudios del Caribe. Miembro Correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba-USA, Miembro Colaborador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Colabora con la Asociación Canadiense de Hispanistas. Integra la Muestra Permanente de Poesía Siglo XXI de la Asociación Prometeo. Es editora de la revista en papel Ekatombe, del
Proyecto Ego de Kaska y La Peregrina Magazín. Ha publicado, “No soy yo”, “Nueve cuentos para recrear el café”, “ESCAPARATE, el caos ordenado del poeta”, “Arreciados por el éxodo”, “A Contraluz”, Antecedente y Morfología de la Fobia”. Ha oficiado como jurado en certámenes de poesía y narrativa. Su obra ha sido traducidos a diversas lenguas que incluyen euskera, japonés, y árabe. Ha recibido honrosos reconocimientos en países latinoamericanos, así como en Europa y el Oriente Medio.

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